Un programa para enfrentar la catástrofe educativa en las universidades

Escriben Néstor Correa, Luisina Montenegro y Diego Toscano

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Días atrás se realizó el primer Plenario Nacional de la Agrupación Naranja (Tendencia). Participaron 36 compañeros de Tucumán, CABA, Bahía Blanca, Mar del Plata, Chaco, Misiones, Jujuy, Salta, conurbano de Buenos Aires, Santa Fe y La Rioja.

El plenario analizó el carácter catastrófico de la crisis y su brutal impacto en las universidades. La orientación improvisada y mercantilista del conjunto de las gestiones universitarias durante la cuarentena, tanto de las alineadas con Fernández como de las alineadas con el bloque anticuarentena, descargó la crisis sobre las espaldas de docentes y estudiantes. Su único objetivo es poder retomar los negocios que realizan desde sus unidades de negocio (pasantías, postítulos y postgrados, venta de servicios, etc.). Desde hace décadas, entrelazados con estas camarillas, el capital financiero, los organismos internacionales y diversos sectores empresarios, buscan apropiarse de los recursos y del presupuesto educativo.

En sus manos, cualquier “nueva tecnología” será usada para estos propósitos reaccionarios.

Precarización laboral extrema

Pero en el marco excepcional de la pandemia, los docentes universitarios se han volcado al uso de herramientas virtuales no en respaldo a esas políticas, sino en defensa de la educación, de sus quehaceres y en respuesta a las necesidades de sus alumnos, a contramano de la falta de inversión y apoyo de las camarillas y del Ministerio de Educación que ni siquiera garantizan la conectividad.

En este cuadro, la docencia está viviendo la mayor sobrecarga laboral de su historia: la actividad virtual no solo conlleva una modificación laboral no convencionalizada, sino que también implica mayor esfuerzo y carga horaria, sin capacitación específica y sin que se le brinden las herramientas de trabajo adecuadas, obligándola a aportarlas de sus raleados bolsillos.

Todo esto, en el marco de una rebaja salarial como consecuencia de la quita de la cláusula gatillo, de aumentos salariales por fuera de la paritaria y por debajo de la inflación, de un ataque enorme a las jubilaciones y de la bancarrota de nuestras obras sociales, que se torna explosiva en medio de una crisis sanitaria sin precedentes.

La burocracia sindical de Conadu y Fedun ha abandonado a su suerte a la docencia. La Conadu H, sin embargo, no ha pasado de una crítica abstracta a la virtualización y el reclamo de un conjunto de derechos que son importantes (dispensas laborales), pero no suficientes y que se hacen reclamando una co-gestión a las camarillas (comité de crisis) y no por medio de un plan de lucha de conjunto, lo que termina dejando aisladas a las asociaciones de base en las discusiones con las camarillas de cada universidad.

El programa con el que intervenimos los revolucionarios parte de la defensa del salario: indexación mensual y un bono/compensación por los importantes gastos que los docentes estamos haciendo.

Planteamos un límite de alumnos por cada comisión virtual. En las actuales condiciones, la proporción docente/alumnos lleva a una mayor precarización laboral y a una mayor deserción estudiantil. Designación de nuevos docentes y/o ampliación de designaciones, en todos los casos, con los sueldos de convenio. Regularización de todos los ad honorem y monotributistas.

Reclamamos que se reúnan las paritarias, nacional y provinciales, que se regulen las tareas virtuales y que el control de las condiciones de trabajo y académico-pedagógicas pase a manos de comisiones de docentes, estudiantes y no docentes.

El plenario ratificó la necesidad estratégica para la docencia de buscar una alianza con el movimiento estudiantil. El derrumbe social obliga a decenas de miles de estudiantes a dejar los estudios total o parcialmente. En ese sentido, nuestro programa de intervención debe contemplar los derechos estudiantiles e integrarlos en una perspectiva común y superadora.

El plenario votó impulsar un boletín nacional y una campaña en todas las universidades por asambleas para impulsar la lucha por este programa.

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