Los liberticidas legalizan la precarización a través de las apps de pedidos

Escribe Gabriel Meggiotto

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Entre uno de los puntos que se discutirán de la nueva reforma laboral se encuentra el llamado "Servicios personales de transporte, reparto y mensajería utilizando plataformas tecnológicas", donde se regula la actividad de los repartidores, taxistas y mensajeros que trabajan a través de Rappi, PedidosYa, Uber, etcétera. Lejos de colocar al repartidor como trabajador en relación de dependencia, lo coloca como un prestador de servicios.

Un “repartidor independiente” -como lo llama la nueva ley- es, básicamente, un “colaborador”. Esto implica que la totalidad de cuestiones relacionadas al trabajo de delivery, entregas de paquetes y demás corre a cuenta del repartidor, algo que en los hechos ya sucede, pero que la nueva reforma laboral blanquea y refuerza al negar una relación laboral entre el repartidor y la empresa de repartos. Sin embargo, la ley asigna a las empresas de reparto y mensajería digital nada más y nada menos que la "responsabilidad", de contratar un seguro de accidentes personales cuya cobertura es mínima y que, además "[...] podrá ser compartida entre repartidor y plataforma “sin que ello implique relación laboral” (Mobile Time LATAM 05/12). Esto quiere decir que, en la práctica, el seguro deberá ser pagado por los repartidores.

La única obligación que la ley impone a las empresas es "brindar a los repartidores independientes la información necesaria para que puedan aceptar o rechazar el transporte y/o entrega requerida por un usuario, la de ofrecer información vinculada a la normativa en seguridad vial y a la prestación del servicio y facilitar el acceso a los elementos de seguridad vial aplicables según el tipo de vehículo." (Clarín 08/12). Y, además, "brindar y asumir los costos asociados de ´una capacitación en la cual se detalle el uso de la infraestructura digital, la interacción con los diferentes usuarios y a todo aquel conocimiento relevante para el ejercicio de sus tareas´. Y una capacitación en aspectos de seguridad vial, con el objetivo de conocer las normativas de tránsito, las mejores prácticas de convivencia vial, y el correcto uso de los elementos de seguridad vial necesarios para su labor” (ídem).

Quienes trabajan con las apps de repartos están obligados a inscribirse en el monotributo, eximiendo a la empresa de que pague las cargas sociales relacionadas a las jubilaciones, obra social y los impuestos correspondientes. La nueva reforma laboral elimina la categoría del monotributo y la transforma en "trabajo autónomo" y, junto a esto, multiplica por diez o veinte la carga impositiva de los trabajadores inscriptos en el monotributo. Esto, para un repartidor, implica elevar la cuota mensual que deberá pagar a ARCA en detrimento de sus ingresos. La eliminación del Monotributo y el pase al Régimen de Autónomos a todos los monotributistas, es parte de los reclamos del FMI para “sanear” la base de la pirámide impositiva, manifestado en la hoja de ruta elaborada por el ‘Board’ del Fondo en abril de este año.

Las apps de PedidosYa, Rappi, Uber y demás se han convertido en una fuente de ingresos alternativa para los trabajadores que, por la caída del salario, han tenido que caer en el pluriempleo para poder llegar a fin de mes y sostener a sus familias. El aumento de las cargas impositivas castigará a trabajadores que desarrollan una actividad extra en estas apps.

Con todo, los únicos "derechos" que tiene el "repartidor independiente" son los de elegir "libremente" qué pedidos tomar y cuándo desconectarse de la app -lo cual es relativo, dado que la misma app ´categoriza´ a los trabajadores, precisamente, por su disposición y tiempo, obligándolo de hecho a tomar todos los pedidos para evitar sanciones. La regulación que impone el gobierno liberticida de Milei a este trabajo es 100% en beneficio de las patronales.

Los hechos de violencia y robo en contra de los repartidores, mensajeros, taxistas que trabajan en las aplicaciones han crecido. Ante estas situaciones, la ley no señala absolutamente nada, por el contrario, de manera tácita los responsabiliza de hacerse cargo de lo que sea que les ocurra en la calle. Es necesario que los repartidores se organicen para que se le reconozcan los derechos laborales, -es decir, salario, aguinaldo, vacaciones pagas, obra social, jubilación-, y luchen para que caiga la reforma laboral así estos derechos no desaparecen para el conjunto de los trabajadores.

Revista EDM