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El martes 2 tuvo lugar una asamblea general de la AGD-UBA en la Facultad de Filosofía, de la que participaron alrededor de setenta docentes. La reunión se realizó en un contexto donde las federaciones universitarias han profundizado su alineamiento con los Rectores y la senda parlamentaria de la ley de financiamiento y boicotean el desarrollo de un plan de lucha nacional. Los paros rotativos de 48 horas de Conadu y Conadu-Histórica tuvieron un acatamiento dispar en el país y las distintas unidades académicas de la UBA. Es que para la docencia ya ha quedado claro que los paros aislados y pasivos son una vía agotada, que sólo lleva al desgaste y a la desmoralización.
En el informe de apertura, la conducción del sindicato (Naranja-Partido Obrero) planteó la propuesta de una “semana de lucha” del 8 al 13 de septiembre, incluida una jornada de clases públicas en Plaza de Mayo el miércoles 10, que había sido acordada previamente con Feduba (el sindicato de base de la otra Conadu). La discusión de la asamblea se concentró en qué medidas impulsar esta semana y la que sigue, sobre lo cual se hicieron diferentes propuestas. En las intervenciones se habló sobre la situación en cada facultad y colegio. Algunos docentes destacaron la fragilidad del gobierno y la importancia de reforzar la lucha en este cuadro. También se discutió qué hacer ante el posible veto de la ley de financiamiento. Pero el debate fundamental sobre cómo seguir se dio entre la propuesta formulada por la directiva y el mandato de base de los docentes de Ciencias Exactas, donde se vino desarrollando un paro por tiempo indeterminado desde el 18/8 cuando inició el cuatrimestre.
Los docentes de Exactas, que en la asamblea de la facultad nos pronunciamos por continuar el paro hasta el 8, propusimos que también se convoque a nivel de la UBA un “paro hasta el 8 inclusive” renovable por asamblea. Este mandato, que surge del balance de dos semanas de paro sostenido en Exactas, apuntaba a sacarla del aislamiento y reforzar la lucha extendiendo el proceso hacia otras facultades.
Sin embargo, la conducción de la AGD se niega a retomar y replicar esta iniciativa vigorosa surgida desde las bases de la docencia, que plantea el camino de la huelga indeterminada para enfrentar al gobierno, cuando éste atraviesa una crisis terminal. En lugar de apoyarse en el impulso de este activismo combativo para romper con la línea de desgaste y de sometimiento a los Rectores que promueve la burocracia sindical, la conducción del gremio en parte se adapta a la orientación de Conadu-H y las federaciones y, en parte, plantea medidas de forma rutinaria, sin un trabajo serio de organización y preparación previa, que cada vez convocan menos a los docentes. Lo único concreto es la jornada de clases públicas el miércoles 10/9 junto a Feduba. Lo ausente es la ausencia de una continuidad, luego de la semana de lucha próxima no hay definición alguna sobre cómo se sigue.
Durante la asamblea, la conducción se empeñó en defender su planteo inicial como un libreto prearmado, frente a la propuesta surgida en Exactas de declarar paro en la UBA. Todo lo contrario a lo que se espera de una conducción clasista, que es ir a una asamblea a tratar de recoger las iniciativas del sector más avanzado del movimiento y contagiar de eso a las unidades académicas menos activas. Algunos miembros del aparato del PO se dedicaron a explicar con mucha elocuencia que no se podía llamar a parar cuando había muchas facultades donde los paros rotativos de 48 horas no habían prendido. La conclusión no era cómo superar esa perspectiva de desgaste, sino excluir al paro de la semana de lucha.
En el debate sobre la “diferente situación” en cada facultad, se abonaba la idea de que cada uno haga lo que pueda. Se dijo incluso que, si Exactas quería continuar parando, podía hacerlo con el aval del gremio, pero sin trazar un horizonte para que dejara de estar en soledad. Los docentes de Política Obrera defendimos el mandato de Exactas junto a otros compañeros de la facultad y enfatizamos la necesidad de extender esa lucha a toda la UBA. En nuestra intervención, inscribimos el proceso de Exactas en las tendencias a la huelga general que se vienen desarrollando en el movimiento obrero y la gran industria, empezando por la metalúrgica y siderúrgica, con asambleas masivas y una lucha decidida de los trabajadores que ha tenido que sortear las maniobras de la burocracia de Furlán y Brunelli. En esas tendencias a la huelga se va desarrollando una conciencia incipiente de que la solución a los problemas fundamentales del país y de los trabajadores son incompatibles con el “déficit 0” que quiere Milei, con el pago de la deuda y, en definitiva, con el régimen capitalista. Las fuerzas progresistas que conducen las federaciones sindicales no tienen un programa de salida para esta crisis monumental en el marco burgués. Frente a la debacle de Milei, saben que su rol de fuerza de recambio se esfumaría en un escenario de Huelga General. Por eso es necesario que los sindicatos clasistas se enfoquen en iniciativas propias para funcionar como instrumento de la clase obrera en su impulso hacia la huelga.
Sobre el final de la asamblea, antes de pasar a votar, hubo un debate sobre cómo formular las mociones y resoluciones para “contemplar la situación en las distintas unidades académicas”. La directiva propuso “semana de lucha y paros”, especificando que habría paro el 10/9, junto a otras medidas señaladas al principio y en el transcurso del debate. Como esta formulación dejaba de lado lo planteado en Exactas, se le contrapuso la idea de “paro activo”. La formulación votada al final fue: “Del 8 al 13: semana de lucha, paro activo, clases públicas, asambleas interclaustro e intergremiales y todas las acciones que podamos poner en pie en unidad con trabajadores no docentes y estudiantes”. Lo votado tiene dos problemas claros. Por un lado, no acompaña el paro resuelto en Exactas entre el 1 y el 8 de septiembre para dar continuidad a la lucha. Por otro lado, una formulación tan amplia y ambigua, no ofrece un rumbo claro y unificado, sino que fomenta la dispersión y las medidas parciales.
En los próximos días, impulsemos asambleas interclaustros en todas las facultades. Demos un carácter activo al paro, ocupando las calles con cortes, clases públicas y movilizaciones. Que la jornada de clases públicas en Plaza de Mayo sea acompañada de una actividad de agitación y difusión del conflicto universitario. Preparemos y desarrollemos en las facultades y las calles el camino de la huelga general para derrotar al gobierno, en unidad con otros sectores en lucha.
