El desmadre económico y la disgregación del MAS logran que la derecha encabece las encuestas en Bolivia

Escribe Aldana González

Los indecisos y el voto en blanco representan el 25%.

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Bolivia fue en junio el país con más alta inflación de América Latina -un 5,21% mensual-, superando a Venezuela y a la Argentina, y continúa el desabastecimiento de combustible y de otros productos. Su deuda pública es del 95% del PBI y el dólar blue duplica el precio del oficial por la falta de divisas. Esta situación -que deja al presidente Luis Arce con la popularidad más baja de América latina después de la peruana Dina Boularte- es, junto con la disgregación del MAS (Movimiento Al Socialismo), pasto seco para que crezca la derecha y tenga posibilidades de ganar las elecciones, dejando atrás las dos décadas de hegemonía del partido oficial.

La última encuesta de esta semana del diario El Deber muestra al frente de los sondeos a Samuel Doria Medina -un empresario y político de centroderecha que ya fue candidato en varias oportunidades-, con un 21,7%, seguido de cerca por el expresidente, también de centroderecha, Jorge “Tuto” Quiroga, con el 20,7%; tercero el exmilitar y empresario neoliberal Manfred Reyes con 10%, y recién cuarto el presidente de la Cámara de Senadores, el izquierdista Andrónico Rodríguez con 8,2%.(La Nación, 19/07). Evo Morales, inhabilitado para un tercer mandato por la constitución boliviana, se niega a apoyar o proponer a otro candidato y solo amenaza con boicotear las elecciones. De todas maneras, el 25% de indecisos pone en cuestión cualquier vaticinio.

Una de las cuestiones fundamentales que pesa en la balanza para que la preferencia vaya hacia la derecha es que las propuestas de los candidatos que vienen del MAS son una mala copia de la primera. Proponen ajuste, privatizaciones y cierres de empresas estatales. Una de las principales batallas del gobierno durante este 2025 fue lograr que la oposición de conjunto aprobara mayor endeudamiento externo. Entre el original y la copia, se suele preferir el original.

El gran problema para el capital es que en semejante cuadro de crisis ningún candidato puede ofrecer garantías. En el Chapare, la zona que controla Evo, recién ahora la policía pudo regresar al territorio, cuando ya pasó más de un mes del levantamiento de los piquetes que tuvieron cercado al gobierno por semanas.

Sea quien fuere el candidato que se imponga en las elecciones, si no alcanza más del 50% de los votos o un mínimo del 40%, con una diferencia del 10% frente a la segunda candidatura más votada, habrá una segunda vuelta electoral el 20 de octubre (Ídem). Además, como se renueva el 100% del Parlamento, si finalmente se cristaliza este resultado de atomización, gobernar va a ser más complicado todavía. Y el panorama solo promete ser peor. Bolivia dejó de exportarle gas a la Argentina y el año próximo dejará de venderle a Brasil. El agotamiento de los pozos sin una commoditie de reemplazo es una condena para Bolivia, que durante los años de bonanza no diversificó su economía ni se industrializó. En este cuadro, la ausencia de una expresión de los trabajadores en el tablero político es un crimen.

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