Escribe Alejandra del Castillo
La historia de la joven tucumana criminalizada por un aborto espontáneo llegó a la pantalla grande.
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La historia de Belén, la joven tucumana criminalizada por un aborto espontáneo en 2014, y la lucha por su liberación, llegó a la pantalla grande y no tardó en conmover al público y a los especialistas. Es el cuarto filme argentino más visto en el año. Fue seleccionada para representar al país en los Premios Goya 2026 en la categoría de Mejor Película Iberoamericana y competir en los Premios Oscar 2026. La actriz Camila Plaate, quien interpreta a Belén, recibió la Concha de Plata a la Mejor Interpretación de Reparto en el Festival de San Sebastián.
Como describen algunas sinopsis de la película, Belén narra la historia de la joven tucumana acusada injustamente de cometer un aborto ilegal. El film se centra en la lucha de su abogada contra un sistema judicial conservador para defender a la protagonista, convirtiendo la historia en un símbolo de la lucha por los derechos reproductivos de las mujeres y el motor para la sanción de la ley de interrupción voluntaria del embarazo en el país” (La Opinión Online).
El caso de Belén efectivamente sacó a la luz la criminalización de mujeres pobres por aborto en la Argentina, la violencia obstétrica, la profunda injerencia de la iglesia en la salud pública, el carácter reaccionario, misógino y clasista de la justicia, incluidos fiscales y jueces, y fue el motor de una lucha colectiva que arrancó a Belén de la cárcel. También fue un gran puntapié para arrancar el aborto legal. La película sin duda conmueve y tiene el valor de traer a la memoria este proceso.
Sin embargo, como integrante de la Mesa por la libertad de Belén me gustaría recuperar algunos aspectos de esta enorme y tenaz experiencia que son de vital ayuda para la situación actual del movimiento de mujeres. A Belén fue posible arrancarla de la cárcel por la organización y lucha colectiva e independiente del Estado. El hecho de que la confianza haya estado puesta en la fuerza de la acción callejera a nivel provincial, nacional e incluso internacional marcó el camino. Todas las acciones judiciales tuvieron su correlato en las acciones de movilización y lucha. La coordinación entre las distintas organizaciones tenía ese principio motor.
Este aspecto, que luego también primó en la enorme marea verde que rodeó el Congreso para conquistar el aborto legal, muestra que es el camino que debemos retomar para enfrentar los avances reaccionarios y el ataque a nuestros derechos.
