Un mes de lucha en ILVA, un conflicto estratégico

Escribe Pablo Busch

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La lucha de los trabajadores de ILVA lleva ya más de un mes. La empresa de la familia Zanón cerró la planta el primer fin de semana, comunicando los despidos a los 300 trabajadores, sin pagar las indemnizaciones. Desde aquel entonces, los trabajadores han mantenido un acampe bloqueando los portones de la fábrica, cortaron los accesos al Parque industrial de Pilar, realizaron un corte de la Panamericana, se movilizaron a la Municipalidad de Pilar, a la Unión Industrial Argentina (presidida por un empresario ceramista) y, en los últimos días, iniciaron un proceso de movilización a los domicilios de los dueños de la planta en los countrys de Pilar. Durante varias asambleas de trabajadores incluso se ha discutido la toma de la planta, aunque esta posición no ha reunido una mayoría.

El objetivo de la empresa es explotar la crisis del mercado ceramista para proceder a una reforma laboral de hecho al interior de la planta. Consiste en reemplazar a los trabajadores con régimen laboral de cuatro días de trabajo de 12 horas por cuatro días de descanso por nuevos trabajadores que trabajen seis días a la semana con un solo descanso. Contratar trabajadores con espaldas nuevas para someter a los ritmos de producción, con los nuevos regímenes de contratación vigentes en la Ley Bases. La prueba fehaciente de que el cierre de ILVA es un fraude es que la empresa en medio de los despidos abrió una búsqueda laboral para contratar nuevos trabajadores.

Está semana la empresa ha enviado los telegramas anunciando el pago de las indemnizaciones al 50%, argumentando una crisis que la empresa no ha podido probar. Dos veces intentó presentar recursos preventivos de crisis frente al Ministerio de Trabajo bonaerense para poder acogerse a las flexibilizaciones previstas en la ley para casos excepcionales, pero en ambas oportunidades tuvo que desistir del planteo. A mediados de este año ILVA invirtió sumas siderales en nueva maquinaria, que fueron instaladas por los trabajadores despedidos pero que nunca fueron puestas en marcha.

Como en otros conflictos, el Ministerio de Trabajo de la Provincia de Buenos Aires dictó una conciliación obligatoria que la patronal no cumplió. Ni reabrió la planta, ni abonó los salarios de los días de conciliación. El Ministerio de Trabajo que responde a Kicillof frente al desacato patronal se limitó a fijarle multas.

El conflicto de ILVA se ha desatado a la par de una ola de despidos y suspensiones, que afectan a otras fábricas de la industria ceramista. El más fuerte es el conflicto en Cortinez, pero también hay despidos en Cerámica Alberdi, en Latercer y en otras plantas ceramistas. La orientación de la reforma laboral es de conjunto. Sin embargo, el Sindicato Ceramista no ha convocado a más acciones en común que una marcha a la Unión Industrial Argentina que preside Martín Rapallini, dueño de Cerámica Alberdi. El Sindicato aborda cada uno de los conflictos por separado, sin llamar a un paro general ceramista. Como respuesta a una avanzada general, esta orientación lleva a una derrota segura a los trabajadores.

El conflicto de ILVA no coincide solamente con una crisis de la industria ceramista, en el marco del naufragio del plan económico del gobierno de Milei. Alrededor del cierre de ILVA ocurren despidos, cierres de planta y suspensiones a mansalva. En pocos meses cerraron en el Parque Industrial de Pilar la papelera Kimberly Clark y la textil Berry. Cerró KTM en Campana. Hay cierres de plantas en Zarate. Hay despidos masivos en Siderca y en Siderar. El cordón industrial del Paraná se encuentra en la misma situación. Los sindicatos de la CGT actúan como piezas claves para que los despidos pasen, lo que aísla la lucha de los trabajadores.

Una convocatoria a una acción conjunta de la clase obrera en apoyo a los trabajadores en lucha de ILVA podría sacudir el escenario y definir el conflicto. .

Por la reincorporación de los trabajadores de ILVA. Por el pago de la indemnización completa a los trabajadores que acepten el retiro. Abajo los planes de precarización laboral en la industria ceramista.

Revista EDM