Escribe Andrés Lemoine
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En Berazategui hemos realizado una encuesta-relevamiento entre los docentes del municipio que nos da un panorama de las preocupaciones que nos atraviesan hoy en día.
El foco principal ha sido puesto en la dificultad de la continuidad pedagógica y las carencias materiales para poder realizarla, tanto de parte de los docentes como de los estudiantes; otros conflictos plasmado fueron la falta de cargos, la preocupación por las paritarias, los problemas de infraestructura y el IOMA, siendo este último uno de los que genera cada vez más malestar. También está la entrega de bolsones de alimentos (SAE) a cuya falta de nutrientes se le suma una creciente cantidad de familias que los necesitan, pero no logran acceder por la falta de cupos. La sobrecarga laboral, los recurrentes intentos de imponer la vuelta a clases aun con números récord de contagios y la desigualdad social han quedado al desnudo.
La pandemia vino a exacerbar todos los problemas del capitalismo: profundizó la crisis económica y demostró, una vez más, que la única prioridad para este sistema es la acumulación de capital. A nivel mundial, la inversión en salud no le llega ni a los talones del rescate ¡billonario! que los Estados dieron a empresas y bancos. En Argentina esa relación se expresa por un lado con las tasas de interés de las Leliqs, las ATP, la financiación de la salud privada con los fondos del IOMA, el arreglo con los bonistas -y, próximamente, el FMI-; y, del otro lado, con las enfermeras marchando en las calles, la profundización de la precarización docente con el ATR y las paritarias a la baja en, prácticamente, todos los sectores.
La multiplicación de problemas y la adaptación de las conducciones de los gremios con las políticas del gobierno llevan a la docencia a abrir múltiples frentes de batalla por sus propios medios, luchando hoy por un reclamo, mañana por otro, cediendo en uno para ganar en otro, etc. La realidad es que la situación de precariedad laboral en la docencia se va profundizando año a año. La base docente se expresa, denuncia y debate. Necesitamos poner en pie las asambleas por escuela donde se discutan los problemas y se vote mandato para un plenario de delegados provincial que defina un plan de lucha, rompiendo el constante intento de contención de la burocracia sindical para enfrentar el ajuste del gobierno de turno.