La situación de los esenciales: el caso Correo Argentino

Escribe Corresponsal

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En el transcurso de dos semanas, el levantamiento policial que tomó por asalto la agenda política disparó en las bases de muchos gremios el reclamo por la reapertura de paritarias. La firma CORASA S.A., que hoy administra el Correo Argentino, clausuró unilateralmente las negociaciones que debían comenzar en el primer trimestre del año.

Vencidas en marzo, las paritarias para los obreros y obreras del correo fueron suspendidas "por la pandemia". Mientras el gobierno se aprestaba a iniciar la cuarentena, miles quedaban hundidos en la carestía y la pobreza. Comenzó un periodo donde el e-commerce y la distribución de paquetería se convertirían en primordiales. Una enorme fracción de dicho mercado fue absorbida por el Correo.

Salarios

Con una inflación interanual del orden del 40% (Ámbito, 09/20), ese debería ser el piso para discutir una recomposición del salario a los “esenciales”, pero no termina allí. En primer término, cuando se levanten las licencias a los grupos de riesgo, cientos de trabajadores absorbidos para cubrir el faltante de personal con contratos a plazo fijo y renovables todos los meses, pueden quedar en la calle. En segundo lugar, la situación económica es crítica y una devaluación puede pulverizar cualquier aumento. Por último, la empresa ha arbitrado con sus propios protocolos la suspensión de tareas allí donde haya compañeros contagiados. Sin embargo, el “comité de emergencia” conformado en el Correo vulnera los acuerdos sanitarios. Si bien algunas oficinas permanecen cerradas durante el tiempo correctamente estipulado, existen oficinas donde solo se aísla una fracción del personal, y no a todo el turno. Esto es gravísimo, además de constituir una violación supone un desdeño por la vida obrera y se entiende solo por motivos de rentabilidad empresarial.

Cómo seguimos

Las medidas de paro por turno a partir del mismo lunes, anunciadas días antes, quedaron suspendidas luego de que el Ministerio de Trabajo dictara la conciliación obligatoria. Pero la bronca no se puede contener en un acta. Vamos camino a un conflicto de mayor envergadura que se hace eco de numerosas luchas nacientes por la reapertura de paritarias. Reclamemos el pase a planta permanente de todos los contratados, el cumplimiento irrestricto de los protocolos de seguridad y un aumento del 40% con indexación por inflación. Asambleas y movilizaciones para imponerlo.

El costo de la crisis no lo tenemos que pagar los esenciales, que la paguen los que la generaron.

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