El asesinato de Pillín Bracamonte

Escribe Juan Ferro

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Hace exactamente 14 años escribimos un articulo sobre el asesinato de un jefe histórico de la banda de Newell´s llamado el “Pimpi” Caminos, donde señalamos la enorme descomposición social de los barras, mientras el narcotráfico comenzaba a dominar el escenario de las canchas.

El narcotráfico, en Rosario, asumió desde entonces el control de las barras y los litigios los resuelve con los métodos de la mafia. Los últimos ocho jefes de Newell´s están presos o muertos y todas esas muertes tuvieron que ver con el negocio de la droga.

La cancha es esencial para los narcotraficantes. Abre un inmenso mercado para la droga. La cancha es una suerte de tierra liberada. El ingreso de estupefacientes en las canchas sortea fácilmente las requisas pues ya está en los estadios, a veces mucho antes de cada partido. La tribuna es una zona liberada para el consumo y el reparto.

El narcotráfico recluta soldados de estas barras. Empieza arreglando con varios “jefes” hasta que intervienen directamente en todo. Las internas de las barras (delaciones, disputas y muerte) constituyen un mal negocio. Para el narcotráfico, tiene que haber una sola dirección de las operaciones. Esa dirección, hasta hace muy poco, era dirigida por la temible banda de “Los Monos”. Ahora comienza un desmadre.

La muerte de “Pillín” Bracamonte -un jefe “protector” de la hinchada del estilo del Pimpi Caminos- ilustra, 14 años después, la dimensión que han tomado los negocios del narcotráfico.

“Pillín”, después de 30 años de connivencia con la policía rosarina y con los dirigentes de Central, fue mucho más allá de los tradicionales negocios de reventa de entradas, estacionamientos, y las comisiones en la venta de jugadores. Se “transformó” en un empresario con lazos con la burocracia sindical. Su ladero, “El Rana” Artaro, era delegado de UPCN. Pillín se alió con Carlos Vergara, el secretario seccional de la UOCRA de Rosario -un mafioso eterno- y armó con él una empresa de baños químicos y venta de viandas para todas las obras de la ciudad de Rosario que, bajo apriete, debían contratar los servicios de la “empresa” de Pillín.

La empresa, además de proporcionarle enormes ganancias, fue un resorte fundamental en el lavado de los negocios sucios de las canchas y de lo que él recibía de los narcotraficantes para ordenar “la tropa” de Central.

El motivo fundamental del asesinato de Bracamonte es que se ha quebrado el dominio único de “los Monos” sobre la barra de Central, lo que anticipa una reproducción del mismo fenómeno en Newell´s. Ha crecido otro grupo narco que disputa a “los Monos” una parte del territorio de la zona noroeste de Rosario y necesita dominar el escenario de la barra brava de Central para la distribución y el reclutamiento de la venta de drogas.

Hace tiempo Bracamonte estaba siendo investigado por lavado de dinero. Citado por la Justicia, rápidamente salió de una cortísima detención, que fue vista como resultado de un “buchoneo”. Desde entonces, Bracamonte tenía los días contados. Intentaron matarlo y salvó la vida de milagro, y en reportajes a la prensa él mismo indicaba que lo podían liquidar y que si eso ocurría “Rosario se incendiaba”, algo que todavía no ocurrió.

La parodia de Bullrich de que habrá una intervencion “especial” de las fuerzas de seguridad después del asesinato, oculta que éste fue posible porque había zona liberada. Se había cortado la luz y no llegaron nunca las ambulancias, lo que habla de una complicidad de estos “salvadores“de la seguridad en la ciudad.

En Rosario hay mucha policía y gendarmería en las calles pero pocos investigadores del camino “blanco” del narcotráfico. No existen controles de los puertos privados, por donde entra y sale la droga de la ciudad –y no van a ser los liberticidas o quienes posan de opositores los que terminen con los negocios, siempre sucios, del capitalismo.

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El homicidio de “Pillín” Bracamonte: la “Operativo Bandera” de Pullaro y Bullrich convertida en “zona liberada” Por Mauri Colón, 13/11/2024.

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