Escribe Olga Cristóbal
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Desde que se firmó el alto el fuego, Israel lo violó por lo menos 47 veces y asesinó más de 30 personas. Un comunicado de Hamas incluye entre las violaciones “delitos de fuego directo, bombardeos y ataques deliberados y hasta la detención de varios civiles”. Utilizan los tanques y drones que mantiene apostados en barrios residenciales aún bajo su control (algo más del 50 % de Gaza siguen siendo zonas militarizadas).
“Estas violaciones han sido registradas en todas las gobernaciones de la franja de Gaza sin excepción, confirmando que las fuerzas de la ocupación no han cesado su agresión y mantienen su política de asesinar y aterrorizar al pueblo palestino”, afirman.
La mayoría de las víctimas son personas que trataban de volver a su hogar e inadvertidamente ignoraron la línea amarilla que delimita la zona a la que se replegaron los israelíes, algo que “mucha gente en Gaza desconoce” (EP 17/10). El viernes asesinaron a una familia completa, incluidos 7 niños y 3 mujeres.
Esta situación no alcanza para que “el garante de la paz” y frustrado Premio Nobel Donald Trump cese en sus contradictorias amenazas contra Hamas. “Si Hamas sigue matando gente en Gaza, lo cual no era parte del acuerdo, no tendremos más remedio que entrar y matarlos”, escribió el jueves el mismo fascista que el martes había dicho que la eliminación “de un par de bandas que eran muy malas, para ser sincero, no me molestó mucho” (NYT 17/10).
Trump se refería a los enfrentamientos entre la policía gazatí y el clan Dogmush, al que los pobladores “han acusado en numerosas ocasiones de haber colaborado con el Ejército de Israel”, informa Swissinfo, el servicio público de radiodifusión suizo, insospechable de propalestino.
Los Dogmush, según Swissinfo, forman parte del sistema de saqueo de camiones con ayuda humanitaria que después era revendida a precios desorbitados en los mercados de la Franja”.
Hamas fusiló a algunos de los colaboracionistas y anunció que los cabecillas -Yasser Abu Shabab, Rami Hilles y Ahmad Jundiyya- han sido condenados a muerte.
La conclusión de Trump es insólita: “No tendremos más remedio que entrar y matarlos” (a los milicianos). El NYT llamó a esa confesión “una severa advertencia” y no una injerencia ajena a toda legalidad por parte del mismo criminal que hunde lanchas en el Caribe a su antojo. Más tarde, Trump aclaró que no sería el ejército estadounidense el que atacaría a Hamas. «Alguien entrará. Pero no seremos nosotros».
El NYT se alarma porque Trump viene haciendo “una serie de declaraciones contradictorias sobre cómo su administración aplicaría los siguientes pasos del acuerdo de alto el fuego” (17/10). La confusión no solo habla del estado mental del jefe del imperialismo sino de las condiciones incumplibles del llamado plan de paz aprobado a las apuradas cuando era inocultable el aislamiento de Israel y los trabajadores comenzaban a parar los puertos de Europa para impedir la provisión de armamento.
Otras condiciones incumplibles son el hipotético desarme de Hamas y su exclusión de cualquier futuro gobierno palestino. Los milicianos puntualizaron que solo entregarían las armas a autoridades de un estado palestino autónomo. A principios de semana, Trump exigió el desarme diciendo: “Si no se desarman, los desarmaremos nosotros… Y sucederá rápido y tal vez violentamente”.
