El “plan de paz” de Trump para Gaza y sus contradicciones

Escribe Olga Cristóbal

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En un comunicado, el viernes a la noche, Hamas aceptó liberar a los últimos rehenes retenidos en la Franja de Gaza (vivos y muertos) y pidió “iniciar inmediatamente negociaciones a través de los mediadores para debatir los detalles” y “de acuerdo con la fórmula de intercambio incluida en la propuesta del presidente Trump”, lo que significa la “suspensión de todas las operaciones militares, incluidos los bombardeos aéreos y de artillería”.

El comunicado tiene algunas imprecisiones significativas. Si bien Hamas acepta un gobierno tecnocrático palestino que administre el territorio no se refirió ni al mecanismo internacional de supervisión -que presidiría Trump y en el que está también el británico Tony Blair- ni al desarme de las milicias.

Sin embargo y a pesar de las reservas de Hamas, Trump dio al comunicado por bueno y con bombos y platillos anunció el advenimiento de la paz en Medio Oriente y, tal vez, el del Premio Nobel para sí mismo. Tampoco había comentado las declaraciones de Netanyahu que relativizó todos sus compromisos apenas unas horas después de salir de la Casa Blanca. Y ahora ordenó una reducción del fuego “pero no un alto el fuego total”, como pidió el hipócrita Trump.

“La violencia continua puso de relieve la fragilidad de un proceso de paz que ahora cuenta con el respaldo, en líneas generales, tanto de Israel como de Hamas, pero que está entrando en una fase complicada”, analiza el Washington Post (4/10)

Horas antes, el yanqui había amenazado que, en el caso de que no hubiera acuerdo, se desataría “un INFIERNO, como nunca antes se ha visto, contra Hamas. HABRÁ PAZ EN ORIENTE MEDIO DE UNA FORMA U OTRA”, bramó el candidato a Premio Nobel de la Paz. (La paz en Medio Oriente, babeada por cuanto demócrata y progresista en el mundo sea, nunca ha significado otra cosa que la derrota de las aspiraciones nacionales palestinas.)

Las organizaciones de la resistencia palestina debían decidir en un contexto dramático: Gaza tomada por la hambruna y prácticamente todo el territorio devastado y ocupado por los sionistas.

Por lo menos 600 000 personas huyeron en las últimas semanas de la Ciudad de Gaza hacia el sur, donde les indicó el ejército. Pero en lo que Israel llama zonas humanitarias no hay agua ni comida ni carpas suficientes. “Estamos expuestos al sol y al calor porque no había espacio para construir ni un refugio. Encontramos miles de desesperados como nosotros”, dijeron al New York Times (2/8) En tanto, los cientos de miles que permanecen en la Ciudad han sido catalogados como terroristas por Netanyahu. La ONU describió miles de personas “conmocionadas”, sentadas al sol a la vera de lo que alguna vez fue una carretera, y advirtió que el ejército israelí se preparaba para una masacre de proporciones homéricas.

Después del comunicado palestino, Trump ordenó a Netanyahu que cesaran los bombardeos, que habían matado en la madrugada a medio centenar de palestinos. Si bien el gobierno israelí confirmó el sábado por la mañana que se estaba preparando para la «aplicación inmediata» de los primeros pasos de la propuesta de Trump, el New York Times recoge testimonios que permiten pensar que la ofensiva, si bien menguada, continúa.

Por su parte, Avichay Adraee, portavoz del ejército israelí, advirtió a los palestinos desplazados “que no se dejaran llevar por el optimismo en torno al alto el fuego para intentar regresar al norte”. Los soldados israelíes «siguen rodeando la ciudad de Gaza, y tratar de regresar allí supone un peligro extremo», afirmó en las redes sociales. En el acuerdo que propone Trump, Israel conserva el “monopolio de la seguridad” en toda la Franja. (Netanhayu ya ha relativizado que el ejército se vaya a retirar en la medida que lo propone el acuerdo).

El miércoles, fuentes de Hamas citadas por medios saudíes reclamaron plazos concretos para la retirada de las tropas israelíes de Gaza, una de las demandas a la que Hamas ha condicionado en el pasado cualquier posible tregua. Hamas “también venía aspirando a conservar parte de su armamento y reclamaba una enmienda al plan de Trump que distinga entre armas ofensivas, que entregaría, y defensivas, que pretende conservar. Ninguna de esas demandas aparece en su respuesta” (EP 4/10)

Para el senador Lindsey Graham, un sionista desaforado, esto era “en esencia, un rechazo por parte de Hamas” a la propuesta del presidente, según escribió en las redes sociales. Para Michael Herzog, exembajador de Netanyahu en Estados Unidos, fue un «no» disfrazado de «sí» (NYT 3/10). Sin embargo, Trump aceptó la declaración de Hamas como un «sí» incondicional y le ordenó al israelí que detuviera los bombardeos.

Por otra parte, el viernes, después que trascendiera el comunicado de Hamas, uno de sus dirigentes, Musa Abu Marzuk, afirmó que no se desarmarán “mientras dure la ocupación israelí” y que formarán parte del “marco nacional palestino integral” que debata el futuro de Gaza. (El plan de Trump subraya que Hamas no desempeñará “papel alguno en el Gobierno de Gaza, directa, indirectamente o de ninguna forma”.)

Abu Marzuk también rechazó el organismo de supervisión que presidirá Trump: “Nunca permitiremos a nadie que no sea palestino controlar a los palestinos”, dijo antes de nombrar directamente a Blair. “No puede convertirse en gobernador de Gaza”, dijo, porque “destruyó Irak”, en referencia a su apoyo en 2003, cuando lideraba el Ejecutivo británico, a la invasión estadounidense.

Mientras tanto, este fin de semana se realizan enormes movilizaciones en solidaridad con Palestina en muchas ciudades europeas -80 solo en España- y el viernes la huelga general convocada por las centrales obreras italianas logró paralizar el país y puso dos millones de personas en las calles.

Revista EDM