Escribe Charly Petrillo – Jubilados Clasistas
Pretenden convertir a la jubilación en una pensión universal a la vejez
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Un aumento miserable de $32 diarios (valor de medio sachet de leche) en los haberes jubilatorios no es solo una burla, no es solo un robo más: forma parte de un plan estratégico. Las reformas previsionales que pretenden convertir a la jubilación en una pensión universal a la vejez en lugar de un salario diferido son una prenda de cambio en la reestructuración de la deuda usuraria con el FMI y los bonistas.
En primer lugar, nuestro haber mínimo es de indigencia, $ 16864 a partir de junio. Hoy son 200 dólares (valor oficial) o 100 dólares (blue). Los aumentos discrecionales se hacen por decreto. Es decir, son medidas anticonstitucionales. En la batalla legal, los jubilados se mueren en los pasillos de tribunales sin resolución alguna de sus reclamos. Hoy, la canasta calculada por la Defensoría de la Tercera Edad es de $45000, un haber de pobreza (un alquiler más impuestos o expensas rondan los $20000). Nuestro haber debe ser el 82% móvil de la canasta familiar que hoy ronda para una familia tipo los $90000.
En segundo lugar, con el dinero del Fondo de Garantías de Sustentabilidad de la Anses se pagan subsidios a precarizados y desocupados, cuando corresponde a las patronales pagarlo. Se paga la mitad de los salarios de los trabajadores de aquellas empresas que dicen estar en crisis, pero que no se las investiga. Se exime a los patrones del aporte al sistema previsional. En los últimos años, millones de dólares se han esfumado de este fondo.
El valor del FGS es, por otra parte ficticio, porque las acciones y títulos de deuda pública que tiene en su cartera no están contabilizados a valor de mercado, que está muy abajo del valor original de compra con el cual sigue figurando en sus libros. El Fondo ha sido saqueado por decenas de miles de millones de dólares.
En tercer lugar, la atención del PAMI es absolutamente deficitaria. Muchos médicos de cabecera no atienden. Los trámites son absolutamente engorrosos. Escasea la vacuna del neumococo. Cualquier tipo de atención de salud de los adultos mayores que no esté relacionada con el covid-19 es postergada.
En cuarto lugar, somos la primera víctima de la pandemia, masacrados en los miles de geriátricos oficiales y truchos donde el control y asistencia del gobierno no existe. Llegan a la puerta de los lugares cuando ya el virus hizo desastres. La estadística subvaluada dice que la mitad de los fallecidos en el mundo por el covid-19 son adultos mayores.
Debemos organizarnos y luchar junto al movimiento obrero y a las organizaciones de desocupados por protocolos que defiendan la salud de la población.
Formemos coordinadoras en cada barrio en cada localidad junto a los trabajadores, a los desocupados, a la juventud estudiantil y barrial por la defensa de nuestras vidas.
Por un bono jubilatorio de emergencia de $20000 a jubilados, pensionados y rentas vitalicias.
Por eximición de impuestos y provisión de elementos para luchar contra el virus (alcohol, lavandina, barbijos) a los jubilados que cobren por debajo de la línea de pobreza.
Por prestaciones y medicamentos al 100%. Atención de todas las afecciones de salud además del covid-19.
Por la restitución de los aportes patronales.
Por un Pami y Anses dirigido por afiliados y trabajadores.
Por un haber mínimo igual al 82% de la canasta familiar.
No al pago de la deuda externa.