Escribe Emiliano Fabris
Preparan una marcha en apoyo a Kicillof.
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Los dirigentes de las dos fracciones de la CTA anunciaron un “proceso de unificación” de la Central. Fundada en 1994, luego partida en dos y hasta tres pedazos desde 2010 por distintos intereses de aparato, incluso con brutales denuncias cruzadas de fraudes electorales, hoy presenta una rama liderada por Hugo Yasky-Roberto Baradel y otra por Hugo Godoy-Oscar De Isasi. La primera concentra principalmente a los sindicatos Suteba y Judiciales mientras que la segunda a ATE y Conadu H.
La unidad anunciada tendría como base una oposición al gobierno de Milei que por el momento no se ha traducido en alguna convocatoria de lucha, cuando los estatales soportan miles de despidos y una severa confiscación salarial. Está en marcha además una reaccionaria reforma laboral. En concreto, y ante esta declaración de guerra, las CTA “unidas” anunciaron la presentación de dos cartas; una exigiendo a la Secretaria de Trabajo la convocatoria al Consejo del Salario y la otra a la Corte Suprema solicitando que trate la inconstitucionalidad del Decreto 70/23. Para algo tan insignificante bastaba un breve intercambio por whatsapp. La “unificación” por el momento es pura espuma.
Lo que se viene anunciado es la convocatoria a “una gran movilizacion” (no habrá paro) para “ponerle freno a las politicas de Milei” con fecha prevista para la “primera quincena de diciembre”. Evidentemente, los dirigentes de la CTA viven otra realidad social y por eso se sienten conformes con estas fórmulas y actividades rutinarias. Esta movilizacion también fue mencionada al pasar por Baradel en el reciente “congreso” provincial de Suteba, sin que se pusiera a votación acción alguna al respecto.
Lo fundamental es que esta marcha está siendo cocinada con Axel Kicillof y los barones del conurbano. Es decir, con sectores patronales, no con los trabajadores. En vez de plenarios donde se convoque a delegados electos a participar, las CTA se han reunido con el gobernador Kicillof y su ministro de trabajo Walter Correa. Luego, realizaron una reunión con la Federación Argentina de Municipios (FAM) donde estuvieron los intendentes Fernando Espinoza (La Matanza), Mario Secco (Ensenada), Mariano Cascallares (Almirante Brown), Andrés Watson (Florencio Varela), Fabián Cagliardi (Berisso), Gaston Granados (Ezeiza), Gabriel Katopodis (Ministro de Infraestructura y Servicios Públicos de la provincia de Buenos Aires) y Julio Pereyra (ex intendente de Florencio Varela). Baradel y De Isasi fueron a Bahía Blanca e ignoraron por completo al Suteba local, armando un acto en compañía de una funcionaria de Kicillof. Todo esto revela un armado por arriba, burocrático y subordinado a intereses enquistados en el Estado y de las patronales.
Las CTA informan que en estas reuniones se habló de “ponerle freno a las políticas de saqueo y ajuste del gobierno nacional”. No será con una marcha aislada, sin paro, y mucho menos de la mano de quienes le garantizan “institucionalidad” y “gobernabilidad” a Milei todos los días, aplicando tarifazos en los servicios e imponiendo recortes salariales y presupuestarios. Y descontando haberes a las maestras que paran y movilizan. Esta “unificación” y marcha en cuestión presenta desde el vamos un claro carácter propatronal para entronizar políticamente a Kicillof a quien no se le reclama por nada, dejando completamente de lado todas las reivindicaciones salariales y laborales de los trabajadores estatales de la provincia. Las CTA quieren ir más a fondo y “unificarse” con la CGT, poniendo fin total al propósito inicial de un “nuevo modelo sindical”, allá por el 1994. En la era de la guerra declarada a la clase obrera, lo que se debe poner en pie es una direccion clasista y revolucionaria en los sindicatos.
Impulsemos y convoquemos plenarios de delegados de base con mandato para votar un plan de lucha y la huelga general.