Tucumán: huelga, piquetes, caravanas, movilizaciones

Escriben Matías Torrentés y Luciano Grupalli

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El martes 6 se produjo la caravana convocada por la Coordinadora de Lucha cuyos protagonistas centrales fueron los Docentes Autoconvocados, pero también se sumaron delegaciones de Adiunt, de los psicólogos autoconvocados y de los trabajadores de la salud autoconvocados. Fue una acción que llamó la atención popular y de los medios. Hubo varias paradas y actos.

Ese mismo día irrumpieron, a la tarde, los choferes que se declararon en huelga por tiempo indefinido por los atrasos salariales de agosto y septiembre. Bastó que desde abajo se lanzara la consigna de “quite de colaboración de servicios hasta que paguen el cien por ciento” para romper esta precaria tregua y, en la consciencia de que la vuelta a la lucha se volvía inminente, la dirección de la UTA terminó convocando a un paro que no quiso ni preparó - ni piensa sostener.

Con gran empuje desde abajo, se establecieron siete piquetes de colectivos en el centro de la capital con 100 unidades y que contó con la participación de unos 500 trabajadores. El miércoles 7, mientras se mantenían las medidas de UTA y los choferes, se produjo la movilización del Polo. La crisis está empujando a los trabajadores, a pesar de la agudización de la pandemia, a ganar las calles y salir a la lucha.

Al día siguiente, ante amenazas de acciones judiciales contra la UTA y los choferes, los piquetes se levantaron, pero se mantuvo el paro. En estas negociaciones los empresarios se comprometieron a terminar de pagar el mes de agosto. Solo algunas empresas cumplieron, por lo cual, los piquetes se volvieron a instalar frente a las terminales de las líneas morosas. La situación de los choferes es insostenible. Nunca dejaron de trabajar por ser esenciales, están sufriendo contagios de covid por doquier, denuncian que las patronales están reteniendo los aportes a las obras sociales, las cuales, a su vez, tampoco costean los testeos ni los tratamientos y que los empresarios se están quedando hasta con las pensiones familiares. En el último tiempo se ha puesto de pie un combativo y numeroso movimiento autoconvocado de choferes. En un factor clave en todo este proceso, pues su intervención ha obligado para reacomodarse, como ocurrió ahora, a tener que convocar a parar. En lo que va del año ya se han producido 46 días de paro.

El proceso descripto se enlaza con el surgimiento de los autoconvocados docentes, del citrus y de tantas otras expresiones independientes de la burocracia. Forma parte de las tendencias que recorren a la UTA nacional y del quebranto de régimen de conjunto. Es el resultado, asimismo, de las consecuencias sociales y políticas del desarrollo de la pandemia y la política criminal del gobierno.

La masa de dinero público que han manejado las patronales durante estas dos décadas no han impedido los crecientes tarifazos ni el vaciamiento del servicio. Han sido un cheque en blanco e innumerables negociados y son, a su vez, el motor de las presentes contradicciones.

Habida cuenta de los desquicios empresariales, un sector del gobierno ha levantado la idea de pasar a un sistema de alquiler estatal permanente de los colectivos, transfiriendo la totalidad de los salarios, funcionamiento y mantenimiento a cargo del estado (una Sapem, como se implementa en Salta). Otro sector, el empresarial, que es acompañado por la burocracia de la UTA, está presionando por obtener una partida mayor de los subsidios, argumentando “discriminación” hacia el interior ya que se niegan rotundamente a perder el manejo del dineral público.

Toda esta salida apoyada en mayores subsidios estatales choca con el cuadro de quiebra de las finanzas públicas nacionales y provinciales. La situación amenaza con arrastrarse mes a mes.

La única salida consistente, debe apuntar a la provincialización del sistema bajo control de choferes y usuarios, sin indemnización a los capitalistas parasitarios. Esta salida interesa al conjunto de los trabajadores que son reales usuarios del servicio, plantea una lucha general y se integra a la lucha del conjunto de los trabajadores de la provincia, que están sufriendo la caída de los salarios, la violación de los convenios, despidos, suspensiones, una precarización creciente, y una enorme franja a sobrevivir con planes sociales de hambre.

Los compañeros autoconvocados y los choferes en general tienen el enorme desafío de poner en pie una nueva dirección en el gremio, preparando asambleas por líneas que voten las acciones a seguir, elijan voceros y que coordinen acciones en común entre ellas y con los otros trabajadores que están luchando en la provincia. Es el camino para preparar una asamblea general de toda la UTA.

Por el pago en forma de los salarios, paritarias libres, cobertura médica por el coronavirus, el fin de la precarización laboral y todas las demandas.

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