Wara y Adriana: dos maestras jujeñas fallecidas en un mes

Escribe Pablo Dietrich

Wara y Adriana: dos maestras jujeñas fallecidas en un mes

Tiempo de lectura: 2 minutos

La imagen de Wara Puca, docente de la localidad puneña de Caspala, la muestra con una mirada firme y convencida sin miramientos ni debilidad, mientras sostiene entre sus manos un cartel que dice: "La docencia jujeña dice basta a las mentiras y fraude de Adep". Incluso sus propios compañeros la recuerdan como una madre y líder incansable.

Wara fallece apenas pasado un mes de la muerte de otra maestra jujeña, Adriana Armella, en similares condiciones, un ACV.

Estas muertes eran evitables.

A Adriana, trabajando en San Salvador de Jujuy, y Wara en Caspalá a 240 km de distancia, las unía una misma situación: la hiperexplotación. Es que una maestra debe hacer todo en sus tareas cotidianas.

La docencia en este cruel e inhumano sistema coloca al docente en un lugar de alta exposición, donde su trabajo de enseñar se ve arrollado por un sinfín de tareas "extras" que el Estado impone. Las maestras mimetizadas en algunas situaciones como las referentes de este segundo hogar, a su vez deben hacer de asistentes sociales, pedagogas, psicólogas, cocineras, planificadoras, electricistas, haciéndose cargo de todo lo que atañe en la actualidad “al mundo escolar”.

Terminada la jornada laboral, llevar el trabajo a casa, pensar en la capacitación que sale en algunos casos de su propio bolsillo, según lo que disponga el Estado que, a su vez, paga miserables salarios y que, de manera bestial, descuenta "los días no trabajados" cuando las maestras realizan paro. Es demasiado y tiene nombre: explotación laboral.

Las maestras y la docencia en general son las que se enfrentan en las aulas con la compleja situación de brutales contradicciones de todo un régimen social que hoy hace que, en Jujuy, la pobreza sea del 40 %. Y todo esto en escuelas y aulas superpobladas y en pésimas condiciones edilicias.

El docente enfrenta las paupérrimas condiciones laborales con salarios de miseria que no cubren la canasta familiar. Esta dura cotidianidad es "El Paredón" diario al que se ve sometido y, desde ya, con las afecciones psíquicas y físicas que todo esto genera.

Por lo tanto, debemos reafirmar que en las muertes de Wara y Adriana el Estado es responsable. Esos 30 días que separan sus fallecimientos es una horrorosa postal de todo un sistema social que pone en juego la vida de los que somos parte de la clase obrera.

Otra imagen de Wara Puca la muestra con otro cartel, reclamando aumento salarial, con la convicción que la llevó a ser delegada escolar.

Milei y los gobernadores, en connivencia con las “dirigencias” sindicales, sostienen la perpetuidad de las burocracias y sus negociados con las cuotas sindicales de los afiliados y la corrupción de las obras sociales sindicales.

Ante esta situación las tareas que tenemos los docentes son inmensas. El año 2023, con la enorme e histórica lucha llevada adelante por la docencia jujeña de todos los niveles, demostró que se pueden arrancar mejores salarios y condiciones laborales. El fenómeno de la autoconvocatoria y autoorganización ante las dirigencias traidoras marca el camino. Que las muertes trágicas de Wara y Adriana nos movilicen, que sean un llamado de atención y que se vea reflejado en la movilización por mejores condiciones de trabajo para todos y por la recuperación efectiva de los sindicatos para ponerlos al servicios de los trabajadores y sus necesidades.

Justicia por Wara Puca y Adriana Armella.

El Estado es responsable.

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