Cuba: la ´reapertura´ Covid de la economía

Escribe Norberto Malaj

Tiempo de lectura: 4 minutos

El jueves último el ministro de Economía cubano anunció públicamente en el programa de TV de mayor audiencia, “Mesa Redonda”, un conjunto de medidas que, de inmediato, el capital de la isla y Miami saludó calurosamente. En esto coincidieron en forma unánime desde la academia cubana, colonizada hace rato por posturas pro-mercado al exilio gusano. La prensa del continente casi no se anotició. Moscú, en cambio, festejó las “transformaciones a gran escala” (Prensa Latina, 17/7).

Inicialmente se dijo que sólo se eliminaba el impuesto del 10% que regía desde hace 15 años a la entrada de dólares del exterior y se anunció “la apertura de nuevas tiendas para la venta minorista en Moneda Libremente Convertible (MLC) en 72 establecimientos diseminados por todo el país” a partir del lunes 20 (oncubanews, 16/7). Pero al rato, en nombre de paliar la escasez alimentaria, se dijo que “se flexibilizan y descentralizan las formas de producción y comercialización en la agricultura, se autorizan operaciones de comercio exterior a todos los agentes económicos, se comienza la reforma de la empresa estatal con mayor descentralización, se reconocerán jurídicamente las micro, pequeñas y medianas empresas con todas las formas de propiedad y gestión, incluyendo las privadas y cooperativas, etc. Todo esto es de gran importancia” (Julio Carranza, consejero de Cuba en la UNESCO, ídem, 17/7). Carranza agregó que las medidas “tienen costos y hay que estar dispuestos a asumirlos… bienvenidas las medidas” (ídem).

Todo esto figuraba desde hace más de nueve años en los “Lineamientos de la política económica y social”, aprobadas en abril del 2011, en el VI Congreso del Partido Comunista de Cuba. Sin embargo, no se había avanzado. Ahora, reactiva aquel programa estratégico como consecuencia del derrumbe del turismo internacional, la principal actividad económica del país y de toda clase de carencias.

Salvavidas de plomo

Juan Triana, profesor titular del Centro de Estudios de la Economía Cubana de La Habana, declara que “se le ha reconocido un protagonismo como nunca” al sector privado (ídem. La merma de las remesas de divisas a la Isla, exige desarrollar un financiamiento alternativo, o sea la atracción de capital hacia el corazón de la industria y la salud de Cuba, y una apertura menos limitada hacia el turismo. Mercantilizar a la fuerza de trabajo calificada de la Isla, mediante una privatización integral.

Junto al turismo, el sector más dañado ahora ha sido el llamado sector “cuentapropista”, en referencia a cientos de miles de trabajadores contratados que han quedado sin trabajo.

El recurso a la inversión de grandes capitales, como ocurrió con las ‘zonas económicas’ que implementaron China o Vietnam no arrancó. “La añorada atracción masiva de la inversión extranjera y sustitución de importaciones con la apertura de la Zona Especial de Desarrollo del Mariel parecen esperar por las calendas griegas. Inaugurada en 2014, al cierre del 2018 había captado solo 2.130 millones de dólares en inversión extranjera, con apenas 17 proyectos operacionales” (Mario Valdés Navia, La Joven Cuba, 17-7).

Casi 500 mil trabajadores del sector turístico están parados y desapareció la propina en dólares o euros. El salario de estos trabajadores es pagado por las cadenas internacionales que regentean los servicios turísticos a un costo relativamente elevado, porque el El estado retiene el grueso del salario en divisas al ´inversor´, mientras el trabajador recibe una paga apenas superior al salario de un trabajador estatal cubano, que aún es una mayoría laboral.

Una privatización acentuada y hasta una ‘descentralización’ que convierta a los gerentes en proto capitalistas, requiere un andamiaje legal. El “llamado ´redimensionamiento´ del sector estatal (léase reducción de trabajadores, sobre todo en el sector presupuestario) podría… suponer, que miles de trabajadores se queden sin fuente de sustento” (Mauricio de Miranda, oncubanews, 17/7).

La pandemia alumbra una mayor diferenciación social. La eliminación del impuesto a las remesas beneficia sobre todo a quien las recibe, la porción de la población con lazos con el exilio y que ya goza de privilegios. De hecho, operará inmediatamente como un subsidio adicional al sector.

En este planteo es clave abolir el monopolio del comercio exterior. Si se quita de “las manos de empresas como GAESA , dice un investigador oficialista, y se diversifica esa esfera mediante el otorgamiento de licencias y facilidades para importar a miles de empresas civiles y TCP, estas indetenibles guerrillas comerciales harían más difícil el control y las sanciones de la (estadounidense) Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC) a los socios extranjeros, revitalizarían el depauperado mercado interno” (Mario Valdés Navia, citado).

Sistema bancario - ¿unificación cambiaria?

En Cuba se discute, desde hace mucho tiempo, la unificación monetaria y el desarrollo de un mercado bancario. Hasta ahora convivían dos monedas. Con el CUC se pagan salarios y se opera en las tiendas estatales para las transacciones comerciales en las tiendas de los mercados libres, y fundamentalmente en el inmenso mercado negro. El CUP mantiene desde hace años una paridad de 1 a 1 con el dólar, y su relación con el CUC es1 a 25. Por cada dólar que antes entraba al país su poseedor recibía 0.9 CUPs. Esto ahora se elimina y el dólar pasa a ser una moneda de virtual curso legal. Cuba avanza en una dolarización.

Un analista formula el problema así: “La solución del tema monetario y cambiario no solo es de urgencia económica, sino también política. ¿Aceptará la población cubana que con estas medidas vuelve a ser marginada y diferenciada…?” (Tamarys L. Bahamonde, oncubanews, 17/7). “Las condiciones actuales dejan sin efecto, en la práctica, el funcionamiento del CUC. No tiene sentido seguirlo emitiendo. De esta forma, el CUP recuperaría su condición de moneda nacional. Sin embargo, para que ello ocurra sin que se creen desequilibrios externos, parecería que la única opción sería devaluar sustancialmente su valor frente al dólar estadounidense o frente al euro” (ídem). Encima implementar “todo lo que se ha anunciado requiere un sistema bancario moderno, ágil y eficiente. Estamos bien lejos de tenerlo”, dice Juan Triana (ídem cit.). A pesar de las novedades, el impasse del sistema cubano continúa.

En la Isla, los comandos del poder está esperando el resultado de las elecciones norteamericanas, en diciembre próximo. Pocos piensan, sin embargo, que Biden levante los embargos contra China, que vienen creciendo con Trump, de modo que Cuba sigue impedida de recibir inversiones masivas desde Oriente, cuyo propósito sería, como ocurre con México, servirse de la Isla como una armaduría pera ingresar al mercado del norte.

Las autoridades cubanas, sea como fuere, han vuelto a decir que el rumbo hacia el capitalismo, en lo que a ellas hace, no tiene retorno.

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