Una virtualidad desconectada de los más vulnerables

Escribe Ana Belinco

Tiempo de lectura: 2 minutos

Nacho Levy, referente de la Garganta Poderosa, escribió un texto denunciando la inacción y la incapacidad del Ministerio de Educación, a cargo de Nicolás Trotta, para garantizar la conectividad en los barrios populares.

La denuncia de Levy tiene el mérito de delinear con claridad una denuncia que la docencia viene levantando desde el inicio de la cuarentena: el Gobierno Nacional enarbola, desde un discurso “progresista”, la bandera de la educación virtual pero no garantiza los medios materiales (wifi y equipos tecnológicos), tanto al estudiantado como a la docencia, para llevarla adelante. La disconformidad de la docencia con esta situación y el congelamiento de los salarios se explicita en procesos de lucha en, al menos, seis provincias actualmente.

Esta política agudiza la brecha educativa por diferencia de clase, mientras hace recaer sobre el docente la responsabilidad de garantizar la conectividad, que cobra sueldos reventados por el congelamiento salarial frente a una inflación descontrolada, se precarizan sus condiciones laborales y se deja sin trabajo a miles de docentes suplentes cesados en sus cargos. Ni siquiera los materiales y cuadernillos pedagógicos realizados desde los Ministerios de Nación y de CABA, que se anuncian con bombos y platillos, llegan a las escuelas en cantidad suficiente para todo el alumnado.

La pauperización social golpea con mayor violencia a los estudiantes de las villas argentinas, pero atraviesa a todos los niños y jóvenes del país – el 63% de los niños vive por debajo de la línea de pobreza.

Una salida de fondo

Queda en evidencia que el problema excede la cuestión de la “educación virtual”. La ausencia de conectividad en las villas puso de relieve las condiciones estructurales miserables en las que viven y estudian miles de niños y jóvenes, junto con millones de trabajadores argentinos. En este punto es donde la “solución” que propone La Garganta Poderosa, que consiste en impulsar una colecta para poner en marcha un programa de conectividad financiado por la solidaridad de “artistas, PyMEs, futbolistas, laburantes, desocupados y hasta jubilados”, hace recaer el costo sobre el bolsillo ya esquilmado del pueblo trabajador. “Olvida” que tenemos en puerta, de la mano del FMI, una contrarreforma laboral y jubilatoria sin parangón. La dirección de CTERA, totalmente integrada al gobierno, hace la plancha.

La salida a la situación que denuncia Levy debe enmarcarse en un planteo más general, empezando por la lucha por recuperar los sindicatos para los trabajadores.

La socialización de la pobreza o la presentación de proyectos parlamentarios para distribuir las migajas de los ricos que nos proponen “progresistas” -y varios izquierdistas-, lejos están de ser la solución a este escenario. Sólo elevando la pelea en defensa de la vida, de las condiciones materiales de existencia y contra los protocolos de vuelta a clase desvinculados de la realidad que está desarrollando la docencia, junto a familias y estudiantes, a una lucha por la toma del poder político vamos a poder alcanzar una educación pública al servicio de las mayorías laboriosas, de carácter socialista, que sólo será obra de un gobierno de trabajadores.

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