Docentes: luchemos por un salario mínimo docente de $1.600.000 en todo el país

Escribe Emiliano Fabris

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La ofensiva contra la educación pública está encabezada sin dudas por la liquidación del salario docente en todo el país. En forma complementaria, el gobierno nacional retiró su mínimo aporte comprendido por el ‘Incentivo Docente’ mientras las provincias rebajan el salario progresivamente.

Esto es lo que se ha puesto en evidencia ante una reciente convocatoria de parte de Milei a una “Mesa del Salario Mínimo Docente Garantizado”, de la cual participan representantes del Comité Ejecutivo del Consejo Federal de Educación (CFE) – es decir, de los gobernadores. La propuesta fue establecer un piso nacional de $500.000, una verdadera burla a toda la educación pública. Mientras esta secuencia se llevaba a cabo, en las provincias los topes de actualización ofrecidos e impuestos oscilan entre el 1% y 2% de recomposición mensual.

Según un informe de la Secretaría de Educación de la Nación, para diciembre de 2024 el sueldo bruto de un maestro de grado con 10 años de antigüedad fue en promedio de $857.179. Según un informe difundido por los sindicatos docentes de la CGT, el salario docente mínimo nacional y promedio es de unos miserables $626.388 actualmente. El salario docente ha sido desfigurado, provincia por provincia, como resultado de la provincialización de la educación durante el menemismo. Por esta razón, a modo de ejemplo, en el norte el 30% del salario docente es no remunerativo mientras que en el centro es el 18% y en el sur, el 14%. El desfinanciamiento generalizado de la educación expresa la responsabilidad irrevocable de la clase capitalista y sus partidos en la gran crisis educativa en curso, para ofrecer un terreno favorable al desarrollo de la educación privada.

Los sindicatos docentes nacionales rechazaron el ofrecimiento de la paritaria nacional. Sin embargo, nunca presentaron qué salario pretenden; mientras tanto, sus filiales provinciales firman paritarias a la baja, sin mandato de las bases. CTERA y CGT convocaron a un paro aislado, para echar lastre, el 24 de febrero. La CGT poco después levantó un paro nacional que había convocado para el 5 de marzo, sin haber conseguido compromiso alguno y a la espera de una nueva reunión. Esta burocracia sindical es un engranaje clave del desguace salarial.

El rechazo a las rebajas salariales se expresa sistemáticamente con el resurgir de luchas docentes en las provincias. Ahora mismo, en Santa Cruz, San Juan, Chubut, Córdoba y en Buenos Aires se desarrollan paros docentes por mejoras salariales. En ningún caso estas luchas han sido inspiradas por la burocracia sindical de la CTERA o de la CGT. Son las bases que motorizan la lucha, con enormes dificultades, luchando contra las acciones burocráticas de las conducciones sindicales o directamente poniendo en pie autoconvocatorias. Esto último se manifestó notablemente en Misiones, Entre Ríos y en la provincia de Buenos Aires.

En este cuadro, nuestra corriente lanza una campaña por pronunciamientos masivos en las escuelas para reclamar un salario mínimo docente en todo el país de $1.600.000, por un cargo, todo al básico y con ajuste automático por inflación. Este es el monto calculado por la comisión interna de ATE INDEC, valiéndose de los datos del propio organismo sobre el costo de vida según la evolución de los precios. Debe ser por un solo cargo, porque la única manera de comenzar a mejorar la calidad educativa es reduciendo la sobrecarga laboral.

La reivindicación salarial, junto a otras determinadas por la docencia, deben dar paso a acciones de lucha o a su continuidad. Proponemos una autoconvocatoria del activismo docente, incluyendo sindicatos y seccionales independientes de la burocracia sindical para motorizarlas. En este camino, unir fuerzas con la docencia universitaria que irá a un paro nacional el proximo 17 y 18 de marzo.

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