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El lanzamiento en la Ciudad del Programa Detectar, que articulan el gobierno nacional y el porteño, se convirtió rápidamente en un factor de agudización de las contradicciones de la crisis sanitaria en las villas de la Capital. El programa no tiene altas pretensiones: se trata de realizar testeos sólo a aquellos que presentan síntomas, a partir de un relevamiento de las organizaciones sociales.
A pesar de sus limitados objetivos, en la villa 21-24 éstos no se ha cumplido: no sólo no están testeando a todos los sintomáticos, tampoco obtienen los resultados dentro de las 8 y 12 horas prometidas. Los sospechosos de contagios no se derivan a hoteles. Los encargados del Detectar se han transformado en un agente activo en la propagación del virus.
Los hisopados se tomarían en las dependencias del CEMAR, el centro de emergencias de la villa, para luego ser enviados a los laboratorios del hospital Muñiz y al Malbrán; mientras se tuvieran los resultados, los sintomáticos serían llevados a la Casa de la Cultura (una dependencia del Gobierno de la Ciudad en el barrio) a la espera de una segunda derivación a un hospital u hotel conforme a los resultados del hisopado.
Pero el programa entró en crisis el primer día de implementación. Los vecinos que habían sido llevados a la Casa de la Cultura durante la mañana continuaban ahí aún a las nueve de la noche. Vecinas con sus bebés en brazos denunciaron que, tras ser informadas del test había dado resultado positivo, continuaron a la espera de su derivación en el mismo sector donde se encontraban pacientes aún sin sus resultados. Por su parte, quiénes aún no tenían sus resultados, pero presentaban síntomas agravados, tampoco fueron derivados en su totalidad a los hospitales, pues no llegaba la confirmación de camas disponibles. El primer hospital que dejó de recibir derivaciones fue el Hospital Penna a las 16 horas.
Para quienes sí fueron derivados, la situación no fue mejor. Estuvieron arriba de los micros dando vuelta durante diez horas por los hospitales, sin que se encontraran listas las órdenes de recepción de pacientes. El martes, la situación de los vecinos derivados al hospital Ramos Mejía habría de explotar también; las madres con niños contagiados filmaron con sus celulares la situación de hacinamiento que vivían desde el día anterior en los pasillos del hospital, teniendo que dormir sentadas en sillas de plásticos, y usando los mismos baños, visiblemente inmundos, que el resto de los pacientes. Los videos se hicieron virales en las redes sociales.
También durante los dos primeros días se supo que la empresa constructora POSE había obligado a sus obreros y vecinos de la villa 31, a trabajar en una obra de la villa 21. Cinco de estos obreros estuvieron presentando síntomas de contagio la semana pasada y finalmente el lunes al medio día, se confirmaron como casos positivos. Frente a esto, el conjunto de las cuadrillas de la obra paralizó sus actividades y los trabajadores obligaron a la empresa a devolverlos a sus casas.
Estas circunstancias llevaron a distintas organizaciones del comité de crisis de la villa 21-24 a protestar durante la noche del martes a las afueras de la Casa de la Cultura. Las organizaciones que fueron entrevistadas por los medios durante la protesta, cercanas mayoritariamente al gobierno nacional, responsabilizaron principalmente al gobierno de la Larreta por las dimensiones que estaba tomando la crisis sanitaria.
Al finalizar la manifestación, las organizaciones presentes, incluidos nosotros, acordamos discutir la redacción de una declaración pública, convocar a una rueda de prensa para denunciar las condiciones de insalubridad a la que son sometidos los vecinos de los barrios y exigir una solución para evitar que se replique la situación de la villa 31. Sin embargo, al día siguiente de esta protesta, las demás organizaciones cancelaron la iniciativa planificada.
Por su parte, los funcionarios estatales de salud a cargo del Detectar en la villa comunicaron a las organizaciones que no darían a conocer el parte diario de casos confirmados para “no generar confusión con los datos del CEMAR y los retrasos que hay en el Ministerio de Salud”. El anuncio de estos funcionarios fue rechazado y han entregado finalmente el reporte de contagios que, para el jueves, ya sumaban 60 casos. En este reporte, sin embargo, no están contabilizadas todas las muestras tomadas en el CEMAR.
La mayoría de los resultados de los test del programa Detectar aún no han llegado. Frente a las condiciones de insalubridad que los gobiernos sostienen al interior de la villa 21, de los centros de salud y de los servicios de transporte, es de vida o muerte que las organizaciones y los vecinos de las villas de CABA llevemos adelante una lucha única, con independencia de los gobiernos, y en defensa de los intereses y la vida de los trabajadores del barrio.
Organicemos los reclamos de todos los barrios en una acción única en defensa de la vida y la salud de los trabajadores de la Ciudad.