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En esta cuarentena, las ollas populares impulsadas por vecinos, familias, mamás de los jardines de infantes, clubes de barrio y un largo etcétera constituyen núcleos de encuentro y deliberación.
Los organizadores de las ollas hemos llegado a la conclusión de que con nuestra acción independiente, con nuestro empeño diario en la búsqueda de colaboraciones, logramos elaborar cientos de raciones nutritivas que incluyen carne, verdura, legumbres, leche y pan. El contraste con los bolsones que entrega el Estado en las escuelas es enorme: polenta “para el perro”, leche cortada, fideos vencidos, verdura podrida (en los pocos distritos donde se entrega verdura).
Por lo tanto, el valor de las ollas populares no es sólo nutricional. Las ollas demuestran, en pequeña escala, la superioridad de una organización dirigida por los trabajadores. A fin de cuentas, ¿a quién le interesa que los trabajadores coman bien más que a los propios trabajadores?
Los medios locales informaron este miércoles acerca de la aprobación por mayoría en el Consejo Deliberante de Lanús de un proyecto presentado por el Frente de Todos para elaborar un registro de las ollas populares que funcionan en el distrito. La ordenanza -aprobada con el voto en contra del oficialismo de Juntos por el Cambio- compromete al estado municipal a asistir con elementos de seguridad (barbijos, guantes, alcohol en gel, camisolines) a las personas que llevan adelante ollas en los barrios.
Esta iniciativa cuenta con el apoyo de la CTA de Lanús y fue impulsada en el recinto por la oposición (FdT) que cuenta con mayoría en el Concejo. La posibilidad de reclamar asistencia alimentaria para las ollas quedó “para más adelante”, según los concejales del FdT (eltermómetroweb, 01/07).
La CTA Lanús viene llevando adelante una campaña por un “Lanús sin hambre”. La central forma parte del comité de crisis municipal, es decir, está integrada al estado municipal. A pesar de ocupar estos escaños privilegiados, el pejotismo admite que no ha logrado que el gobierno municipal de Grindetti rinda cuentas acerca del reparto de alimentos en el distrito, ni hablar de garantizar que los bolsones de alimentos cubran las necesidades nutricionales reales de las familias para atravesar la cuarentena “en casa”, como nos insisten desde los spots de radio y televisión.
Proyectos como este registro sólo buscan llevar agua para el molino de los arribistas que especulan con las próximas elecciones. Queda por ver si efectivamente los elementos de protección llegan a todas las ollas o son presa de manejos punteriles. Por otra parte, si bien es cierto que el estado municipal es responsable por garantizar las medidas de seguridad e higiene en el distrito y en ese sentido es correcto que se nos provea de elementos de bioseguridad, tampoco nos chupamos el dedo: los trabajadores están siendo obligados a trabajar en las peores condiciones, promoviendo contagios en frigoríficos, supermercados, líneas de colectivo, etc. ¡Para todos ellos también el estado debe garantizar protocolos de seguridad y testeos masivos allí donde se detecte un caso positivo!
Para hacer avanzar la lucha debemos impulsar la coordinación independiente de las ollas populares en el distrito, junto a los trabajadores ocupados y desocupados en defensa de la salud y la alimentación de nuestras familias.