Chaco: gobierno a la deriva

Escribe Aldo García

Tiempo de lectura: 4 minutos

Cuando todavía resonaban los ecos del bastardeo de la directora del Hospital Perrando a los residentes, el fallecimiento por Covid-19 del jefe de Terapia Intensiva, Miguel Duré, tras permanecer 20 días internado en la misma sala que dirigiera, ahondó la crisis política en el Chaco, casi tan profundamente como la indignación causada por este desenlace.

Al vaciamiento crónico del sistema público de salud, sin insumos, con centenares de trabajadores precarizados y salarios de miseria, se suma el índice de contagios de su personal (más del 30% del total); las dilaciones de las discusiones paritarias y el apriete policial (multas y causas penales) en las marchas en reclamo de soluciones para el sector. El nivel de precariedad es tal, que los choferes de ambulancias fueron destinados a un edificio en construcción, que no cuenta con sanitarios. Se suceden situaciones donde pacientes en estado de desesperación amenazan y agreden a médicos y enfermeros que sobrellevan la crisis como pueden, trabajando a destajo. Ese era el caso del Dr. Duré. No están organizados equipos médicos de reemplazo, ni hay suficiente personal.

En su avance, el virus ya se encuentra a la puerta del Impenetrable, donde el desamparo sanitario y social de los pobladores wichí es total. Algo que hará parecer insignificante la situación del Barrio Toba de Resistencia.

El “reconocimiento” de Capitanich de que su gabinete “no estuvo a la altura de las circunstancias”, formulado días atrás, encubre su propia responsabilidad política. Se vio obligado a atender personalmente los reclamos de los residentes.

Corriendo la crisis desde atrás

Según trascendió, Capitanich le ofreció a la UCR conformar un Comité de Emergencia (Diario21.TV) y avanzar, a instancias de ella, en una ley para el pago de un adicional por riesgo de salud para médicos y enfermeros. Ello, junto a una serie de medidas en respuesta al reclamo de los residentes (modificación del régimen legal provincial para incluir la cobertura de obra social, sistema de seguridad social y seguro de mala praxis) y la ampliación presupuestaria para insumos y medicamentos – lo que anticipa la vuelta de compras con sobreprecio. Ni hablar de un plan integral. Y, frente a la lucha de los residentes, se plantea incorporar los reclamos en una nueva legislación… a futuro.

Acaba de revelarse que el gobierno ocupó las instalaciones ociosas de un lujoso hotel y centro de convenciones, para colocar allí decenas de camas de aislamiento. Una medida reclamada desde hace dos meses por especialistas, y que ha tomado ahora -sin que se sepa a qué costo-, acuciado por el desborde en los centros de salud tanto públicos como privados.

La UCR que, como parte de una campaña anti-cuarentena, venía denunciando algunas situaciones sobre Salud Pública, ha sido llamada a “cerrar filas” ante la crisis, bajo la consigna “es la hora de trabajar todos juntos”. ¿Cómo reaccionará el aparato del Partido Obrero oficial, que posibilitó el quórum para la sanción del Presupuesto?

Represión

Anteriormente, ante la crisis- aún irresuelta- abierta por la brutal represión a una familia qom de Fontana, los diputados del Frente oficialista fueron llamados a respaldar a Capitanich. El respaldo fue negado por los tres diputados del CER de Gustavo Martínez (intendente pejotista de Resistencia), en tanto que se abstuvo el diputado del PCR, sin que ello implique su ruptura con el gobierno represor.

¿Significa esto que Capitanich pilotea la crisis?

Ante el ingreso por la fuerza -que denominó “allanamiento sin orden”-, las patadas y apremios en Fontana, “Coqui” reaccionó anunciando un proyecto de “nuevo protocolo para la intervención policial”. Con seguridad, el “nuevo protocolo” seguirá la suerte del “viejo” y entrará en desuso, perdido en la cotidianeidad represiva.

Con un 46% de pobreza (21% de indigencia), la situación social de la población chaqueña se combina explosivamente con esta crisis sanitaria (1.500 contagiados -85 fallecidos- y 3.100 casos de dengue). Capitanich no tiene condiciones para resolver ni la una ni la otra. Al Covid 19, le opone el control policial.

Quiebra y ajuste

La deuda pública de Chaco supera los 40 mil millones de pesos, 45% de la cual está contraída en dólares y cuyo vencimiento de capital comienza en 2 años. Esa deuda supera en un 35% a un presupuesto público abrumadoramente conformado por Fondos de Coparticipación Nacional; con un sistema productivo quebrado, mayormente explotado por arrendatarios de tierras para el cultivo de soja y depredadores de los montes; un déficit habitacional que se estima en unas 100 mil viviendas y con los peores indicadores sociales del país. En ese contexto, Capitanich quiere avanzar en la privatización de empresas estatales, habilitando la incorporación de capitales privados, y con la venta, negociados mediante, de inmuebles del Estado. Asimismo, pretende cerrar carreras terciarias y descentralizar la salud y la educación, transfiriendo su sostenimiento a los municipios.

El creciente rechazo a la inoperatividad oficial en materia sanitaria y económica, se combina confusamente con planteos anti-cuarentena. A esto se suma la presión de la Cámara de Comercio de Resistencia y de la Federación Económica para liberar actividades.

Del lado de los trabajadores, la lucha de los residentes, enfermeros y médicos de Salud Pública, se ha afirmado con los reclamos que parcialmente se le han arrancado al gobierno, mostrando el camino para el resto de los estatales. El bono de 5.000 pesos para los trabajadores de la salud ha caído como una burla que no hará más que acentuar el reclamo salarial.

Ante semejante debacle, Capitanich espera el rescate sanitario, económico y político de Alberto Fernández. Pero a Fernández, ¿quién lo rescata?

“Es hora de convocar a los que estamos en las trincheras”

La frase, dicha en la despedida del médico fallecido, el Dr. Duré, lleva el germen de una salida a esta crisis.

La deliberación de los trabajadores (“los que están en las trincheras”) debe dar paso a la ejecución de un programa integral, que no se halla en el horizonte de Capitanich, ni de sus rivales peronistas, ni de la oposición anti-cuarentena; solo será posible en manos de los propios trabajadores.

Desarrollemos comités barriales, fabriles y de estatales:

Por testeos masivos en los barrios, y protocolos obreros en las fábricas y lugares de trabajo; por la centralización de todo el sistema de salud: incorporación masiva de trabajadores de la salud al hospital público; inmediata reapertura de las paritarias; aumento salarial de emergencia; salario igual a la canasta familiar; pase a planta de todos los trabajadores precarizados; estatización sin pago de toda fábrica que cierre o despida; asistencia alimentaria incondicional controlada por representantes electos; repudio de la deuda usuraria; control obrero y gobierno de trabajadores.

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