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Hace exactamente dos meses, Sergio Pignanelli, el hijo del Secretario General del Sindicato de Mecánicos (SMATA), intervino el cuerpo de delegados de Toyota, la principal planta del gremio. Pignanelli (h) hizo arreglar su retiro voluntario y la renuncia de la Comisión Interna, para asumir personalmente la representación sindical. En noviembre, señalamos que detrás de la interna gremial entre Smata Central y el cuerpo de delegados, se ocultaba el interés estratégico de la multinacional de liquidar a la comisión interna y al cuerpo de delegados.
Toyota ha aprovechado las manos libres para avanzar con la reducción de personal, algo que inició pagando dos grandes tandas de “retiros voluntarios”: primero con los operarios de convenio y luego con los jerárquicos. Esta última semana comenzó a despedir trabajadores sin causa,.
Un medio especializado, Infogremiales, destaca las “indemnizaciones agravadas” que se pagaron en las tandas de arreglos. El plan patronal es reducir todavía 500 puestos de trabajo más. La avanzada ha sido anunciada a los trabajadores por el interventor del SMATA, Sergio Pignanelli, que actúa al interior de la fábrica como un vocero de la patronal.
Las patronales reemplazan los trabajadores bajo el régimen de contrato anterior a la Ley Bases, por trabajadores nuevos, sometidos a un incremento de la precarización laboral. Las empresas se abalanzan para ello sobre las oficinas de la secretaría de Trabajo de Julio Cordero para presentar cada una de ellas su Procedimiento Preventivo de Crisis, que también las habilita a despedir con el artículo 247 con indemnizaciones a la mitad de su valor. El Gobierno está aplicando su propio PPC en el Estado.
La mayoría de las modificaciones laborales que se incluyeron en la Ley de bases regían hace años dentro de la planta de Toyota. De la mano del SMATA, la multinacional japonesa había ya aplicado su propia reforma laboral en la planta de Zárate. Para ello ha hecho y deshecho cuánto quiso con los ritmos y las condiciones de trabajo de la planta. Desde sus inicios, Toyota somete a sus trabajadores a un régimen de turnos rotativos insalubre que no es cuestionado por el Sindicato. Ha incorporado primero un premio de presentismo anual que luego ha empeorado al hacer trimestral (para cobrar un mes de premio primero hay que acumular 3 meses sin faltar); al momento de implementar el tercer turno, hubo un periodo en el que Toyota tuvo que contratar mucha gente para ir ubicando y capacitando. Al haber sobrante de gente en 2 turnos implementaron los relevos obligatorios en los breaks. La producción no paraba en los breaks de 10 min, y el trabajador hacía el descanso con la fábrica andando. Toyota, cuando le fue necesario, ha reformado el convenio de trabajo para hacer obligatorio el trabajo de los días sábados; luego incorporó el turno noche forzando a volver al trabajo a todos los que estaban en reserva de puesto; por último, ha mantenido un régimen de contratos a plazo fijo en el que el periodo de prueba se extendía por 5 años.
Toda esta avanzada patronal Toyota la hizo bajo gobiernos “nacionales y populares” y con anterioridad a la ley bases del Gobierno de Milei. El papel protagónico para el dominio patronal en la planta de Zárate lo ejerce desde hace décadas el SMATA central directamente.
Los últimos despidos sin causa aplicados por la empresa son atribuidos por el SMATA a la presentación de parte de los trabajadores, de certificados médicos “dudosos”. Los ritmos de producción de la empresa tienen consecuencias tremendas en la salud de los trabajadores, con la mayoría del sector más antiguo de la planta con enfermedades profesionales inculpables al empleador. El diagnóstico de “tarea liviana” significaba ser mandado a reserva de puesto (sin goce de sueldo, o con salario reducido) porque en la planta de Zárate para la empresa no existen tareas livianas. Los que tenían ese diagnóstico fueron forzados al arreglo o a volver al trabajo a “tareas pesadas”. Es natural que se dispare la cantidad de licencias.
El anuncio de una próxima tanda más de 500 despidos, abiertos o encubiertos, para la próxima etapa, está fundada en una baja de producción. La patronal ha reducido algunos mercados de exportación (Brasil, Centroamérica). Además la empresa tiene previsto la automatización del sector de soldadura, donde están centradas las desvinculaciones.
La nueva escalada de despidos promete tensar al máximo la presión entre los trabajadores y la gestión personal propatronal de Sergio Pignanelli. Pero la conflictividad es como las devaluaciones: no puede ser pisada eternamente. Enfrentemos la escalada patronal y a su vocero, Pignanelli, con el reclamo del reparto de las horas de trabajo sin afectar los salarios, reincorporación de los despedidos, comisiones obreras de seguridad e higiene para cuidar la salud obrera; prohibición del turno rotativo.