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En su discurso, el Presidente Javier Milei en el Congreso anunció que estábamos en el inicio de una reactivación. La realidad parece haber salido a desmentirlo: en los pocos días que pasaron, Avon cerró sus puertas dejando a 300 trabajadores despedidos; Cargill despidió en 48 horas a 600 trabajadores; hubo despidos masivos en Linde Praxair; Aceros Zapla se encuentra con el total del personal suspendido; en lo que va del año, el 60% de las empresas textiles redujeron personal y lo mismo ocurre en las automotrices.
Una de las industrias más afectadas es la metalúrgica, con suspensiones y reducción de personal en todas sus ramas. Recientemente se ha sumado a la crisis Domec, que fabrica cocinas, hornos y anafes. La empresa impuso suspensiones de un día por semana hasta el 3 de enero. La medida fue anunciada a los trabajadores en común con la UOM.
Domec tiene dos plantas industriales, una en la localidad de Bernal, provincia de Buenos Aires, y la otra en la provincia de San Luis. Ambas plantas tienen una capacidad de producción de 15.000 artefactos mensuales. En noviembre, la empresa anunció una fuerte caída de ventas y la contabilización de grandes pérdidas acumuladas por $286 millones en los primeros diez meses del año. En 2023, en cambio, la empresa contabilizó una ganancia de $272 millones.
La caída del consumo de electrodomésticos desmiente por si misma la supuesta reactivación de la que se vanagloria Milei. El presidente de Domec explicó “que la evolución comparativa en unidades refleja un pequeño rebote de la caída sufrida en años anteriores, aunque sin alcanzar aún los volúmenes deseados” (Infogremiales, 14/12).
Las suspensiones fueron acordadas por la UOM de Abel Furlán, que no ha opuesto resistencia alguna a los despidos, retiros voluntarios y suspensiones masivas que atraviesan a todo el gremio metalúrgico. Aunque no se dió a conocer el acta, se supone que los trabajadores percibirán por los días suspendidos un porcentaje decreciente del salario. El convenio de la UOM “habilita la suspensión de los trabajadores que no sean convocados a prestar servicios, abonándoles una prestación dineraria equivalente al 70% del salario bruto habitual como asignación no remunerativa, sin aportes y contribuciones al sistema de seguridad social a excepción de la contribución del 6% de la obra social”.
La posición política de la UOM -y del kirchnerismo sindical- frente a los despidos y las suspensiones es presentar a las patronales como “víctimas” de la orientación económica oficial. Pero estas mismas patronales apoyaron el golpe de estado económico del gobierno contra los trabajadores, desde la devaluación de diciembre de 2023. Las patronales han visto valorizarse sus activos en más de un 100% en el último año, por lo que bien pueden sobrellevar una baja en las ventas.
Furlán busca arrastrar a los trabajadores a un frente único con una burguesía nacional que es la misma que lleva adelante las suspensiones, los despidos y el ajuste.