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En la tarde del jueves 16, participamos de un acto por la reincorporación efectiva de Jorge González, exdelegado de la fábrica de parabrisas Pilkington, despedido en 2019. La empresa se niega a reincorporarlo, a pesar de contar con un fallo judicial que ordena su reinstalación. Considera que, tras haber pagado las multas correspondientes, no debe acatar la orden del Poder Judicial. Pilkington, ubicada en la localidad de Munro, es controlada por el trust japonés NSG y es considerada una empresa líder en el mercado internacional.
Además de la reincorporación de González, se denunció que la empresa envió 12 nuevos telegramas de despidos sin causa mientras los empleados se encontraban de vacaciones. Entre ellos, se encuentra Ruben “Ronal” Farías, testigo en la causa por el despido de González. Farías ya había sido despedido en el año 2011 y reincorporado por sentencia judicial en 2018. Si bien aceptó reinstalarlo, la empresa le dio tareas a Farías en otro puesto, fuera de la planta industrial.
La patronal de Pilkington, como está ocurriendo en otras empresas, se vale de la "ley bases" para operar una limpieza de activistas. Aprovecha los cambios introducidos en materia de despidos discriminatorios, que permite echar a un empleado pagando un plus del 50 % de la indemnización corriente, eso si este logra demostrar que se trató de un despido por razones de creencia, género o, como en este caso, actividad gremial. Pero no es solamente esto: además la empresa está ´rotando´ su personal, incorporando trabajadores tercerizados para someterlos a ritmos de producción inaguantables. En una actividad caracterizada por su insalubridad -un vidrio se templa a más de 600 grados-, Pilkington impone turnos de 12 horas en ese sector. El sindicato del Vidrio, políticamente alineado con el "peronista ortodoxo" Guillermo Moreno, mira para otro lado.
La jornada de lucha contó con el apoyo de numerosos trabajadores, estudiantes y docentes.