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En medio del escándalo que sacude a la monarquía borbona, el “rey emérito” Juan Carlos I abandonó España para no perjudicar a su hijo Felipe, luego que se conociera la denuncia de que escondía 100 millones de euros en Ginebra. Según la denuncia procedente de Arabia Saudita, Juan Carlos habría incurrido en los delitos de blanqueo de capitales y fraude fiscal en el ejercicio del poder.
Según algunos especialistas es la crisis más importante que han atravesado los Borbones desde la guerra civil.
Luego de las elecciones del País Vasco, el Partido Popular denunciaba que el gobierno de coalición “se cagaba en la monarquía, y quería darle la independencia a Cataluña y a los vascos”. Pocos meses después, Pedro Sánchez lo desmintió en los hechos: en un discurso ante los ministros declaró que “la Monarquía es parte esencial de la arquitectura constitucional” y “la obligación del Gobierno es la defensa de la estabilidad y la protección de todas las instituciones, mucho más cuando España está en plena crisis sanitaria y al comienzo de una recesión económica”. Para el líder del PSOE se tiene que juzgar a las personas y no a las instituciones.
El periódico El País comenta que no es idéntica la visión de miembros del PSOE y de Unidas Podemos, pero ambos coinciden en que el discurso del presidente y “las horas de conversación” con Iglesias han servido para blindar la coalición de Gobierno, esto luego del enojo de Pablo Iglesias por el carácter inconsulto de la salida de Juan Carlos del país, la cual tampoco ha denunciado.
Esta crisis política tiene en el centro de la tormenta una posible disolución de la monarquía. El gobierno de “izquierda” -golpeado por la caída del PBI, la crisis sanitaria y la mayoría estrecha en el parlamento- ha salido a su rescate.
En este contexto, los nacionalistas de las regiones autónomas españolas avanzan, acentuando las tendencias centrífugas que anidan en el Estado español. En el “Parlament” de Cataluña, la mayoría independentista liderados por la CUP, JXCAT y el Esquerra Republicana impuso la propuesta “Cataluña es una república y no quiere rey”, aprobada por 69 votos a favor y 65 en contra (Reuters, 7/8). El líder catalán Quim Torra dijo: “Ni los españoles ni los catalanes merecen un escándalo tan sonoro y ridículo a escala internacional”. Y agregó: “¿Qué autoridad tendremos para hacer cumplir las normas contra la corrupción si aceptamos a una familia real que se escapa cuando son investigados tras llevarse millones y millones de euros en pésimas comisiones empresariales? (ídem). Según informa el periódico La Vanguardia (7/8), los tres grupos ratifican su intención de constituir la república catalana y que es “el único camino para superar este régimen monárquico”.
También señalaron que la salida de España del rey emérito “constata el fracaso y la crisis definitiva del pacto constitucional de la Transición" y se lamentan de ese acuerdo de “carácter irreformable blinda la continuidad de una monarquía delincuente, un sistema autonómico fallido y una democracia intervenida por el poder judicial” (Ídem).
En las tres capitales del País Vasco bajo la consigna “"Borbones fuera, monarkia kanpora “las organizaciones Convocados por el Movimiento Republicano, marcharon contra la monarquía y por la republica vasca. El líder de EH Bildu, Arnaldo Otegi, vía Twitter, mencionó después de la movilización "Se va Juan Carlos, pero se queda el régimen del 78 que él representa. ¿Atado y bien atado? Ni coló, ni cuela. ¡Ahora repúblicas!”. También hablan de una "operación" para "esconder el carácter corrupto de la monarquía española" con el fin de "perpetuarla".