Escribe El Be
Se hunde más en el pantano.
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Hace unos días salió a la luz el acuerdo que el FITU realizó con el PJ en el Congreso de la Nación para conformar un Interbloque. El acuerdo se realizó en el marco de la conformación de la comisión investigadora del caso $Libra, con maniobras típicas de los partidos patronales para obtener una representación mayor en dicha comisión. Hace cuatro días hemos denunciado (y dado a conocer al público) acá y acá este acuerdo Frente de Izquierda-Nacional y Popular.
El Partido Obrero ha publicado un artículo, firmado por Juliana Cabrera, que da cuenta (ex post facto) de la conformación del interbloque con el PJ. Es un reconocimiento tardío, o sea vergonzante, de la política de sus diputados tras las bambalinas en el Congreso. Estamos ante un verdadero modus operandi. Es la misma política que llevaron adelante en ocasión de la votación en la legislatura porteña en favor del proyecto de Trump-Netanyahu que condena por antisemitismo cualquier crítica al estado de Israel que sobrepase ciertos límites muy estrechos. Los partidos del FITU se “rectificaron” de esta votación recién dos semanas después, a pesar de haber sido advertido algunas semanas antes y denunciado en el recinto por la diputada de Autodeterminación y Libertad.
El intento de aclarar el asunto lo ha oscurecido aun más. Es que, según explica Cabrera, debido a un ‘delay’ entre la salida de la diputada Schlottahuer (de IS) y su reemplazo por Vilma Ripoll (MST), “nuestro bloque tenía transitoriamente un diputado menos de los cinco requeridos” al momento de “formalizar los integrantes de la comisión”. La ‘aclaración’, sin embargo, es un encubrimiento: Ripoll asumió el 16 de abril, o sea que el acuerdo fue fraguado antes de esa fecha, y ocultado desde ese entonces.
Pero Cabrera brinda otras confidencias del acuerdo. Por ejemplo, que fue Unión por la Patria quien “nos ofreció inscribir transitoriamente un interbloque con dos diputadas del peronismo”; el kirchnerismo al ‘socorro’ del FITU. El peronismo tentó al FITU con una oferta de acuerdo entre ambas fuerzas que, dice Cabrera, “permitió garantizar el integrante que legítimamente le corresponde al FIT”, sin la U. El PJ se benefició también con una mayor representación en la comisión. Este “acuerdo técnico” (Cabrera dixit) fue “útil para ambos bloques”. Cabrera parece ignorar que los acuerdos ‘técnicos’ (parlamentarios o de representación) tienen lugar entre fuerzas obreras con posiciones divergentes, como es el caso de la “rotación” establecida en el FITU; no con los partidos patronales. Con éstos, son admisibles únicamente pactos de acción, por ejemplo, contra un golpe o contra una agresión del fascismo, o contra un ataque militar del imperialismo (Malvinas). Cabrera, para colmo, aclara que el FITU “(no comprometió) posiciones políticas”. Tenemos aquí, en primer lugar un frente por la negativa, o sea, un frente vacío o no frente, y, en segundo lugar, un frente político en toda la línea, con el pretexto de una línea común en el caso $Libra, que nadie sabe en qué consiste, porque no está explicitado. La mayor representación del peronismo en la comisión (una diputada adicional) no es más que un apoyo a las negociaciones de conjunto que las distintas fuerzas patronales mantienen a nivel nacional, incluyendo la Ley Ficha Limpia, la composición de la Corte Suprema y los acuerdos con la burocracia sindical. El FITU no tiene reparos en admitir que este acuerdo ha sido útil al peronismo, pero “técnicamente” también al FITU, sin explicitar en qué consiste desde el punto de vista político. El PJ claramente leyó bien los anhelos del parlamentarismo del FITU al momento de proponerle que formen parte de la maniobra del peronismo. Al contrario de lo que dice Cabrera, las posiciones políticas están bien comprometidas.
¿Cuál fue el resultado de esta “maniobra legítima” con el peronismo? Cabrera lo explica: con 14 miembros para el oficialismo y 14 para la oposición “la primera reunión constitutiva reflejó el empantanamiento”. Es decir, la “maniobra legítima” será la base de las negociaciones ulteriores entre el oficialismo y la oposición patronal. Es una comisión integrada, en su mayoría, por las fuerzas políticas que han votado la Ley Bases y son el sostén del gobierno nacional. El FITU ha legitimado el fraude de la comisión por medio de un acuerdo con el PJ. Es curioso que los protagonistas de esta patraña hayan olvidado la advertencia de Juan Domingo Perón: cuando se quiere enterrar un asunto se llama a una comisión.
Si se ha tratado de una “maniobra legítima” que ha significado un logro, ¿por qué las fuerzas del FITU han decidido mantener oculta esta brillante actuación de sus diputados a su propia militancia y al conjunto de los trabajadores y sólo salir a justificarla una vez que el hecho salió a la luz por otras vías? Eso, en el caso del PO. El resto de las fuerzas del FITU se han autoimpuesto una mordaza. Sergio Massa no se olvidó de revelar que el FITU ha votado 25 proyectos de leyes presentados por el pejotismo.