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El jueves 5 de agosto, el SUTNA llevó adelante un nuevo paro de 24 horas en rechazo a la “nueva propuesta” paritaria de Pirelli y Bridgestone que consiste en ofrecer una cuota extra de 4 % a las propuestas de rebaja salarial presentadas con anterioridad. El dueño de FATE, Madanes Quintanilla, no acompañó la propuesta de Pirelli y Bridgestone, pero aclaró que “(…) en caso de aprobación de la misma extremará sus esfuerzos para lograr el eventual cumplimiento de dicha propuesta”. La medida de fuerza había sido “trasladada” por el SUTNA del 1 al 5 de agosto por “desavenencias climáticas” y “múltiples compromisos” del sindicato.
La “nueva propuesta” consiste en un aumento remunerativo de 3.3 % a partir del 1º de marzo, 6.7 % en junio sobre el salario de marzo y un 4 % en septiembre sobre el salario de junio. En total, las empresas ofrecen, para el periodo enero-agosto, un aumento en cuotas de 14 % no retroactivo, cuando la inflación acumulada para el mismo período rondará el 20 %. Además, las patronales rechazan pagar el bono de fin de año que ellas se comprometieron a pagar todos los años en medio de la huelga indefinida de 2022. En síntesis, la “nueva propuesta” es más de lo mismo: rebaja del salario real en un marco de despidos masivos y flexibilización laboral en toda la industria.
En víspera del paro nacional, la patronal de Pirelli montó una nueva provocación contra el colectivo de trabajadores convocando a los activistas a aceptar “retiros voluntarios” bajo todo tipo de presiones. Por su parte, los trabajadores de FATE arrancaron el paro nacional con un “viborazo” y la adhesión al paro que fue altísima. En ese marco, el SUTNA realizó un acto frente al Congreso de la Nación, que confluyó con los jubilados y colectivos de discapacidad en lucha contra el veto de Milei a la ley de aumento jubilatorio y a la ley de emergencia en discapacidad. También participaron del acto diversas delegaciones sociales y políticas. El orador del acto fue el secretario general del SUTNA, Alejandro Crespo, quien denunció el espionaje ilegal contra las organizaciones obreras y aseguró que el SUTNA “no va a permitir ninguna rebaja salarial en ninguna instancias”, aunque no planteó medidas de fuerza progresivas y asambleas soberanas para votar un plan de lucha, en oposición a los paros rutinarios y aislados, a las exhortaciones al Ministerio de Trabajo de Kicillof a intervenir en favor de los trabajadores y a los “mandatos” indefinidos. Toda esta orientación política no contribuyó a unificar las fábricas y obligar a las patronales a que se avengan a un acuerdo salarial que contemple los reclamos de los trabajadores.
