Vicentin y la dictadura

Escribe Lautaro Brodsky

Tiempo de lectura: 2 minutos

La empresa Vincentin, bajo el terror de la triple A y la dictadura militar de 1976-1983, fue cómplice de la represión, colaborando con la entrega de los delegados y activistas obreros de su fábrica.

Vicentin no es una empresa más sino una de las más importantes de la Argentina. Desde 1929 hasta nuestros días, la empresa se convirtió en una poderosa multinacional aceitera, acumulando un gran poder político y económico en Santa Fe. La empresa dirige la política, la economía y la justicia del pueblo de Reconquista, donde pone y saca intendentes cuanto desee.

Durante los años 70, la patronal jugó un tenebroso rol en la represión contra sus obreros. En 1974, durante el tercer gobierno peronista y las Tres A, la fábrica fue tomada por los trabajadores en medio de una huelga. Pasando por arriba de la burocracia sindical, los obreros de Vicentin decidieron en asamblea manifestarse por las malas condiciones laborales en que trabajaban y la injusticia de que, tras la muerte de un compañero, la empresa no reconoció el accidente laboral.

Los activistas de esa gran huelga fueron detenidos y sancionados por la patronal, pero hizo que el sindicalismo combativo ganara, en 1975, la elección de la comisión interna de la fábrica. Tras el golpe militar del 24 de marzo de 1976, el horror llegaría a los obreros de Vicentin. Ya en enero del 76 hubo arrestos arbitrarios, pero tras la llegada de la dictadura de Videla, entre marzo y noviembre, 22 obreros -entre ellos, 14 delegados- fueron desaparecidos, varios de ellos secuestrados en sus horas de trabajo, adentro de la fábrica, señalados por la patronal que entregó a los genocidas aquellos obreros “molestos” para la patronal aceitera. Entre los secuestrados se encontraban Oscar “Cacho” Zarza, Aníbal Gall y Efren Venturini, quienes dirigieron la huelga en el 74.

Hace apenas una semana atrás, Zarza declaró ante el fiscal federal de Reconquista por su secuestro. En declaraciones a Télam, Zarza relató que "me detuvieron en la fábrica, a poco de entrar a trabajar, y me hicieron un acta con una máquina de escribir que les dio personal de la empresa. Me llevaron a una sala y el que facilitó todo era un capataz que le decíamos 'El Sapo' Vicentin, pero no era parte de la familia que era dueña de la firma". Lo liberaron en febrero de 1976 y se reintegró a Vicentin. “Pero el 2 de noviembre de del mismo año volvió a ser secuestrado mientras volvía a su casa de trabajar en Vicentin. De acuerdo con el testimonio que brindó ante la Fiscalía en Santa Fe, ese día las fuerzas de seguridad secuestraron a 14 trabajadores que se desempeñaban como delegados sindicales en Vicentin” (minutouno.com, 28/6).

Los obreros sobrevivientes fueron despedidos por la empresa. Durante 40 años, la empresa no afrontó ninguna causa judicial por su complicidad con la dictadura.

El caso de Vicentín es un caso similar al de muchas patronales, como la de Ledesma, en Jujuy, y la de Mercedes Benz, activas responsables de la represión sobre el movimiento obrero.

"Entre 1966 y 1983 [Vicentin] se hizo de tierras fiscales, puertos y fue beneficiada con la estatización tristemente célebre de la deuda privada en 1982. Como si fuera poco, la empresa ha sido denunciada por ex presos políticos y organizaciones de derechos humanos por facilitar la entrega, encarcelamiento y tortura de delegados y trabajadores durante el último gobierno de facto”, según el abogado Rafael Colombo (ídem anterior).

La represión en Vicentín figura en los archivos de la Conadep desde los tiempos del gobierno de Alfonsín, pero ningún gobierno denunció la participación de la empresa en los crímenes de lesa humanidad.

Frente a la impunidad de la pata civil de la dictadura, exigimos el juicio y castigo a los genocidas y a sus cómplices empresariales.

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