La guerra se expande al flanco Este de la OTAN

Escribe Camilo Márquez - Partido de los Trabajadores (Uruguay)

Las perspectivas de un callejón sin salida.

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El ingreso al espacio aéreo polaco de más de una docena de drones rusos durante un ataque nocturno contra Ucrania amplifica el espacio del conflicto. "Pudo haber sido un error”, respondió Trump al ser consultado por la prensa. "Un dron es un error, muchos drones no lo son", contradijo a Trump un ex alto cargo de Guerra (el nuevo nombre del departamento) de EE.UU. a la BBC.

Polonia enviará, tras el incidente, unos 40.000 soldados a la frontera con Bielorrusia y Rusia. La agencia de noticias pro Kremlin Ria Novosti lo niega: “No es la primera vez que Varsovia acusa sin fundamento a Moscú de violar su espacio aéreo” (11/9). Maria Zakharova, la portavoz del ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia instó a reconsiderar la decisión de cerrar los puestos de control en la frontera entre Polonia y Bielorrusia: “Es evidente que las medidas de confrontación adoptadas por los dirigentes polacos tienen un único objetivo: justificar la política de intensificación de las tensiones en el centro de Europa”, señaló la vocera, mientras los bombardeos de Moscú destruyen la infraestructura civil y los edificios en Kiev, Suny y Kharkov. Según el presidente Volodomir Zelensky se trata de un “ataque deliberado” dirigido a Polonia; acusó a Moscú de disparar 458 drones y misiles al oeste de Ucrania esa misma noche. Ursula Von der Leyen, mientras tanto, advirtió que la Unión Europea “defenderá cada centímetro cuadrado” de su territorio (La Nación, 11/9).

Donald Tusk, el primer ministro polaco, declaró que no tenía motivos para afirmar que estábamos al borde de la guerra, «pero se ha cruzado la línea». “Esta situación nos acerca más a un conflicto abierto como en ningún otro momento desde la Segunda Guerra Mundial” (Der Spiegel, 11/9). Tusk acentuó la denuncia para diferenciarse de Andrzej Duda, el presidente de Polonia, alineado con Donald Trump.

Según coinciden varios observadores, resulta poco probable que Rusia se arriesgue a unir a Occidente en torno a una zona de exclusión aérea sobre Ucrania organizando una provocación deliberada contra Polonia o incluso simplemente llevando a cabo una misión de reconocimiento en el espacio aéreo de la OTAN. Como sea, resulta muy conveniente un incidente de estas características para proceder a ese objetivo. El conflicto que se desarrolla actualmente combina la guerra convencional con la guerra electrónica. Los drones rusos que ingresaron al espacio aéreo, según esta hipótesis, podrían haber sufrido interferencia de la propia OTAN. Hace tan sólo una semana el avión de la titular de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen, experimentó problemas de navegación al volar sobre territorio búlgaro y generó sospechas sobre la participación de Moscú.

La interferencia agresiva de señales también podría preceder a la implementación de los supuestos planes para imponer una zona de exclusión aérea sobre al menos la parte occidental de Ucrania, donde Emmanuel Macron pretende que se instale una fuerza armada de la Unión Europea en esa región colindante con Polonia.

Para un especialista entrevistado por el alemán Der Spiegel, “las debilidades en el manejo de los drones (por parte del sistema de defensa aérea de la OTAN) han quedado meridianamente claras”; los drones rusos volaron hasta 300 kilómetros a través de Polonia antes de estrellarse o ser derribados, algo “alarmante” para el mismo medio.

El ministro de defensa alemán, Boris Pistorius, señaló que los aparatos del tipo «Shahed» o equivalentes, despegaron desde Bielorrusia. «En cualquier caso, no es necesario pasar por allí en la ruta entre Bielorrusia y Ucrania». “Por lo tanto, se puede asumir que fue una operación deliberada”.

La OTAN supone que al menos cinco de los drones tenían como objetivo el centro logístico de Rzeszów, cuyo aeropuerto es uno de los puntos de tránsito más importantes para el envío de armas y otros equipos militares a Ucrania.

Polonia invoca el artículo 4

El primer ministro polaco, Donald Tusk, anunció este miércoles ante el Parlamento que su Gobierno invocará el artículo 4 del Tratado del Atlántico Norte, que permite a cualquier país miembro solicitar consultas con el resto de aliados cuando su seguridad, independencia política o integridad territorial estén amenazadas. La última vez que se activó este mecanismo fue el 24 de febrero de 2022, el día de la invasión a gran escala de Ucrania por parte de Rusia.

“Los checos enviarán helicópteros militares, los suecos aviones de combate y sistemas antidrones, y los neerlandeses un contingente militar. Tras la violación del espacio aéreo polaco por drones rusos, varios países reforzarán la defensa del flanco oriental.” Detalla el medio polaco Rzeczpospolita (República) 11/9. Recuerda que unos 10.000 soldados estadounidenses se encuentran actualmente estacionados en Polonia.

El ministro de Defensa neerlandés anunció la decisión de desplegar sistemas de defensa aérea multicapa en el este de Polonia este año. "Con dos sistemas Patriot, NASAMS, sistemas anti drones y 300 soldados, podremos desplegar medidas avanzadas", escribió el ministro de Defensa, Ruben Brekelmans, en X, antes Twitter. Cabe señalar que justo antes del estallido de la guerra entre Rusia y Ucrania, Moscú presentó exigencias que incluían la retirada de la infraestructura y las fuerzas de la OTAN de Polonia. El operativo coincide al milímetro con la intención de la UE de instalarse a lo largo del oeste de Ucrania. Sería claramente de una invasión de Ucrania, a pedido del gobierno ucraniano. Los defensores ‘izquierdistas’ de la intervención de la OTAN, como un instrumento para ‘liberar’ a Ucrania del imperialismo ruso, no han dicho una palabra de oposición al designio de instalar tropas de la OTAN en territorio ucraniano.

Desde la cumbre de Alaska con Trump, a mediados de agosto, Moscú ha recurrido a ataques combinados con drones y misiles cada vez más masivos contra Ucrania; la camarilla de Putin reclama un derecho histórico sobre este estado tapón entre Rusia y Occidente, desde Ivan el Terrible –mucho antes de la invasión de Rusia por Napoleón-. Cumplidos los 1300 días, la guerra tiene un costo exorbitante. Los megapaquetes de guerra de la Unión Europea ya han desatado consecuencias altamente tóxicas para las arcas estatales. The New York Times señala que “Ucrania está llevando a cabo un programa multimillonario de acumulación de armas” financiado por Europa (2/9). Lo que Ursula Von der Leyen definió en el pasado como un “puercoespín de acero”. La aristócrata alemana acaricia la idea de una tercera guerra contra Rusia, luego del emperador Guillermo II y Adolf Hitler, siempre a través de Ucrania

Trump presiona a la UE a reducir a cero los suministros de gas desde Rusia, e incluso aumentar en forma drástica los aranceles contra China, para negociar el retiro del apoyo de Xi Jinping a Putin. La alternativa es que le compre el gas licuado a Estados Unidos. El secretario de Energía de Estados Unidos, Christopher Wright, confirma esta línea en una entrevista con CNBC. Pero, como lo acaba de señalar una publicación libertaria norteamericana, los bloqueos de tipo continental llevan al derrumbe de los sitiadores, como ocurrió con el bloqueo continental de Napoleón contra Inglaterra, a principios del siglo XIX. China, Rusia, incluso los BRICS, acentuarían su retiro del dólar, con gravísimas consecuencias para la economía occidental; el paso siguiente sería otra invasión a Rusia y una guerra nuclear sin precedentes. Los acercamientos entre Trump y Putin han llevado a una situación sin salida. La propia Rusia no reúne las condiciones para proseguir una guerra de tiempo indefinido, para la cual no tiene siquiera los recursos de su economía. Tampoco es una salida recuperar a Ucrania como un estado satélite, en todo o dividido, porque al fin y al cabo avecina territorialmente las fronteras que pretende distanciar de la Unión Europea.

El callejón sin salida lleva a una catástrofe humanitaria –a una Gaza mundial– que sólo puede detener la clase obrera internacional.

Revista EDM