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El lunes, en una conferencia de prensa en Ginebra, la relatora de la ONU Francesca Albanese multiplicó por diez el número de personas asesinadas en Gaza. Según Albanese, "710 es el número de días de horror absoluto que la gente en Gaza ha soportado y 65.000 es el número de palestinos supuestamente muertos, de los cuales más del 75% son mujeres y niños. Pero de hecho deberíamos empezar a pensar en 680.000, porque este es el número que algunos académicos y científicos afirman que es la verdadera cifra de muertos en Gaza".
Los propios trabajadores de la ONU han referido que bajo los escombros de las localidades devastadas de Gaza podría haber decenas de miles de cuerpos. El comisionado de la Agencia de la ONU para los Refugiados Palestinos (UNRWA), Philippe Lazzarini, lo ha repetido en varias ocasiones: "Gaza se ha convertido en un cementerio de niños" y muchos de ellos siguen bajo las ruinas.
El criminal de guerra Israel Katz, ministro de Defensa israelí lo dijo esta mañana de otra manera: «Gaza arde, está en llamas», se regocijó, mientras el ejército lanzaba la parte principal de su operación terrestre para apoderarse de la ciudad de Gaza.
La masacre se lleva a cabo con la anuencia de Marcos Rubio, presente en Tel Aviv, que ratificó el apoyo total de la administración de Donald Trump a las acciones del gobierno de Netanyahu.
Israel atacó más de 850 objetivos en la ciudad de Gaza durante la semana pasada, según el portavoz de Ejército, «preparando las condiciones del campo de batalla para la entrada de las fuerzas».
Desde la noche del martes, las emisoras israelíes narran en directo la ofensiva terrestre, que consta de carros de combate, blindados y miles de soldados avanzando ya por el centro de la capital gazatí.
La avanzada causará un desastre inimaginable entre los palestinos porque en esta ciudad aniquilada por los bombardeos cientos de miles de personas siguen refugiadas entre los escombros, sin agua, sin comida, sin nada. Los bombardeos no se ahorraron volver a atacar los hospitales en ruinas, incluyendo el pediátrico Al Rantisi, “el único en toda la Franja” especializado en atención oncológica, diálisis y otros servicios para niños
Se ignora la cantidad de víctimas. El periodista Hani Mahmoud, en el terreno, afirma que «estamos siendo testigos de un terror sistemático y creciente infligido a esta población».
En la última semana, siete niños murieron en el complejo médico Nasser, en el sur de Gaza. Las muertes, entre las que se incluyen bebés prematuros en incubadoras, se relacionaron con cortes de electricidad, desnutrición materna y los efectos continuos de la guerra. Un bebé murió tras un parto retrasado causado por el asesinato del médico que lo atendía (Página 12, 17/9).
Un demoledor informe de Comisión Internacional Independiente de Investigación de la ONU sostiene que «las autoridades y las fuerzas de seguridad israelíes tienen la intención genocida de destruir, total o parcialmente, a los palestinos de la Franja de Gaza». El informe señala que la esperanza de vida ha decaído en Gaza desde los 75,5 años cuando comenzó la matanza, hasta los actuales 34,9 años.
La Comisión insta a los gobiernos de todo el mundo a que dejen de suministrar armas a Israel. Y califica de cómplices a quienes fingen ignorar el genocidio. Amnistía Internacional, Human Rights Watch, Médicos Sin Fronteras u Oxfam, al igual que organizaciones judías como las israelíes B’Tselem (el Centro de Información Israelí para los Derechos Humanos en los Territorios Ocupados) y Physicians for Human Rights Israel, así como la estadounidense Jewish Voice for Peace corroboran la denuncia.
La UNRWA afirmó que 10 de sus edificios, entre ellos escuelas y clínicas, fueron alcanzados en cuatro días, lo que provocó el desplazamiento de casi 70.000 personas hacia el sur. La OCHA afirmó que los servicios sanitarios se están colapsando y que Israel ha bloqueado la mayoría de las misiones de ayuda previstas, renovando los llamamientos para que se permita el acceso seguro y sin obstáculos de la ayuda humanitaria.
No se sabe cuánta gente queda en la capital gazatí. Buena parte de sus habitantes ha decidido quedarse en sus hogares y refugios. Saben que en el sur los esperan auténticos campos de concentración y el régimen sionista les advirtió que una vez que ingresen no podrán salir, excepto hacia el extranjero. Mucha gente ha optado por retornar a Ciudad de Gaza tras ver lo que ocurre en el sur.
El ejército israelí dice que 350.000 gazatíes abandonaron la ciudad en los últimos días. La ONU, sin embargo, rebaja esa cifra a la mitad. “En todo caso, no menos de medio millón de personas aguardan ante los tanques, acorraladas mientras siguen los bombardeos” (Público 17/9).
"La gente está muy confundida, con miedo, y ya no sabe dónde ir, ni dónde puede estar segura", señaló en un comunicado la coordinadora de emergencias de Médicos Sin Fronteras (MSF) en Gaza, Esperanza Santos, que recordó que la población gazatí ha tenido que desplazarse "hasta más de 30 veces" desde octubre de 2023 y "ya no pueden más".
Los que acaten la orden deberá radicarse en una supuesta “zona humanitaria” en Al Mawasi, un campo de concentración a cielo abierto que este mismo miércoles ha sido bombardeado por Israel (EP 17/9).
El ejército sionista anunció a primera hora del miércoles la apertura de una segunda carretera para salir de Ciudad de Gaza, y ha exigido al más de medio millón de civiles que permanecen en la zona que huyan dentro de las próximas 48 horas, cuando volverá a cerrar el acceso.
Es difícil que la población se haya enterado de la advertencia porque están totalmente incomunicados, Israel colapsó la conexión a internet y los servicios de telefonía en el norte de la Franja.
Del mismo modo, las tropas israelíes están impidiendo a la Organización Mundial de la Salud (OMS) llevar combustible al norte, lo que “impide el funcionamiento de los generadores” y “paraliza” los hospitales.
