Escriben Alejandro Barton y Agustina Martelli
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Mediante la Resolución 2025/10, y con la excusa de “economizar” recursos del Estado, el gobierno de Milei habilitó a la Secretaría de Innovación, Ciencia y Tecnología para evaluar y eliminar proyectos científicos que no se ajusten a las áreas priorizadas en el “plan estratégico de la ciencia 2024-25” o que no hayan ejecutado o rendido la totalidad de los fondos durante el año 2024.
¡Una farsa! La gestión mileísta tiene congelados los programas científicos desde el año pasado, que se encuentra “auditando”. El propio gobierno es el responsable de la interrupción de los programas y de las rendiciones, que luego utiliza como argumento para suprimirlos definitivamente. Luego del feroz ajuste de 2024, el gobierno intenta medir fuerzas y justificar la implementación de métodos discrecionales en el desarrollo de su política científica.
Si bien se desconoce el contenido explícito del “plan estratégico” anunciado por el gobierno, su escueta exposición por las redes sociales del ex MinCyT es suficiente para caracterizar su orientación estratégica: “innovación” para la digitalización y agilización de trámites burocráticos del Estado, “ciencia” para el desarrollo productivo, orientado hacia el sector privado y mercantilizado (vinculación público/privado, becas cofinanciadas, patentes) y “tecnología” aplicada a la agroindustria, biotecnología, salud, energía, minería y economía del conocimiento.
La orientación de una “ciencia para el desarrollo productivo”, como definición de la actividad científica, da cuenta de una política científica que desprecia la ciencia básica, ya sea enfocada en la naturaleza o en la sociedad. Esta “orientación práctica”, por otra parte, lejos de responder a las necesidades populares, tiene como norte los intereses capitalistas estratégicos en el gobierno de Milei: los capitales vinculados a la inserción de la Argentina en el contexto de la guerra mundial (léase la minería del litio y los acuerdos bilaterales con EE.UU.); la obtención de divisas para mantener la sustentabilidad de la deuda pública (agroindustria y nuevamente minería) y la “economía del conocimiento.” Respecto a esto último, fuera de todo principio de realidad, Milei pretende que la Argentina compita con EE.UU., la UE y China en tecnología de IA, mediante desregulaciones en las normas internacionales vigentes (chequeado.com, 11/08/24). Además, es un pilar en la economía de guerra mundial que se desarrolla.
Este programa desarrolla algunos puntos ya presentes en la política científica de los gobiernos anteriores (fundamentalmente lo relacionado con la agroindustria y minería) e inaugura otros como el desarrollo de IA; eso sí, de un gobierno internacionalmente alineado al imperialismo y al sionismo en el marco de una guerra mundial. Por último, una profundización de la penetración de estos intereses capitalistas en el sistema de CyT, como podemos observar en el eje “vinculación público/privado”, mediante las becas cofinanciadas y el desarrollo de patentes.
Para implementar su programa en CyT, el gobierno de Milei procede al vaciamiento del sistema científico-tecnológico nacional vigente. Las becas cofinanciadas que se presentan como elemento estratégico en el ítem “vinculación público/privado” suplirían su desfinanciamiento estatal al tiempo que profundizarían su vínculo con los intereses capitalistas mencionados.
El vaciamiento del sistema de CyT que el gobierno de Milei impulsó hasta ahora ha provocado una reducción en más de 1000 puestos de trabajo el año pasado, mientras continúa la fuga de cerebros de todas las áreas, incluidas las “estratégicas”. Ahora intenta implementar efectivamente el contenido de su política en CyT. Es en ese marco que debemos interpretar su embestida contra los proyectos que “no se ajustan a las áreas priorizadas en su plan estratégico”. Su método político para llevarlo a cabo es la política discrecional, propia de un régimen de excepción de un gobierno liberticida.
Desde el comienzo de su gestión, el gobierno ha tenido como blanco predilecto las ciencias sociales y humanas. Es que estas áreas son las que se centran en el estudio de la realidad social, su historia y desarrollo, y que habilitan una mirada crítica sobre los mismos. Asimismo, “ciencias duras” y “blandas” no son compartimentos estancos, sino que presentan cruces interdisciplinarios constantes. Un sistema científico sin la integridad de sus partes es una contradicción con la propia naturaleza de la ciencia.
La mira puesta en una serie de programas dedicados a la divulgación de la ciencia y la articulación con la sociedad civil, los sectores educativos y las organizaciones sociales, que informa el diario La Nación, no tiene otro fin que el de ensayar un régimen liberticida en CyT y de medir fuerzas sobre sus posibilidades. Uno de los programas eliminados es “Juventudes en Ciencia y Tecnología”, que buscaba fomentar la participación de jóvenes de entre 16 y 40 años en actividades científicas, mediante una ayuda económica a clubes de ciencia y proyectos de divulgación, que contaba con iniciativas en Salta, Chaco, La Pampa y Chubut. Otros programas en revisión son el llamado “Subsidios institucionales”, que contribuía con el sostenimiento de organismos no gubernamentales como archivos y bibliotecas, el programa de “Subsidios extraordinarios” para cubrir gastos imprevistos, que brindaba fondos, por ejemplo, a universidades nacionales, y los “Proyectos de Cultura científica”. El “ahorro” por la eliminación de estos programas representa una gota en el mar, mientras la Argentina enfrenta vencimientos de deuda que ascienden a 24.000 millones de dólares solo en 2025. Lo irrisorio del “ahorro” no puede interpretarse de otra forma que la de ensayar el alcance de una política liberticida en CyT en función de los intereses mencionados.
La medida anunciada por el gobierno liberticida ha recibido el repudio de amplios sectores gremiales vinculados a la ciencia y la educación. Es necesario reforzar la organización de los distintos lugares de trabajo del sistema de CyT para desarrollar una vigorosa lucha nacional que enfrente el desguace científico del país y los métodos reaccionarios de un gobierno liberticida que intentan llevarlo a cabo.