Escribe Pablo Busch
El Gobernador Llaryora militariza la planta “a lo Bullrich”.
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La empresa Petroquímica Río Tercero, perteneciente al grupo Piero, lanzó esta mañana una nueva serie de despidos que se calculaba en 124 trabajadores. Los despidos fueron comunicados al mismo tiempo que la empresa se militarizaba completamente en la planta, evitando el ingreso de los trabajadores del turno mañana, sean despedidos o no. El Sindicato Petroquímico de la ciudad llamó a un paro total de actividades, paralizando el polo petroquímico.
La empresa viene de reestructuración en reestructuración, pasando de 250 trabajadores en el mismo mes del año pasado, a 70 que quedarían trabajando actualmente, de pasar los despidos. Los despidos incluyen a operarios, a personal jerárquico, a trabajadores de la planta petroquímica de Pilar e incluso a delegados del personal.
Durante los 100 despidos anteriores, el Sindicato Petroquímico llevó adelante una extensa lucha, con un acampe frente a la planta. Apoyada en el bajo precio internacional y en la excusa de abaratar costos, la empresa había decidido dejar de producir el químico TDI -esencial para la industria automotriz, de colchones y muchas otras cosas- y pasar a importarlo. La reestructuración anterior no redundó en una mejora de la producción como prometía la empresa, sino en la profundización del vaciamiento.
La planta amaneció militarizada por la policía del Gobierno de la Provincia de Córdoba, en un hecho clarificador sobre el rol del gobernador Martín Llaryora, que viene de “girar” en el Congreso contra el gobierno de Milei, pero que en la Provincia aplica la misma política de ajuste y de represión a los conflictos obreros. El intendente de la Ciudad de Río Tercero, en la misma línea, reclamó a través de declaraciones en declaraciones a Radio La Voz que la medida de fuerza se levantara, porque podría afectar las inversiones comprometidas en la ciudad por la empresa química Atanor.
El titular del Sindicato del Personal de Industrias Químicas y Petroquímicas, Lucas Felici, denunció una serie de irregularidades en el proceso de despidos: “A las 4 de la mañana militarizaron la fábrica, tanto desde adentro como para afuera. No dejaron ingresar a los compañeros que deberían haber ingresado”.
Para evitar una ocupación de la planta o un paro dirigido desde adentro, la empresa dispensó de trabajo a los trabajadores que siguen con contrato vigente por lo que dure el conflicto.
Los despidos masivos en PR3 se suman a una nueva ola de ataques a la clase obrera, en Georgalos, Secco, Molinos, Toyota, Cerámica Cortinez, en el INTA, en el INTI, en Vialidad Nacional, en el Conicet, y un largo etcétera. Mientras se avanza contra la clase obrera, la burocracia de la CGT se reparte entre la integración al Consejo de Mayo del Gobierno de Milei y la disputa por candidaturas en las listas de Kiccilof en la provincia de Buenos Aires.
La lucha de los trabajadores quimicos de Rio Tercero es una nueva expresión del rechazo de la clase obrera a la avanzada del Gobierno y las patronales, esta vez, de la mano de un gobernador de la oposición.