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Con el 43,94% de los votos, y a pesar de haber superado por 18 puntos al candidato del Partido Nacional (“Blanco”), el Frente Amplio sufrió una derrota.
Quedó lejos del 48% que vaticinaban las encuestas y lo colocaban a un paso de ganar en primera vuelta. En cambio, la suma de los votos obtenidos por los partidos que integran la actual coalición de derecha habilitan a proyectar su victoria en el balotaje del próximo 24 de noviembre. Ya ocurrió en 2019, cuando el FA, incluso ganador por amplio margen en la primera vuelta, fue luego vencido por la derecha coaligada.
Por primera vez desde 1996, el partido de gobierno no contará con mayoría propia en las dos cámaras legislativas. En el Senado, integrado por 30 bancas, el FA ocupará 16 escaños, mientras que la coalición Blanco-Colorado tendrá 14. En la Cámara de Diputados, en cambio, el FA ocupará 48 bancas sobre 99. Los blancos -29 escaños-, colorados -17-, Cabildo Abierto -2 diputados- y el Partido Independiente -una banca-, todos integrantes de la coalición oficialista, suman 49 diputados de mantenerse unidos. El fiel de la balanza serán los dos diputados de “Identidad Soberana”, el partido encabezado por Gustavo Salle, abogado, calificado como ´activista´ antisistema, aficionado a las teorías conspirativas, que logró 62 mil votos.
A pesar de que la campaña fue descripta insistentemente como apática, la participación se mantuvo alta, alcanzando alrededor del 89% del padrón. El plebiscito por la seguridad previsional, a pesar del millón de votos favorable a retrotraer la edad de retiro a los 60 años, igualar la jubilación mínima con el salario mínimo y eliminar las AFAP, las administradoras de fondos de pensión privadas, fue derrotado. Para imponerse, el Sí debía reunir la mitad más uno de los votos válidos emitidos -no había boleta por el No- y alcanzó ´apenas´ el 39,1%. También se votó ´en contra´ de habilitar los allanamientos nocturnos, propuesta que recogió el 38,7% de los votos afirmativos. Ambos plebiscitos eran vinculantes y de rango constitucional. En el primer caso, fue motorizado por la central obrera uruguaya, el PIT-CNT, que reunió 420 mil firmas para lograr que se llevara a cabo, muchas más que las requeridas. Las AFAP administran unos 25 mil millones de dólares, un ´mercado de capitales´ que se nutre del aporte jubilatorio de los laburantes y les devuelve migajas. En el segundo caso, el plebiscito por los allanamientos nocturnos, era promovido directamente por el gobierno, invocando la persecución del narcomenudeo, en un país que se ha convertido en una plaza fuerte para el lavado de dinero.
El plebiscito previsional implicaba revertir cambios aprobados por el Parlamento durante el gobierno de Lacalle Pou. Aunque, en su momento, los legisladores del FA votaron en contra, boicotearon el plebiscito, incluso el ‘Pepe’ Mujica llamó a rechazar el Sí. El plebiscito por las jubilaciones concentró la mayor atención de la elección. Fue torpedeado fronteras adentro y afuera. El JP Morgan y la consultora Moody´s fueron lapidarios. Formalmente, la dirección frenteamplista dio “libertad de acción” pero su candidato, Yamandú Orsi, apuró el anuncio de que designaría como ministro de Economía a Gabriel Oddone, un ´socialista´ del Banco Mundial que suscribió junto a un centenar de economistas vinculados al FA un pronunciamiento público contra un nuevo cambio favorable a los trabajadores del régimen jubilatorio. La ‘izquierda’ del FA llamó a votar por el Si y por el candidato del FA partidario del No, y dispuesto a pelear contra su vigencia si era aprobado
En la campaña a favor de la jubilación privada se destacó el expresidente y padrino político del candidato del FA, José “Pepe” Mujica, quien vaticinó nada menos que “el caos” en caso de que se impusiera el Sí. Volcó todas las energías que le restan a favor de los fondos de pensión; no ha querido irse a “allí de donde nadie vuelve” -sus propias palabras- apoyando una reivindicación obrera, preocupado, seguramente, por el futuro del capitalismo en agonía. Al momento de votar, Mujica advirtió que estos podrían ser los últimos comicios de los que participe, debido a su edad y problemas de salud. El exguerrillero tupamaro ha preferido ofrecer su último servicio al capital financiero, no a la ´utopía revolucionaria´, como se definen quienes han abandonado el socialismo. A 540 dólares, actualmente las AFAP pagan un tercio o menos del salario mínimo (Clarín, 28/10).