Chile: Frente al desastre, hay que seguir con la cuarentena

Escriben Fran y Víctor

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Después de cuatro meses desde el primer caso de contagio por coronavirus, Chile se ubicada como el sexto país del mundo con más contagios. Llega a los 300 mil casos confirmados y los fallecidos se elevan por sobre los 10.000. Toda una catástrofe para una población que no alcanza los 19 millones.

A la fecha, la Región Metropolitana es la que concentra la mayoría de los contagios (169 mil) y 3.588 fallecidos según los informes diarios del Ministerio de Salud. En la última semana el número de caso en la zona centro ha descendido levemente, por efecto propio de las restricciones de movimiento, pero la pandemia se ha desplazado con fuerza hacia diferentes regiones del país. No podía de otra manera, ya que Piñera, ha mantenido casi inalterada la actividad económica en los sectores productivos de recursos naturales, en las áreas exportadoras y en los grandes comercios por la vía de un delivery masivo en todo el país.

En Antofagasta, principal área minera nacional, las cifras superan los 10 mil contagios y la actividad en las minas se han ido reduciendo de forma muy paulatina debido a la presión social, ya que el 50% de estos contagios estarían asociados a la cadena de contagios que viene de las minas. Ejemplo de esto, las imágenes del aeropuerto de Calama muestran filas enormes de trabajadoras y trabajadores que entran y salen de la región en medio de la pandemia. El alcalde de Calama, ha denunciado que la minería “se ha convertido en un clúster epidemiológico”, las cifras bordean las 117 muertes, siendo la comuna con más fallecidos de la región de Antofagasta. Fuera de Santiago la capacidad de testeo y de contención del sistema de salud es mucho menor.

El nuevo ministro de Salud ha continuado la estrategia de su antecesor de reportar solo muertes por PCR positivo. Sin embargo, el último informe del DEIS indica cifras catastróficas para Chile, ya que son más de 7.057 víctimas con PCR positivo y 3.102 las muertes que tienen un certificado clínico de defunción asociado al COVID-19 sin PCR confirmado, lo que suma el total de más de 10 mil muertes. El gobierno se esfuerza por mostrar menos cifras como una forma de propaganda política, para apurar la reapertura de la economía.

La comunidad de expertos acusa al gobierno de crear un clima de relajamiento, mientras que el virus se expande. La tasa de positividad oscila aun entre el 30 y 20% -lejos de lo alcanzado por países que superaron la fase 1 con positividad menos al 10%. Desde el Colegio Médico, sumándose al emplazamiento de expertos y médicos, denuncian que probablemente el descenso de la cantidad de contagios diarios puede ser resultado de la aplicación de menos test, como el día 1 de julio, cuando se informó la cifra más baja de testeo desde el 16 de mayo con 10mil test aplicados. Mientras que las semanas siguientes, cuando se debieron aplicar mayor cantidad de testeos, los contagios reportan cifras superiores a los 3 mil.

Lo positivo de las cifras que se conocen, que no son representativos de la realidad, dado que los datos de hoy representan los hechos de los diez días previos, es que la cuarentena sirve como medio para cortar la cadena de contagios, y es necesario mantenerla.

Existe un acuerdo en el mundo científico sobre que sólo después de dos semanas con una baja sostenida en el número de casos reportados diarios; de una tasa de positividad de los test PCR aplicados menor al 10% (hoy estamos en el 21% promedio), alcanzando un numero de reproducción (R) menor a 0,5; y una reducción de la ocupación de camas críticas a menos del 85% y un plan de trazabilidad efectivo desplegado a nivel país, para afrontar los rebrotes del virus; recién después de todo eso, se puede pensar en un plan de desconfinamiento. Ninguno de estos criterios se cumple hoy ni en Santiago y en otras regiones que tienen cuarentena efectiva.

Es por todo los anterior que se hace urgente que tanto en los sindicatos como en las asambleas populares y ollas comunes que se extienden por todo el país se debatan las medidas que las y los trabajadores debemos reclamar para cortar la cadena contagios. Esto es urgente en las comunas populares del gran Santiago, como La Florida, Puente Alto, Maipú, Independencia, Recoleta y Santiago Centro que son las comunas que concentrar aun la mayor cantidad de contagios.

Junto con el reclamo de mantener las cuarentenas, necesitamos arrancar al gobierno mayores recursos para que clase obrera pueda sacar adelante el confinamiento. Es necesario reclamar al gobierno un plan sanitario basado en el testeo masivo. Si todas las poblaciones y campamentos del país son testeados, se puede en pocos días tener un panorama completo de todos los contagios por sector, con entrega de licencias médicas para que no asistan al trabajo contagiados.

Son miles los sindicatos y asambleas populares que se han desplegado en medio de la pandemia, que han desarrollado cientos de acciones de solidaridad en medio de miseria y el hambre, que saben cuáles son los vecinos que están contagiados, los que han perdido su trabajo y es necesario que esta organización tome la iniciativa de una acción política.

Organicemos comités de cesantes para reclamar un salario de emergencia de $600.000 para todos los sin ingresos y trabajo para cuando pase la pandemia; luchemos por ollas comunes financiadas por los municipios y controladas por los vecinos para garantizar a diario el derecho a la alimentación de todas y todos y un plan sanitario en base a testeo masivo, trazabilidad y residencias sanitarias como medidas efectivas.

Defendamos las cuarentenas en momentos en que los capitalistas reclaman la reapertura total, ara cortar la cadena de contagios en las poblaciones. Todo esto depende de la acción organizada de la clase trabajadora.

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