De la Boca "macrista" a la "nacional y popular"

Escribe Juan Ferro

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Entre tantas noticias de la convulsionada América Latina está sin dudas una noticia no tan deportiva - las elecciones de Boca a realizarse el 8 de diciembre.

La elección no es solo importante porque hay 82.700 socios en condiciones de votar: marcará el final de un periodo de ocho años de dirección de Angelici, que subió de la mano del macrismo; “coincidentemente” se va cuando el macrismo se va del gobierno. Angelici presidió Boca mediante fuertes relaciones políticas con el Estado, que venían del periodo kirchnerista, y con la propia justicia macrista. Es así que concluye una gestión exitosa en los números y en la mejora del patrimonio neto del club, muy superior a la de River su principal adversario, pero no en lo deportivo.

La elección

Paradójicamente para presentar lista en Boca hay que ser “millonario”. Los estatutos que Angelici logró modificar bajo su gestión imponen el requisito de avales de patrimoniales o seguros de caución equivalentes al 5 por ciento del patrimonio neto de los activos del club. Esto impone la asociación de las listas con un grupo de fuertes capitalistas, y el condicionamiento de la gestión.

Así las cosas, no pudo presentar lista propia la barra brava de Boca. Ninguna de las tres listas habilitadas lleva mujeres – solamente tres en un total de cien candidatos.

El centro de la elección es la decisión de participar de Juan Román Riquelme, el principal ídolo de Boca. Román, con una larguísima historia de desencuentros con el macrismo, no logró imponer su propósito de una lista de unidad. En el Boca de hoy hay dos enormes grietas - la deportiva y la política.

Román al poder

La elección llega con la impronta de una mala campaña internacional de Boca y con la pérdida de la final en Madrid. Por otro lado, la victoria del FdeT siembra la ilusión de un Boca “nacional y popular” - aunque el binomio presidencial que viene se reparta entre Argentinos y Racing.

Que la lista que eligió Riquelme la encabece Ameal (uno de los peores presidentes de Boca) no le quita posibilidades, pues lo que importa al hincha es que Román dirija el fútbol profesional. Riquelme es el verdadero candidato a presidente. Ya adelantó que su elección como “segundo vice” es para tener un aprendizaje en la dirección del club que le pueda permitir en cuatro años postularse como titular.

Las experiencias de jugadores dirigiendo clubes no son frecuentes en el futbol profesional. La experiencia colectiva corta y exitosa en el Corinthians del 80 fue revolucionaria. En Argentina, Verón, un ídolo de Estudiantes, está haciendo una experiencia a medio camino

Las aspiraciones de Riquelme pueden ser deportivas o políticas, o convertirse en un episodio sin futuro. Nada indica que su propósito sea quitarle el carácter ultra-capitalista de la gestión boquense en los últimos años de Boca y tampoco un cambio del carácter social del club, como reclaman muchas organizaciones de hinchas.

El espejismo también existe y la pelota sigue rodando.

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