Tucumán: ante el derrumbe de las ventas, crecen las amenazas de despidos y suspensiones en Topper

Escribe Daniel Blanco

¿Cómo enfrentarlos?

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Todos los medios nacionales y locales han dado cuenta sobre la crisis que atraviesa la industria textil y del calzado a nivel nacional y la posibilidad de que la empresa Topper (ex Alpargatas), la fábrica de calzado más importante del país, pueda proceder a despidos masivos.

En la memoria local está presente una crisis similar bajo el gobierno de Macri, cuyo desenlace significó el despido de 500 obreros (un tercio del plantel de aquel entonces). Actualmente, en Topper trabajan 1200 obreros.

Desde principio de año hubo una pronunciada caída de las ventas de calzado e incluso de indumentaria de la marca Topper. Los precios se fueron por las nubes, mientras el poder adquisitivo de la población trabajadora se derrumbó en todo este periodo.

Como resultado de ello, entre marzo y abril hubo alrededor de 120 despidos; la mitad de ellos fue de trabajadores contratados a los que no se les renovó el contrato.

A partir de mayo-junio, las afectadas fueron las empresas periféricas (tercerizadas) que trabajan para Topper. De 13 empresas, que reúnen cada una de ellas entre 15 y 30 obreros, sólo se mantienen en pie dos que decidieron independizarse, producir y vender en forma autónoma.

Ya en julio, Topper adelantó vacaciones y forzó licencias. Este lunes 22, el personal de conjunto se debe reintegrar al trabajo.

Los dirigentes de UTICRA (sindicato del calzado) local han denunciado la situación crítica por la caída de las ventas: señalaron que la empresa podría tomas medidas contra los trabajadores, pero no dijeron una palabra sobre cómo impedir que sean precisamente los trabajadores los que carguen con el peso de la crisis.

La empresa en los últimos años, cerró diversas plantas en distintos puntos del país, concentrando la producción en la de Tucumán, donde ha multiplicado la producción de calzado y la ha expandido, retomando la producción de indumentaria textil.

Entre el activismo se discuten distintas alternativas ante la posibilidad de que se produzcan despidos o suspensiones masivos. En todos los casos, está planteada la asamblea general dentro o en puerta de fábrica, el paro interno o marchar hasta el sindicato para desde allí anunciar la huelga y el bloqueo de la empresa para evitar la salida de la producción almacenada.

Todas estas alternativas dependen de múltiples factores.

En cualquiera de los casos, si se inicia una lucha, un tema crucial es que los trabajadores efectúen un llamado a la población de los pueblos vecinos que cobijan a los trabajadores de Topper y cuya vida social, económica y comercial tiene una fuerte interdependencia con el funcionamiento pleno de la empresa con todo su personal.

Localidades como Santa Ana, Villa Hileret, Ciudad Alberdi, Aguilares, entre otras han sufrido en el pasado las consecuencias de los despidos masivos en la entonces Alpargatas. Hoy, las noticias de que se pueda reeditar una situación similar está provocando una conmoción.

En todas estas localidades hay organizaciones vecinales, sociales, deportivas, y sindicales. A partir de allí, se debe abrir el debate de coordinar, en caso de que se inicie una lucha de los trabajadores de Topper, la convocatoria de asambleas populares que adopten acciones solidarias.

La experiencia del pasado muestra que en pueblos vecinos frente a situaciones de cierre o despidos masivos en industrias e ingenios (Ñuñorco, Bella Vista) han podido ser revertidos cuando en conjunto con las acciones de lucha de los trabajadores afectados se sumaron los vecinos, en muchos casos, produciéndose verdaderas puebladas.

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