Escribe Marcelo Ramal
El alineamiento cobarde de todas las fuerzas políticas.
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Luego del fallo de la Corte contra Cristina Kirchner, La Cámpora y algunos sindicatos dirigidos por el kirchnerismo anunciaron iniciativas de protestas, a las que enseguida pusieron freno y sordina. Les asignaron el objetivo “dejar sentada” una protesta contra el fallo – de ninguna manera derrotarlo. Lula, en la misma situación, atinó a atrincherarse en el sindicato metalúrgico de Sao Bernardo do Campo; CFK inició negociaciones acerca de la modalidad de cumplimiento de la detención domiciliaria. Probablemente se resignaron a la pasividad dado el enorme retroceso del peronismo, desde la derrota electoral en 2021. En 2018, un fallo de la Corte por el 2x1 a los genocidas fue derribado por medio millón de personas en la calle. Ahora, la decisión del triunvirato de la Corte Suprema no despertó reacción. El bloque de la UxP, en Diputados, decidió boicotear las reuniones de comisión parlamentaria e imaginar un indulto para la expresidenta si en 2027 ganara el pejotismo.
En segundo lugar, el kirchnerismo se cuidó muy bien de recortar el horizonte de esas protestas. La decisión de confinar las iniciativas a “actos por Cristina” apartó a la masa trabajadora y, particularmente, a los luchadores. En el subte, la directiva K se limitó a publicar un comunicado, en medio de la indiferencia de los trabajadores de las líneas; lo mismo en FOETRA. En la marcha de los jubilados de los miércoles, que esta vez se encaminó a Plaza de Mayo y sumó al Garrahan, el reclamo por Cristina sólo fue enarbolado por un pequeño contingente de La Cámpora y Patria Grande. Máximo Kirchner ha pedido una “movilización masiva” para el día en que Cristina se entregue en Comodoro Py. Esta parálisis política fue saludada por Bregman, Del Caño y Castillo con un apoyo político a Cristina Kirchner. Los medios ‘progres’ saludaron enseguida este apoyo como una promesa de frente popular. En Diputados existe algo como esto, que lleva el nombre de Interbloque del Frente de Izquierda-Nacional y Popular.
La ultraderecha y la camarilla liberticida tienen sus propios designios. La cuestión sobre las condiciones de detención de Cristina ha derivado en una serie de opciones, desde la modificación de las condiciones de detención, obligando a la ex presidenta a confinarse a una vivienda alejada de la Ciudad, o incluso la denegatoria de la prisión domiciliaria, en línea con su inhabilitación política. Temen una suerte de Puerta de Hierro, cuando el fascismo español acogió y protegió a Perón, pero en el barrio de Constitución, bajo el ‘cuidado’ de Patricia Bullrich.
Milei eligió hacer un recorrido por Europa hasta recalar en Israel, para respaldar los crímenes de guerra del estado sionista y festejar, en la Knesset, el fallo local. El renovado apoyo a los perpetradores de una de las mayores masacres después de la segunda guerra, junto con Sarajevo, en Bosnia, fue compartido por el sionismo laico que esgrime la oposición a Netanyahu, que enseguida se transformó en apoyo ruidoso al ataque contra Irán. La condena contra CFK fue reclamada con insistencia por EEUU y el gran capital internacional. En cualquier caso, la mesa chica del cristinismo ha dado por cerrado al episodio del fallo – sólo negocia con los jueces las condiciones de la detención. En cuanto al peronismo, se encuentra deshojando la margarita entre proseguir o no, con las elecciones desdobladas y cómo suturar las divisiones para presentar una lista común en la Provincia, que luce altamente improbable.
En esta línea, se multiplicaron las invocaciones a la “unidad peronista”, aunque desde figuras menores, como Juan Grabois, que ha llamado a sumarse al ausentismo electoral, y Guillermo Moreno, otro personaje sin rumbo en búsqueda de pescar algo en la crisis. La versión de que Kicillof podía unificar las elecciones bonaerenses con las nacionales, accediendo tardíamente a un reclamo de Cristina, fue desmentida por el propio gobernador. La “nueva partitura” sigue su ruta, y sin Cristina. La salida a la superficie de Máximo Kirchner, con la pretensión de reemplazar a su madre a la cabeza de la 3ª sección, desató la furia de los intendentes, que no lo quieren ni pintado de candidato. Mientras tanto, los gobernadores del pejotismo con peluca, “lamentaron” la condena como el pésame que se da por un pariente lejano. Con Cristina confinada, el peronismo acentúa su disgregación. Una parte del pejotismo espera que baje la “marea” por el fallo de la Corte para estrechar vínculos con la camarilla de Milei-Caputo. En el caso de la CGT, está discutiendo en el Ministro de Trabajo su participación societaria en el negocio de los “fondos de cese laboral”. Otra parte quiere un “frente amplio” con la derecha del medio.
La necesidad de hacer una elección ‘ganadora’ a como venga, es la razón política de la inhabilitación de Cristina Kirchner. Ello obedece al objetivo estratégico de la camarilla liberticida y el capital financiero de barrer con el derecho jubilatorio y el derecho laboral, literalmente por completo. Este es el fondo de la crisis política y de los atropellos que la acompañan. El propósito no es cortarle las alas políticas al kirchnerismo, que ha colaborado sin remilgos con el capital financiero, sino cortarle la cabeza a la clase obrera – si es por medio de la Constitución y el estado de derecho, mejor.
El fallo de la Corte contra Cristina Kirchner es, antes que nada, un golpe de Estado judicial contra los derechos democráticos La corrupción estatal debe ser investigada por un justicia independiente de las camarillas capitalistas nacionales e internacionales. Declaración de Política Obrera, 12/06/2025.