La reapertura de Dánica Lavallol: un fraude patronal con complicidades múltiples

Escribe Pablo Busch

Tiempo de lectura: 3 minutos

La verdad salió a la luz más rápido de lo esperado: el cierre de la planta de Dánica Lavallol fue un fraude antiobrero del Grupo Beltrán, que compró la marca en 2019. La supuesta “imposibilidad” de continuar con la producción de la margarina más famosa, anunciada el 27 de diciembre pasado, se reveló como una mentira a los 21 días de enero del año nuevo: la planta vuelve a reabrir, a partir de febrero, por 18 meses. El anuncio de reapertura fue defendido políticamente como una victoria por el Sindicato Aceitero (SOEIA Capital) y por el Gobierno de la Provincia de Buenos Aires. En realidad, detrás del anuncio hay una andanada de concesiones a los objetivos precarizadores de la empresa.

Dánica anunció un plan de retiros voluntarios en noviembre por una baja en la producción, al que se acogieron sólo cinco trabajadores de los 100 que integraban en ese momento la planta. Entonces la patronal trasladó la planta de hidrógeno a Córdoba. En diciembre, en medio de las vacaciones, comunicó a los delegados la decisión de cerrar la fábrica de Lavallol, emitiendo los telegramas de despido en los primeros días de enero, ya con los servicios cortados. La ecuación para los trabajadores era la siguiente: despido con el artículo 247 (por “baja de producción” por fuerza mayor, pagando la indemnización al 50 %) o arreglos individuales equivalentes a la indemnización completa, pero en cuotas.

El recurso del 247 es totalmente trucho, porque la misma empresa reconocía su intención de trasladar la producción a Córdoba, a la planta de Refinerías del Centro: es decir que no existía un cierre por fuerza mayor, sino un traslado de producción. Este ángulo del fraude no fue denunciado ante la Secretaría de Trabajo por el Sindicato. Dentro de los despedidos con el artículo 247 están los delegados de planta, que venían con una larga interna con el Secretario General del SOEIA Capital, Diego Kane. Los fueros de los delegados, que protegen su continuidad laboral, no fueron defendidos por el Sindicato.

En las negociaciones en las que se resolvió la anunciada reapertura de planta en febrero por 18 meses, la patronal consiguió: 1) pagar el 6 5% del convenio aceitero; 2) un subsidio al salario del Estado Provincial equivalente al 50 % del Salario Mínimo Vital y Móvil; 3) contratar a 24 trabajadores bajo contrato a plazo fijo por 3 meses, renovables; 4) establecer un régimen de turnos de 12 horas, pagando horas normales; 5) reabrir la planta sin delegados ni comisión interna; 6) de los 100 despedidos, bajo artículo 247 o bajo acuerdos forzados por la patronal, solo volverán 24, por lo que la patronal logra hacer pasar sin conflicto el despido del 65 % de la planta.

La política del gobierno de Kicillof, subsidiando el pago de salarios, emula el Repro nacional y el subsidio ATP: se pone el presupuesto provincial al servicio de un rescate del capital, que es a toda luz fraudulento. Los nacionales y populares denuncian al Gobierno Nacional por un supuesto “industricidio” cuando, en realidad, la agenda antiobrera de Milei y Caputo es apoyada y llevada a los hechos por el conjunto de los capitalistas. Se trata de poner al victimario, el capital, en el lugar de víctima del plan económico, para colocar a los trabajadores en un frente común con la burguesía, mientras esta avanza con suspensiones, despidos, rebajas salariales, precarización laboral y cierres.

El comunicado del SOEIA Capital es un embuste en toda la línea. Dice que priorizaron “la continuidad de los puestos de trabajo”, cuando la plantilla pasó de 100 obreros a 24 en un mes. Dice haber defendido el “convenio colectivo aceitero” cuando, en realidad, es exactamente lo que se entregó en la negociación. Dice haberlo defendido porque los trabajadores figurarán bajo el CCT 420/05. Es una defensa de aparato, porque ninguno de los beneficios del convenio, ya sea en materia salarial o de jornada, regirán para los trabajadores de Dánica. Los trabajadores figurarán bajo convenio de Aceiteros para la hora de los aportes al sindicato, pero no se beneficiarán de las conquistas del gremio.

El fraude de la reapertura de la planta es una oportunidad para los trabajadores despedidos de Dánica, para impulsar una lucha por la reincorporación de todos los despedidos -con telegrama o con arreglo- y por la defensa integral del convenio aceitero para todos los trabajadores.

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