¿Qué pasa en el Penta?

Escriben Eme Ku y Laila Araceli

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La lucha por la reapertura del frigorífico Penta lleva más días que la cuarentena. Desde el 16 de marzo pasado, sus trabajadores se encuentran en asamblea permanente y realizando ollas populares en la puerta de la planta. Las iniciativas de movilizaciones, con cortes al puente Pueyrredón, al municipio de Quilmes y a la misma Casa Rosada, marcaron las primeras etapas de la lucha.

Pero progresivamente, el Sindicato de la Carne y a Federación (FETSICARA) fue dejando de lado la lucha del Penta. En realidad, se encontraba negociando con Bruzzese y el gobierno las condiciones para que Penta retome las actividades. Y por “condiciones”, nos referimos a que la patronal imponga las suyas, para avanzar sobre los derechos laborales, la suspensión de veinte trabajadores y el despedido de los delegados nucleados en la Federación de Vallejos, a quienes acusa de “revoltosos”.

También se niega a pagar las quincenas adeudas - ofrece una quincena que luego será descontada, una vez retomada las actividades. El sindicato de la Carne, por su parte, ofrece una falsa resistencia. Luego del único paro que convocaron, no garantizaron ninguna otra medida de fuerza, ni un plan de lucha que involucre al conjunto de los trabajadores de la carne ante los casos de coronavirus en el frigorífico “La huella” -también propiedad de Bruzesse-, El Federal y otros.

A pesar del boicot del sindicato y la Federación, aproximadamente un centenar de compañeros sostienen la lucha valientemente. Sin embargo, en las últimas semanas, las acciones se vieron reducidas a trabajar el fondo de lucha en el semáforo de la rotonda de Pasco.

Buscando una salida, una delegación de los trabajadores se acercó a la quinta presidencial de Olivos. Luego de protestar, fueron recibidos por un secretario que les prometió acercarle una carta de los trabajadores a Fernández y traer una respuesta. La misma llegó al día siguiente: el propio Bruzesse se presentó en la asamblea en las puertas del frigorífico con una lista escrita a puño y letras de los veinte suspendidos que quiere dejar afuera del reingreso, con la excusa de “son los que les siguen el juego a los delegados escandalosos”. Es la misma propuesta que viene sosteniendo en las reuniones. Ahí mismo abrió la fábrica para aquellos que quieran reingresar firmando un “contrato de paz”, es decir, la renuncia de su derecho a huelga dentro de las instalaciones. El patrón, autoproclamado parte “del proyecto nacional y popular”, les dijo a los trabajadores que, si él quisiera, “podría matarlos a todos”, pero sin embargo les da la oportunidad de trabajar. Tiene la completa impunidad que le puede dar el Estado para esto. La presencia de patotas y los disparos de estos contra los trabajadores no han suscitado ninguna acción judicial ni política contra la patronal. La “camporista” Mayra Mendoza es cómplice de este operativo contra los trabajadores.

La impunidad patronal en el frigorífico Penta no es casual. El gobierno de Fernández-Kicillof han concedido en toda la línea a las patronales, frente a la crisis económica y la pandemia, para reabrir la industria a cualquier precio, incluso de la vida de los trabajadores. El levantamiento o “flexibilización” de la cuarentena que están agitando va en este sentido.

La reapertura del Penta con el reingreso de los trabajadores a sus puestos de trabajo es un logro sobre la patronal que debemos impulsar junto a la reincorporación de la comisión interna y los 20 compañeros que quedan por fuera con el protocolo de sanidad frente a la pandemia y el pago del sueldo adeudado.

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