Continúa la lucha salarial en el Hospital Garrahan

Escribe Valentina Viglieca

Tiempo de lectura: 4 minutos

Los trabajadores del Hospital Garrahan llevan meses organizándose para arrancarle al gobierno nacional y de la Ciudad un aumento de salario igual al costo de la canasta familiar, insumos de calidad para la atención en el nosocomio y evitar que sigan aumentando las renuncias de profesionales por los bajos salarios. El plan de lucha arrancó con asambleas y abrazos al Hospital y fue sumando sectores, en la actualidad el movimiento está conformado por ATE, la asociación de profesionales y por los autoconvocados.

En las últimas asambleas los y las trabajadoras convocaron a sectores a sumarse a las acciones, convocaron artistas para un festival que se realizó en las puertas del Hospital y colaboró con garantizar el paro del 8 de noviembre. El Buffet juntó recursos para el fondo de lucha con el objetivo de no permitir a los gobiernos quebrar la voluntad de lucha con los descuentos y el fin de semana hicieron una vuelta por el Monumental visibilizando el reclamo ante los hinchas.

Un bono no logró acallar el reclamo de fondo

A principios de octubre los trabajadores arrancaron un bono de única vez de 500 mil pesos, para algunos de los salarios el montó equivalió al 80 % del salario. El Consejo de Administración del hospital que había resuelto el pago del bono, para tratar de descomprimir la seguidilla de paros, fue despedido por contradecir el techo paritario fijado para los estatales del 2 %. El gobierno Nacional no se animó a retirar el pago del bono, a través de un comunicado los trabajadores habían anunciado que si no estaba depositado a la mañana siguiente volverían al paro. El bono estuvo.

El reclamo salarial está muy lejos de solucionarse con bonos de única vez. Los trabajadores del Garrahan atienden casos de niños y niñas de todo el país, y son salvadores de vida seriales. Para su trabajo necesitan estar actualizados en continua formación y garantizar –como en todo el sistema de salud- extensas jornadas de trabajo. El pago del bono en medio de la creciente devaluación de los salarios y los despidos fue nafta para el plan de lucha.

El ataque al sistema público de salud y la destrucción de las condiciones laborales son propicias para la fuga de cerebros, renuncias masivas. La amenaza de cierre de Centros de Salud como el Hospital Bonaparte y los despidos en el Estado son el plafón desde el que los sindicatos agitan el “no hacer olas” para evitar quedar en las listas de despidos. La voluntad de lucha de los y las trabajadoras del hospital de Niños Pedro Garrahan muestran que la burocracia, por acción o por omisión están en el camino del ajuste y la flexibilización en el Estado y, por ende, en el conjunto de los lugares de trabajo.

Condiciones de trabajo

Parte de las denuncias que realizan los trabajadores es que llegan menos insumos, y en algunos casos los que llegan son de peor calidad. De los 4800 que realizan tareas en el hospital hay médicos especializados con salarios que no llegan al costo de la canasta familiar marcada por el Indec en un millón y medio. La misma cifra que según la Dirección General de Estadística y Censo del gobierno porteño necesitó una familia tipo en la ciudad de Buenos Aires para no ser pobre en el mes de septiembre.

Para atacar las acciones de los trabajadores el Consejo de Administración (CdA) y el Ministerio de Salud llevan adelante una campaña acerca del abandono de las personas que significa el paro. Apuntan a la esencialidad del servicio y no a solucionar las condiciones de vida de quienes realizan las tareas fundamentales que parecieran importarles. En las últimas semanas el ataque al derecho a huelga se vio no sólo en el caso de salud, también en la lucha de los aeronáuticos y de los estatales.

El mismo día que los y las trabajadoras realizaban un festival en apoyo a su lucha por la que pasaron decenas de músicos y artistas el CdA presentaba el plan de trabajo ante el Ministerio de Salud.

Según una comunicación oficial se pretende “mejorar y aumentar la facturación, ofreciendo al mercado módulos para facturación de prácticas de alta complejidad que se realizan en el hospital”, esto ya sucede en otros organismos públicos dónde se privilegia la privatización de espacios antes que el fomento público de esos espacios. Con la gravedad notoria de que esas prácticas de alta complejidad que se buscará brindar a privados no se brindarán a niños y niñas con problemas de salud. El mismo comunicado agrega: “no incorporar nuevos cargos y que continúa el proceso de adecuación para establecer una estructura óptima de la organización, donde haya funciones claras y sin superposiciones de puestos” (https://www.garrahan.gov.ar/prensa/08-11-2024-consejomsal) lo que puede traducirse en no cubrir los cargos liberados por renuncias y redoblar las tareas para los compañeros que no tienen posibilidad de migrar hacia otros trabajos, o sea flexibilización.

Un plan de lucha que no para de crecer

En las últimas asambleas los y las trabajadoras volvieron a votar un paro con movilización. En esta oportunidad será el 21 de noviembre una marcha desde el Congreso de la nación a la Legislatura porteña convocando a todo el sector de trabajadores de la salud y la más amplia solidaridad. La movilización fue resuelta para el día de Enfermería, sector que viene peleando hace años por el reconocimiento de sus tareas en todo el sector de la salud.

Para el viernes 22 a las 19 horas resolvieron una marcha de antorchas por el centro porteño, en Corrientes y Callao con el fin de visibilizar y sumar solidaridad entre los ciudadanos. Es necesario que atendamos la voluntad de lucha inquebrantable de los trabajadores del Garrahan porque, ganen o no, marcan un camino de acción para el conjunto de los asalariados frente a los tarifazos, la destrucción del salario y de las condiciones de vida de las mayorías. Ante la negativa de la conducción sindical de convocar paros “porque los trabajadores tienen miedo a los despidos” el Hospital Garrahan está haciendo escuela en que la unidad sin distinción de afiliación ni de tareas puede romper el corset de las burocracias.

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