Larreta juega con el hambre: nuevo ajuste a la alimentación

Escribe Gisela Dorado

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Durante los últimos días, el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires ha desarrollado un nuevo ataque a docentes y familias a través de modificaciones en el Servicio Alimentario Escolar (SAE) que se entregaba quincenalmente y que, a partir de esta semana, se hará de forma mensual. Asimismo, el gobierno porteño ha vuelto a incumplir en la entrega de elementos de seguridad e higiene para el personal docente que realiza los repartos de bolsones. A las faltantes de estos materiales para algunos docentes, se suma que algunos elementos entregados son tan precarios como una placa de acetato ajustada con abrochadora.

Desde el principio de la cuarentena obligatoria, los docentes hemos dado una batalla para garantizar que las familias puedan seguir recibiendo alimentos que, mínimamente, cubran los desayunos, meriendas y almuerzos que se entregan diariamente en las escuelas. En los primeros días, el gobierno se limitaba a entregar un mísero sánguche que parecía una provocación ante el hambre creciente de nuestros alumnos y sus familias. Finalmente, cuando logramos que se entreguen bolsones de comida, limitaron su acceso a quienes ya habían tramitado de forma online la beca alimentaria y, más aun, la entrega del almuerzo sólo a los alumnos anotados en jornada completa. Apenas empezaron las entregas, pudimos comprobar que ´los bolsones´ eran más bien bolsitas con una cantidad escueta de alimentos poco nutritivos. Pero esta situación se vio agravada cuando comenzamos a verificar que algunos productos llegaban en mal estado e incluso vencidos. Es así que muchos docentes tuvimos que llamar a las familias, post entrega, para pedirles que revisen fechas de vencimiento, escuchando la angustia de muchas madres que contaban con ello para la comida del día. Esta semana, además, hubo faltante de productos como aceite y azúcar en cada bolsón por los que el GCBA dice pagar $1.575, mientras las 19 concesionarias que entregan la mercadería reconocen que valen la mitad de ese valor. ¿Adónde va el dinero de la comida de nuestros alumnos?

Todo esto ocurre mientras la curva de contagios se ha disparado de forma alarmante, sobre todo en las villas de la ciudad, y ante el total desentendimiento de Larreta y Fernández de las necesidades de vivienda, ampliación de IFE, alimentación y elementos de seguridad e higiene que a muchas de nuestras familias les urge para sostener una cuarentena en regla.

En este marco, el Ministerio de Educación comunicó, mediante una resolución, una modificación en el servicio alimentario, por la cual los alimentos entregados entre el 26 y el 29 de mayo, serían los últimos hasta dentro de un mes, sin que se prevea duplicar la cantidad de alimentos entregados por bolsón y sin aclarar cómo será la próxima entrega. Se trata de un ajuste que no podemos permitir. El gobierno que acaba de votar la Ley de Emergencia Económica. Como denunciamos entonces, la Ley sólo significaría un ataque a las familias trabajadoras, y este ajuste a la alimentación de nuestros alumnos es sólo un botón de muestra. Esto representará un crecimiento del hambre en las villas y asentamientos, y tendrá como consecuencia el crecimiento en la demanda de raciones de comida en comedores y ollas populares en los barrios, a los cuales el estado tampoco abastece.

Mientras tanto, los docentes y el personal no docente seguimos expuestos durante estas entregas. Tras varias semanas sin enviar ningún tipo de protección, esta semana han enviado una máscara de acetato ultradelgada, abrochada de forma precaria. El gobierno incumple el fallo que lo obliga a proveer los kits de seguridad, por lo que los docentes debemos hacernos cargo de los elementos necesarios para realizar las jornadas. Esto ha provocado que hoy algunos docentes se encuentren en aislamiento por 14 días ante posible contagio de covid-19, sin más protocolo que asistir a un centro médico sólo si pasan más de tres días con fiebre. Exigimos testeos a las docentes que hoy deben aguardar síntomas, cuando sabemos que el virus también puede ser asintomático. La docencia debe deliberar en cada escuela y distrito para preservar nuestras vidas si no se garantizan las condiciones sanitarias que necesitamos.

El Estado debe hacerse cargo de la entrega de alimentos en cada barrio para evitar aglomeraciones y posibles contagios, garantizando que todas las familias reciban los bolsones de forma universalizada. Rechazamos de plano cualquier tipo de ajuste a la alimentación de nuestros estudiantes.

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