ATE no avala el protocolo de regreso al trabajo

Escribe Delegadxs de ATE INTA

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Durante la primera semana de junio se llevaron adelante distintas reuniones de la delegación de la CYMAT Nacional del INTA con el objetivo de elaborar un protocolo para garantizar el retorno “seguro” al trabajo. Desde ATE participamos realizando importantes aportes y debates sobre el borrador de Protocolo presentado por las autoridades.

Como gremio hicimos un conjunto de planteos respecto a la propuesta institucional del Protocolo que se estaba tratando, la entendimos como un reglamento que pone énfasis en el cumplimiento de los trabajadores de forma individual y que el INTA no toma casi ningún compromiso institucional real respecto a su obligación como empleador para garantizar las condiciones adecuadas para un retorno seguro al trabajo. Entre otras falencias importantes, podemos mencionar que la propuesta no consideraba a la totalidad de los trabajadores, tampoco especificaba los recursos económico-financieros ni recursos humanos especialmente designados para las tareas que se desprenden de ese Protocolo.

El protocolo real

El día miércoles 3 de junio en la reunión nacional de CYMAT hicimos la consulta sobre la veracidad de un trascendido acerca de que un importante miembro de la conducción del INTA, y que actualmente es el responsable del equipo que viene desarrollando tareas de diagnóstico de COVID en INTA Castelar, había contraído la enfermedad. Las autoridades máximas presentes negaron tal hecho. Desde ATE en su momento ya habíamos elevado nuestras preocupaciones y solicitada información que nos fue otorgada a destiempo, cuando ya habían comenzado las tareas de diagnóstico.

Finalmente, ante nuestra insistencia, las autoridades tuvieron que reconocer los trascendidos. Es decir, confirmamos que el INTA tenía conocimiento de esta situación desde el viernes 29 de mayo y que este hecho había sido ocultado expresamente a nuestro gremio y al conjunto de los trabajadores del INTA no involucrados en la tarea de diagnóstico, quienes se fueron enterando de esta noticia por otras vías en los días sucesivos. También hemos corroborado que la población de los barrios aledaños al INTA estaba al tanto de esta noticia

Conclusión

A nuestros reparos y argumentos iniciales se suman el ocultamiento de información y la duda que nos generan las conductas asumidas por las autoridades del INTA; porque no avalamos este tipo de proceder, que a todas luces nos parecen grave y de mala fe, es que tampoco vamos a avalar el Protocolo propuesto en ese marco, por inaceptable.

Para nosotros esta situación no es nueva, es una forma habitual de proceder de las autoridades del INTA. La actitud histórica es que el trabajador es el culpable de su propia desgracia y que el INTA no tiene ninguna responsabilidad. El ejemplo más claro es el de nuestro compañero Diego Soraire, que viene siendo culpabilizado por su propia muerte, en una explosión también en INTA Castelar en septiembre del 2016, sin que se haya determinado ninguna responsabilidad institucional.

Sabemos que el relato institucional se fundará en no asumir que se produjo una fuga en los laboratorios de Castelar y apuntará a instalar que ‘el contagio se produjo afuera’. Al día de hoy, el INTA y sus autoridades continúan bloqueando la información a la opinión pública, violando disposiciones y resoluciones nacionales. Esto también pone de relieve lo endeble que es la actual inclusión de COVID19 como enfermedad profesional no listada, ya que su reconocimiento está condicionado a que se demuestre que se contrajo en el lugar de trabajo. Ya vemos en este primer caso positivo cuál va a ser el proceder institucional: decir que se contagió afuera, aún en los casos donde la exposición a los riesgos de contagios es obvios y evidentes.

En definitiva, rechazamos este Protocolo porque no confiamos en que la institución tenga como prioridad velar por la salud y seguridad de sus trabajadorxs. Esta tarea debe ser asumida por los trabajadorxs en su conjunto y organizadxs, controlando que se cumplan las medidas, que haya insumos y elementos de protección personal necesarios y, en última instancia, NO acatando la orden de vuelta al trabajo si estas condiciones de seguridad no están dadas.

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