Escribe Violeta Gil
Sáenz capitaliza el fraccionamiento y el FITU se divide.
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El miércoles 12 se presentaron los frentes hacia las elecciones del próximo 11 de mayo.
El oficialismo presentó tres frentes, integrados por 15 sellos electorales y una decena de agrupaciones municipales, en un mecanismo de colectoras que consagran, a su vez, un frente de frentes, una maniobra sin antecedentes más que en Salta. La lista de sellos que banca Gustavo Sáenz abarca desde el Partido Renovador, que gobernó bajo la dictadura, hasta Libres del Sur –‘libre’ de principios y prejuicios.
El PJ, intervenido por CFK, la presidenta del Justicialismo, integra también un frente con partidos vinculados al kirchnerismo. El Partido por la Victoria se desmembró: su presidente integra un acuerdo con Sáenz, por fuera del sello partidario.
A su vez, el Frente Libertario oficializó una lista que agrupa una fracción de liberticidas, enfrentada a LLA local. Está dirigido por un funcionario de Sáenz que se encarga del lobby con las empresas mineras en Salta. Tiene una agenda que elimina los impuestos al capital minero y agroexportador y reclama el levantamiento del cepo. Ante la ‘crisis de seguridad’ en Salta, agita la reducción de la edad de imputabilidad para niños.
La UCR y el PRO (ex JxC), terminaron separados en frentes distintos.
Este alineamiento de las fuerzas políticas patronales en Salta muestra el control asegurado de las elecciones provinciales de Gustavo Sáenz, el gobernador, un proto mileísta. El escenario probablemente se modifique para las elecciones nacionales de octubre, cuando el ‘triángulo de hierro’ de la Rosada irá a la conquista de los diputados y senadores nacionales, que le refuercen el número en el Congreso.
En vísperas de las elecciones, la Seabord Co. (ex Ingenio El Tabacal) despidió 24 trabajadores; Sáenz y Bullrich militarizaron la planta y la ruta 50 en Orán para quebrar la huelga de los trabajadores; Sáenz eliminó la paritaria de los estatales con una confiscación del 30% de sus ingresos; el llamado "boom" minero encubre que el negocio está garantizado para una red empresas tercerizadas como Audis, que acaba de despedir a 130 trabajadores calificados. La obra pública que no existe para urbanizar barriadas y evitar la inundación de comunidades originarias y criollos en el norte y en la quebrada del Toro, solo está reservada para la construcción de rutas e infraestructuras de luz y gas para las empresas mineras. Los partidos patronales en presencia, están comprometidos en asegurar y profundizar esta situación.
Al igual que en las elecciones de 2023, el FIT-U se presenta dividido, aunque bajo una forma diferente. Esta vez es el MST quien hace rancho aparte, cuando hace dos años eso lo hizo el PTS. Ahora, el MST va por un lado y el aparato del PO y el PTS, para el otro. El MST alega, según sus propias publicaciones, que se separó del FIT-U porque no llegó a un acuerdo de cargos en la conformación de listas. La explicación no conforma, ya que el MST tenía asegurada la primera candidatura a diputados en la ciudad de Salta, y seguramente en el departamento de Orán. La división también resulta sorprendente porque disminuye la posibilidad del ex FIT-U de consagrar un diputado en la Legislatura provincial, donde nunca ha logrado una representación. Es probable que el MST confíe en obtener sólo lo que no pudieron en conjunto, y deshacerse de ese modo de la obligación de compartir una eventual diputación con los otros grupos, en virtud de la cláusula de rotación de cargos. La ruptura tampoco debe desligarse de la política reiterada del MST de ampliar el FITU hacia la derecha, en el caso de Salta con los remanentes del Partido de la Victoria y sectores de centro ligados a la CTA. Lo que resulta claro es que el FITU no ofrece ninguna alternativa de conjunto a los trabajadores, cuando su prioridad (la de ambos bloques) es prosperar a la sombra del parlamentarismo burgués. El aparato del PO ha logrado convertir al partido en un espectro lúgubre de su pasado histórico, incluso peor que en el resto del país.
En este cuadro, Política Obrera interviene en las elecciones, para hacer una campaña por recuperar y superar la trayectoria histórica del PO. La búsqueda desesperada, por parte del gobierno, de un acuerdo con el FMI, muestra el derrumbe de las expectativas depositadas en Milei, tanto de parte de la clase patronal local como del imperialismo.
Hemos presentado un programa de reivindicaciones que choca de frente con el gobierno reaccionario nacional y sus secuaces provinciales, que debe ilustrar la necesidad de preparar una huelga general y lucha por un gobierno de trabajadores. Nuestra campaña va pegada al combate de los jubilados y del creciente número de trabajadores que se han unido a él, así como retomar la lucha contra el desguace de las Universidades y el conjunto de la educación, mediante el método de ocupar las facultades y organizar un comité de huelga.
Si se considera a cada partido de izquierda por separado, en votos, Política Obrera ha obtenido los resultados mejores en la elección pasada. Vamos por un aumento de esos votos, para recuperar el espacio histórico nuestro lugar en la Legislatura de Salta.