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La condena penal y política contra Cristina Kirchner ha resultado, al menos hasta el momento, en un bumerán: ha devuelto un protagonismo central a la expresidenta en el marco de la numerosa movilización que tuvo lugar en este miércoles.
La vuelta, sin embargo, aun con “más sabiduría”, demuestra que el kirchnerismo no ha aprendido nada. La definición más relevante del discurso de CFK ha sido la reivindicación del “desendeudamiento”, que ella misma, en su momento, cifró en 174.000 millones de dólares. Una sangría mayor que esa, en palabras de Cristina Kirchner, “no se consigue”. En 2003, cuando Néstor Kirchner llegó al gobierno, la deuda pública oscilaba en los 200.000 millones de dólares, la mitad de ella con el FMI. Esa deuda, en la actualidad, supera los 600.000 millones de dólares, la mayor parte a plazos muy breves. ¿La expresidenta está calculando pagarla con las exportaciones de la minería y Vaca Muerta, que es señalada por Caputo y Milei como la garantía del actual endeudamiento? La soja ya no cotiza a 600 dólares la tonelada, como ocurría en 2007.
Es cierta la denuncia de la jefa del peronismo, en su breve mensaje, acerca del “tarjeteo” de la compra de alimentos que luego no se puede pagar, pero “los argentinos y las argentinas” lo vienen haciendo desde el gobierno precedente a la vista y paciencia de la entonces vicepresidenta y los ministros que le respondían. En un mundo de guerras imperialistas internacionales, crisis financieras a repetición y guerras económicas de “todos y todas” contra “todas y todos”, poner fin a la confiscación de la deuda financiera solamente puede lograrse con una política socialista que incluya el desconocimiento de esa hipoteca usuraria e ilegítima. Quien fuera gobierno con Menem y Cavallo no tiene en la cabeza una incursión semejante y profunda contra “el derecho de propiedad” del gran capital.
El volumen de la marcha de hoy le ha dado a la expresidenta la facultad para designar las candidaturas del pejota en las elecciones de este año. Podría convertir a un aparato en disgregación en un frente electoral menos dividido y recoger los beneficios de este cambio. Pero la crisis del peronismo es muy profunda, no admite salidas de corto plazo ni superestructurales. El peronismo no tiene programa frente al derrumbe económico en desarrollo, como se puede ver en su acción en el Congreso. La crisis de régimen seguirá su rumbo, incluso la profundizará.
La multitud que se ha reunido hoy en la calle es objetivamente un revés para el aparato de represión del gobierno antiobrero, que acaba de darle el poder de la calle a la Policía Federal. Pero para explotar esa ampliación del derecho a la calle es necesario romper el chaleco de fuerza de la burocracia sindical que hoy estuvo en la Plaza: la verdadera responsable del avance de la política de destrucción de los salarios, las jubilaciones y los derechos laborales, sanitarios y previsionales. La expectativa en salidas electorales le dará espacio al gobierno para rehacerse del retroceso de hoy.
El mensaje de Cristina Kirchner no hizo alusión a un plan de lucha para derrotar el fallo que la condena a prisión e inhabilitación política. La camarilla liberticida apresurará ahora los procesos judiciales Hotesur-Los Sauces, los Cuadernos de Centeno y el memorando con Irán, en medio de una guerra de exterminio del imperialismo y el sionismo contra el pueblo palestino y la nación iraní.
CFK subrayó hoy la necesidad de “la claridad”. Pero la consigna Volveremos sólo aporta confusión. En 1973, “la vuelta de Perón” sólo desató la represalia parapolicial y paraestatal y una alianza con las dictaduras militares de los países vecinos –en especial, Pinochet-. La otra vuelta, la de Menem, un prólogo del gobierno actual, ejecutó la mayor entrega de la historia y detonó el derrumbe de 2001. Cristina Fernández presenta sus pronósticos actuales como resultado de aquella experiencia, de la que su matrimonio tomó parte. La década que concluyó en 2015 trajo al gobierno a Macri y una deuda pública estatizada -en ANSeS y los bancos Central y Nación- conocida como “desendeudamiento” con los capitales privados. El segundo retorno, en 2019, el pueblo lo tiene en la memoria y es la causa de la llegada de Milei al gobierno. El peronismo ha sido un “gran organizador” de derrotas.
Argentina ingresa en un período crucial, más rápidamente de lo previsto. El futuro de este período depende enteramente de la capacidad de la clase obrera para transformarse en un factor histórico independiente.
“Argentina con Cristina”, un operativo electoral Los fallos judiciales y la crisis del régimen político. Por Jorge Altamira, 18/06/2025.