Escribe Jorge Altamira
Los fallos judiciales y la crisis del régimen político.
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El otorgamiento de la prisión domiciliaria a Cristina Kirchner, vía Zoom, desarmó la iniciativa de una marcha hacia Comodoro Py, que incluso hubiera podido encabezar la expresidenta misma. La incertidumbre que creó el cambio del procedimiento para notificar la orden de detención fue disipada por la convocatoria a una marcha a Plaza de Mayo, para el mismo miércoles en que estaba prevista la marcha a la sede de la Justicia Federal. El aparato del PJ se movió con urgencia para montar una asistencia organizada desde varios puntos del país y, por supuesto, del Conurbano. La detención domiciliaria está acompañada por numerosas restricciones a los movimientos de Cristina Kirchner, lo que deja abierta la posibilidad de que se invoque cualquier ‘irregularidad’ para revocarla por su alojamiento en una cárcel común, como lo han pedido los fiscales de la causa, Diego Luciani y Sergio Mola, los mismos que pidieron una pena de 12 años. La “domiciliaria notificada por Zoom” había sido solicitada por los mismos abogados de Cristina, para evitar escenas de humillación pública como cuando fue detenido el exvicepresidente Amado Boudou, condenado por la causa Ciccone. Este cambio de método para ejecutar la orden de detención, pedido por la misma defensa, demostraría que nunca existió el propósito de que CFK encabezara una ‘marcha nacional y popular’ hacia la sede judicial. La condena contra Cristina Kirchner gravitará por un tiempo relativamente prolongado en la crisis política en desarrollo. Las condiciones de su detención no están grabadas en piedra, se modificarán (o sea, podrían empeorar) con la marcha de esa misma crisis.
La movilización de este miércoles 18, bajo el emblema de “Argentina con Cristina”, adecuado para ser voceado por los manifestantes, es presentada como un repudio a la condena y como una exigencia para su cancelación o derogación. Objetivamente, sin embargo, y también en la cabeza del aparato convocante, ese slogan apunta a convertir la “inhabilitación perpetua” de la ex en el eje político de las elecciones bonaerenses del próximo 7 de septiembre y de las nacionales del 26 de octubre. Debería servir, de un lado, para detener la hemorragia electoral que vienen sufriendo el pejotismo y el kirchnerismo, e incluso atraer el voto de una parte, al menos, del electorado que se ha pasado al ausentismo, precisamente en repudio al desastre del último gobierno de los dos Fernández y a la oposición colaboracionista con el gobierno liberticida y policial de Milei-Caputo-Bullrich. Los medios de comunicación K han sido ganados, en las últimas horas, a una inusitada pasión por “la emocionalidad”, o sea que buscan que la detención de CFK suscite un sentimiento similar al que produjo la muerte prematura de Néstor Kirchner a fines de octubre de 2010. La importancia de ofrecer un programa político es denunciada como una desviación de tipo “racional”. El objetivo de poner fin a la detención de Cristina Kirchner ha sido depositado en el eventual otorgamiento de un indulto, por parte de un gobierno peronista en caso de ganar las elecciones de 2027. Ese ‘perdón’, no obstante, podría otorgarlo como un gesto ‘magnánimo’ un gobierno liberticida que derrotara al kirchnerismo en esa misma elección, para darlo por muerto ‘definitivamente’.
La convocatoria a manifestar nunca tuvo el objetivo de reclamar la retractación de la sentencia que ha sido convalidada por la Corte. Desde un principio, la movilización había sido planteada como un reivindicación del liderazgo político de CFK, es decir, de un modo sectario, incluso contra quienes se le oponen dentro del Pejota, como Kicillof y la burocracia de la CGT. “Cristina libre” ha quedado confinada a una operación electoral del pejotismo. El cristinismo alberga, por caso, una gran expectativa por las elecciones en Corrientes, en pocos días más, luego de que las encuestas saludaran la presencia de CFK en un acto en la provincia.
Lo que hay por delante no es, sin embargo, un lecho de rosas. Median sólo 30 días para presentar listas legislativas y municipales en las ocho secciones electorales de la provincia de Buenos Aires, y cuatro semanas más para las elecciones nacionales de renovación parlamentaria. Es un corto espacio de tiempo para zanjar las rupturas en el peronismo bonaerense, en primer lugar. Quienes siguen los detalles de estas disputas aseguran que la confección forzada de una lista única de la UxP llevaría a un boicot en los municipios, donde los actuales intendentes (que no están sujetos a ser reelectos en este turno) encabezarían “listas cortas” (sin candidatos a la Legislatura) con carácter “testimonial”, o sea, para boicotearlas. Para el aparato del PJ, una preponderancia de La Cámpora equivaldría a un gran daño para el futuro del peronismo. Es lo que también sostiene la burocracia de la CGT, que ofrecerá un escaso aporte a la marcha de hoy. Los sindicatos peronistas han bajado una orden que obliga a los delegados con permiso gremial a concurrir a la movilización, así como a evitar asambleas y paros. La clase obrera no será de la partida. La crisis interna en el kirchnerismo, que se anuncia prolongada, afectará fuertemente su capacidad electoral. La “libertad para Cristina” es una envoltura que acumula varias capas de crisis. El gobierno liberticida tiene varias alternativas para profundizarlas, porque están en carpeta, listos para el despacho, los juicios de Hotesur-Los Sauces, los Cuadernos de Centeno y, nada menos, el memorando con Irán, en medio de una guerra imperialista de exterminio contra ese Estado.
La condena judicial contra Cristina Kirchner es expresión de una crisis sin salida del régimen político presente, incluso a punto de explotar ante cualquier accidente económico o bélico internacional. Cristina Kirchner ha advertido esta alternativa repetidas veces, en especial a medida que se acercaba la fecha de su condena. Pero el kirchnerismo ha demostrado que no es una salida a ese derrumbe cuando se hizo cargo del gobierno luego del desplome económico y político de 2018-19. Una reciente declaración de CFK a favor de espaciar las elecciones a cuatro años o de construir un “estado eficiente”, muestra que no tiene siquiera un programa de rescate de la economía y del régimen político vigente, no digamos de salida para los trabajadores.. Su encarcelamiento es una tentativa torpe de la ultraderecha para salir de una crisis que no tiene su origen ni en CFK ni en el peronismo. El “eterno retorno” del peronismo es una mitología cuidadosamente preservada, que tiene el propósito consciente de someter políticamente a la clase obrera y que, cuando fracasa, incluso repetidamente, la respuesta es el golpe de Estado, las Triple A, el menemismo y más.
Solamente una clase obrera políticamente independiente, con una comprensión de los desafíos del actual momento histórico (es decir la conciencia de clase) puede abrir una ruta emancipadora.