Miyazaki, la IA, el arte y su relación con la lucha de clases

Escribe Matías Torrente

Miyazaki, la IA, el arte y su relación con la lucha de clases

Tiempo de lectura: 5 minutos

Con la reciente actualización de OpenAI en ChatGPT, que permite generar imágenes al estilo de Studio Ghibli, ha resurgido un video en el que Hayao Miyazaki, cofundador del estudio, expresa su firme rechazo hacia esta tecnología. Durante una presentación en la que un equipo de diseñadores mostró una animación creada por IA, Miyazaki calificó la herramienta como "un insulto a la vida misma". La animación, que mostraba movimientos grotescos e inhumanos, fue defendida por los diseñadores como una innovación para explorar lo macabro en videojuegos de terror. Sin embargo, Miyazaki, al verla, la vinculó con el sufrimiento humano y criticó la falta de sensibilidad de la IA frente al dolor real. El cineasta reiteró su rechazo a la idea de que la tecnología pueda reemplazar la creatividad humana. A pesar de la popularidad de estas creaciones, Miyazaki se mantiene firme en su oposición a incorporar la IA en su trabajo, defendiendo la sensibilidad humana en la creación artística.

¿De dónde nace el estilo del anime japonés? ¿De dónde surgen las posturas de Miyazaki, reflejadas en su obra? ¿Qué relación ha tenido con el marxismo y la lucha de clases? ¿Se ha mantenido fiel a sus principios?

El estilo actual del manga y el anime japonés, con sus grandes ojos y proporciones exageradas, fue concebido por Osamu Tezuka en los años 50, influenciado por la película “Bambi” de los Estudios Disney. Sus personajes responden al fenómeno de la neotenia, es decir, personajes que conservan rasgos infantiles generando ternura y empatía en los espectadores. Esta innovación fue tan bien recibida que se transformó en el estilo predominante del manga y anime japonés, estética que también fue adoptada por Miyazaki con su propia impronta. Esto explica por qué miles de usuarios han utilizado la IA para generar y conmoverse con las versiones neotécnicas de ellos mismos y afines. (Fuente: Canal de difusión científica Curiosamente https://youtu.be/cdaj5jAsAUs?si=cC9T2gmz6cxYMNc3)

Por otro lado, el CEO de OpenAI, Sam Altman, ha reconocido que la empresa enfrenta una sobrecarga de hardware debido a la alta demanda de su generador de imágenes en ChatGPT, especialmente por su capacidad para imitar el arte de Studio Ghibli. Esto ha generado presión en los servidores, obligando a los empleados a trabajar horas extras y exponiendo la relación entre la producción de IA y el uso de excesivo de recursos naturales como el agua y la electricidad (Fuente:https://www.infobae.com/tecno/2025/03/31/la-fiebre-ghibli-enloquecio-a-openai-esto-es-una-locura-dijo-sam-altman-rogando-calma-al-mundo/).

Si algo queda claro es que el supuesto "nuevo paradigma del "tecnocapitalismo" es puro humo para desviar el eje del enemigo real del medioambiente y de los seres humanos, que es este sistema sociopolítico, pues el capital se sigue sosteniendo del aumento de la explotación humana y ambiental, como ya lo planteaba Marx y como lo deja entrever el CEO de Open AI.

Mientras los medios se enfocan en la sobredemanda de la IA para generar imágenes donde los usuarios alimenten a la big data gratuitamente con sus fotos a cambio de ilustraciones, esta tecnología ya está siendo utilizada con fines bélicos. Un ejemplo son los drones equipados con reconocimiento facial que pueden bombardear objetivos/humanos específicos. La relación entre el desarrollo tecnológico y la maquinaria de guerra es una constante en la historia del capitalismo. (Fuente: https://elpais.com/tecnologia/2023-02-27/el-pentagono-contrata-reconocimiento-facial-para-drones-que-respondan-de-forma-autonoma.html)

Miyazaki y su trayectoria política

Miyazaki es hijo de la posguerra japonesa. Nació en 1941, en un Japón devastado por el imperialismo y ocupado por Estados Unidos. Su padre dirigía una fábrica de piezas para aviones de guerra, una realidad que marcó profundamente al artista. Las raíces de Studio Ghibli se encuentran en el sindicato de Toei Doga, el departamento de animación de una de las mayores corporaciones cinematográficas de Japón. A mediados de los años 60, las condiciones de trabajo en la industria eran brutales, con animadores produciendo cientos de dibujos diarios. Dos de los delegados sindicales más destacados de Toei eran los jóvenes animadores Hayao Miyazaki e Isao Takahata, destacados en la defensa de los derechos laborales, pero también del señalamiento que la propia empresa de animación le ponía al desarrollo creativo por el corset de ir a la producción del negocio seguro. Existe una fotografía de un joven Miyazaki, megáfono en mano, dirigiendo una huelga. Veinte años después, ambos formarían Studio Ghibli.

Ghibli pretendía ser todo lo que los estudios existentes no eran. Sus animaciones describían abiertamente los peligros de la destrucción medioambiental, la guerra y el capitalismo. Ejemplo de ello es “Porco Rosso” (1992), donde el protagonista se niega a alistarse en la fuerza aérea de Mussolini, exclamando: "Mejor un cerdo que un fascista". Otro film destacado es La tumba de las luciérnagas, que expone la barbarie de la guerra, mientras llueven bombas en un pueblo mediante los dos personajes principales que no pierden la ternura en el cuidado mutuo, mientras los demás damnificados si la pierden, en un escenario que además de bombardeos hay tiempo para la contemplación de la naturaleza, con agua de rio abriéndose paso cálidamente en laderas tapizadas por un terciopelo de vegetación, en noches iluminadas por estrellas y luciérnagas que una niña quiere alcanzar a tocar y se funden en un cuadro, el viento cálido acaricia los rostros abatidos de la agonía... Precisamente por este enfoque usual en su obra es que muchos portales definen a Miyazaki como un ecosocialista.

La política de Ghibli nunca ha sido un secreto. En 1995, Mamoru Oshii, director de “Ghost in the Shell”, describió a Takahata como "estalinista", a Miyazaki como "un poco trotskista" y a Studio Ghibli como "el Kremlin". Aunque Miyazaki nunca fue miembro del Partido Comunista Japonés, era un "compañero de ruta" del partido. (Fuente: https://jacobinlat.com/2024/09/las-raices-comunistas-de-hayao-miyazaki/)

Sin embargo, en la década de 1990, Miyazaki se distanció del marxismo, considerando que "las masas son capaces de hacer infinidad de estupideces" y rechazando el materialismo histórico. Quizá el éxito de Ghibli, respaldado por Disney, tuvo algo que ver con su capitulación. Aunque sus condiciones laborales son mejores que en otras empresas de animación, Ghibli sigue siendo una empresa capitalista.

Ghibli y el capitalismo digital

Durante años, Ghibli se resistió a ceder los derechos de sus películas a monopolios digitales, optando por una distribución más independiente. Sin embargo, en 2020, acordó distribuir su catálogo en Netflix, facilitando el acceso global, pero cediendo a las reglas del mercado digital. Esto plantea el riesgo de que futuras producciones pierdan libertad creativa.

El rechazo de Miyazaki a la inteligencia artificial no es solo una cuestión estética, sino política. Pero esta crítica es insuficiente si no se enmarca en una lucha más profunda contra el capital, que sofoca la creatividad y somete/degrada el arte a la lógica de la ganancia.

Este sistema asfixia los sueños emancipadores en la rutina de la supervivencia, es hora de que la clase obrera se anime a pensar artísticamente, a imaginar sin restricciones y reconstruir la cultura desde la independencia de clase. Para ello será fundamental que los artistas se organicen junto a la clase obrera para golpear con un solo puño en el camino de la revolución socialista y así romper con todas las trabas que impide que ese mundo que soñamos se materialice.

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