Gran jornada de lucha contra la violencia laboral en el Hospital Tornú

Escribe Residentes y concurrentes en Tribuna de Salud Tendencia

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El jueves 24 de septiembre se realizó una importante jornada de visibilización contra la violencia laboral en el Hospital Tornú. Convocada por la asamblea de residentes y concurrentes, la movida contó con la participación de diversos servicios y sectores de trabajadores del Hospital. Se hicieron presentes la filial local de la Asociación de Médicos Municipales (AMM) y de la Federación de Profesionales. Tras un acto encabezado por la residencia de Terapia Intensiva, se realizó una movilización alrededor del pabellón central y un corte de la Av. Combatientes de Malvinas.

La violencia física y psicológica ejercida contra una médica residente de la UTI por parte de un médico de guardia es un retrato régimen laboral vigente en el sistema de salud. A través de amenazas y extorsiones, el jefe del servicio se encargó de extender esa violencia sobre toda la residencia de la UTI. Desde que estos hechos ocurrieron, hace ya dos meses, la residencia quedó en un virtual limbo por la negativa del director de Hospital a sancionar a los agresores y a tomar medidas para viabilizar la reinserción de la residencia en el servicio.

Más grave aún, el director del Hospital se niega a firmar los papeles para que la médica agredida pueda asumir el cargo de jefa de residentes, para el cual fue votada por la totalidad de sus compañeros. Si esto no ocurre antes del miércoles 30, a partir del jueves la compañera quedaría desempleada. El bloqueo a la asunción de la jefatura comporta un despido; un intento de disciplinamiento que es una violación flagrante de la ordenanza que rige las residencias de CABA. El director cuenta con la impunidad que brinda la inacción del Ministerio de Salud y una suerte de “aval gremial”, ya que el jefe de la UTI integra el Comité Ejecutivo de la AMM.

Todo esto ocurre en el país donde el principal factor de crisis sanitaria es precisamente la falta de médicos intensivistas. Pero, ¿quién querría formarse en esta amansadora? La violencia física o psicológica es la versión más extrema del régimen de los bajos salarios, las jornadas extenuantes, las guardias no pagas, la falta de supervisión, el multiempleo y los contratos precarios. Todo el personal de salud se puede ver en el espejo las enfermeras, reprimidas por reclamar que el Estado garantice el derecho a no contagiarse y morir en sus puestos de trabajo.

En lugar de un organizar un plan de emergencia de capacitación para formar médicos intensivistas y profesionales en todas las áreas que demanda la pandemia, lo que tenemos es violencia sobre las residentes de UTI, represión a enfermería y exiguos bonos que apenas logran disimular la virtual anulación de las paritarias que rigió a los trabajadores de la salud pública durante el año de mayor exigencia laboral que se recuerde. El Ministerio de Salud porteño y las direcciones hospitalarias decidieron incluso dar de baja más de 30 puestos de concurrencias, ante la imposibilidad de garantizarles una simple ART.

Estamos ante una política de liquidación del recurso humano en salud que ya es una amenaza a la supervivencia de toda la población. Con sus asambleas y jornadas de lucha, los trabajadores del Hospital Tornú demostraron su fuerza y abrieron un camino para defender a la compañera agredida, a la residencia de UTI y todos los reclamos que están planteados. Forma parte de la misma tendencia a la lucha “auto-convocada”, que se manifestó el 21S y que tendrá un nuevo capítulo el 1 de octubre, con un paro y movilización contra la represión a enfermería y por el pase a carrera profesional.

A rodear de solidaridad a estas luchas e involucrar a toda la población en ellas para llevarlas a la victoria. ¡Adelante compañeros y compañeras!

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