Respondamos con planes de lucha a la ola de despidos en la industria

Escribe Comisión Sindical de Política Obrera

Abajo la complicidad de Pignanelli y Furlán, pongamos fin al inmovilismo en el SUTNA.

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El lunes 2 de febrero, Madanes Quintanilla, dueño de la fábrica de neumáticos FATE, emprendió una nueva ola de despidos. Arrancó por cuarenta supervisores y jerárquicos, y se prevén cuarenta más. De acuerdo a lo que han recogido los activistas, se preparan 120 despidos de trabajadores bajo convenio.

Según la patronal, el propósito es adecuar la dotación de personal a las “necesidades del mercado”. Se trata, como es obvio, de una falacia, porque esa ‘adecuación’ puede llevarse a cabo por medio de una reducción de la jornada laboral con todos los trabajadores actuales dentro. Lo que está juego son las ganancias de las patronales, que deberían pagar los mismos salarios por una jornada menor, es decir, pagar relativamente el costo de la crisis capitalista, que es el modo de explotación que defienden Fate y todas las patronales. La multinacional japonesa del neumático, Bridgestone, ha despedido, entre fines de 2023 y de 2024, a la mitad del plantel obrero, o sea mucho antes de las presentes condiciones del “mercado". La empresa tramita, ante la secretaria de Trabajo de la Nación, la ampliación ilegal del PPC (Preventivo de Crisis), con el objetivo de despedir a 300 obreros más en la planta de Llavallol.

El propósito de las patronales es poner fin al sistema de convenio en función de contratos individuales eventuales, o sea producir una modificación radical de las relaciones de trabajo y una mayor explotación. Es la orientación estratégica del gobierno de Milei y de su secretario de Trabajo, un (¿ex?) abogado de Techint. Otra multinacional, Pirelli, sigue los pasos de Bridgestone y FATE. Luego de la parada técnica de enero, comenzó otra ola de despidos sin necesidad de PPC u otro artilugio legal: convoca a los trabajadores más activos sindicalmente a la oficina de RRHH y les ofrece una indemnización de retiro un poco más elevada de lo que marca la Ley de Contratos de Trabajo. La consecuencia de una negativa es el despido directo.

No solamente las patronales de la industria del neumático impulsan esta “limpieza" de personal activo y bajo convenio. Ocurre en Acindar, con el despido masivo del personal tercerizado, en Toyota, en Nissan, en General Motors, en Praxair, ahora en Nestlé. Los despidos masivos apuntan al reemplazo de trabajadores con convenio por compañeros precarizados, contratados a través de agencias tercerizadas y monotributo sin derechos laborales.

La ofensiva de conjunto de las patronales cuenta, en algunos casos, con la complicidad de las direcciones involucradas, como ocurre en el SMATA y en la UOM. En Toyota, el hijo de Ricardo Pignanelli, el secretario general del SMATA, comanda el plan de ‘limpieza’ laboral en favor del trabajo precario eventual. Furlán, el secretario general de la UOM, un kirchnerista como Pignanelli, ha atado de manos al sindicato, en especial en la siderurgia, frente al congelamiento de salarios que persigue Techint, así como frente a suspensiones y despidos. El sindicalismo histórico, monopolizado por una burocracia empresarial, se ha quebrado frente a la motosierra del liberticida antiobrero que se encuentra en el gobierno, y frente al propósito de borrar de la historia la defensa colectiva de la fuerza de trabajo frente al capital. En Davos, Milei acaba de reclamar la necesidad de “extirpar del género humano” cualquier pensamiento opositor, pero en especial el que sostiene el antagonismo irreversible entre el capital y la fuerza de trabajo, o sea la clase obrera.

En este contexto, el Sindicato del Neumático ocupa un lugar singular. La dirección del SUTNA ha recorrido todos los pasillos ministeriales de Trabajo, en Nación y en Provincia, o incluso los tribunales de Justicia, contra la legalización de los despidos que autorizarían los Preventivos de Crisis, pero no ha respondido con planes de lucha ni con asambleas y plenarios que puedan tomar decisiones de lucha frente a los despidos y el congelamiento salarial. Los figurones del Partido Obrero oficial multiplican los videos de denuncia y llaman a la defensa de la industria nacional, pero esquivan la responsabilidad de ofrecer una política para lo que se está convirtiendo en un derrumbe sindical. Donde la burocracia ‘histórica’ exhibe complicidad, la dirección del SUTNA practica un inmovilismo consecuente, bajo una pantalla de negociaciones y declaraciones. Alejandro Crespo, el dirigente del SUTNA, dilapidó sus minutos al aire en la 750 con Víctor Hugo Morales para explicar que “Bridgestone no estaba habilitado legalmente a la ampliación del Procedimiento de Crisis”, sin insinuar siquiera un planteo de movilización y lucha. La única asamblea que convocó el SUTNA en Fate fue para aprobar una modificación del régimen laboral que le llevó la patronal – que fue derrotada por un número holgado de votos.

Siempre existe una salida de lucha; una derrota sin pelea es la peor variante. La dirección sindical tiene la obligación de presentar un plan, discutirlo en las secciones, recoger aportes, organizar piquetes de activistas y llamar a una asamblea general. El dilacionismo se ha cobrado ya una serie de reveses. Es necesaria una campaña para que las patronales se avengan a discutir el reparto de las horas de trabajo entre todo el personal sin afectar los salarios. Sobre esa base hay que preparar una convocatoria con otras organizaciones en lucha, desde Praxair a la interna de Acindar. Una campaña en las zonas donde se encuentran las fábricas –Zona Norte, Llavallol, Merlo-.

Que se ponga fin al inmovilismo. Preparemos una gran asamblea general en Fate.

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