Escribe Samuel Huerga
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Los trabajadores que hoy mantienen un paro total de la planta del Frigorífico Bermejo en Pichanal, departamento de Orán, denuncian las más atroces prácticas de la empresa del banquero Jorge Brito durante la pandemia.
En los últimos 27 años, Frigorífico Bermejo no ha dejado de crecer sobre la base de la precariedad cada vez mayor de centenares de obreros de la zona. El empobrecimiento del chaco salteño es una consecuencia del monopolio de la explotación de la tierra por parte de los pools de caña y soja. En estas condiciones, Bermejo se ha valido de las peores condiciones de explotación sobre los 300 trabajadores que, entre otras cosas, deben realizar jornadas de hasta 12 horas de trabajo, ya que, el salario que perciben no les alcanza si no extienden el jornal laboral.
Pichanal fue uno de los municipios sacudidos por centenares de contagios de covid 19 y los obreros del Bermejo no fueron la excepción. Decenas de trabajadores dieron avisos a sus encargados cuando presentaron los primeros síntomas de la enfermedad. Muchos de los cuales cumplen funcione en la manipulación de los alimentos, en refrigeradores donde se trabaja a 4 y 6 grados de temperatura.
Ante la demanda de una licencia médica por síntomas con COVID, la empresa exigía que los obreros presenten un certificado médico que les era imposible de conseguir. El norte de Salta fue noticia nacional por el colapso de sus hospitales, los familiares de enfermos luchaban por conseguir oxígeno a brazo partido. En ese contexto, los obreros del frigorífico con síntomas peregrinaban por ser atendidos en el Hospital Vicente Arroyabe, sin éxito. Agobiados luego de mendigar un turno en el centro de salud, los trabajadores enfermos volvían al frigorífico sin el certificado, por lo que eran obligados a trabajar.
Un año atrás, los gerentes de la patronal despidieron a una trabajadora diagnosticada de cáncer para no reconocer los costos del tratamiento. Fueron sus compañeros de trabajo quienes impusieron el paro general para exigir la reincorporación de su compañera, y lo consiguieron. Con el mismo método, un sector de trabajadores empezó a reclamar que sea la patronal la que reconozca la realización de testeos masivos y que se garantice la presencia de profesionales de salud en la planta, para tener un seguimiento de las condiciones sanitarias con las licencias obligatorias a todo el personal de riesgo.
“Cómo vamos a permitir que en una empresa que abastece de alimentos a la población se propague el covid19”, dijeron los propios trabajadores, dando claras muestras del nivel de comprensión del problema, ante la negativa sistemática de la patronal.
En medio de la pandemia, los obreros autoconvocados se llevaron puesto al único delegado del gremio de la carne, a quien consideran “más traidor que Icardi”, e impusieron medidas de fuerza que obligaron a la patronal, en tan solo 24 horas, a realizar los testeos masivos. Los resultados fueron de terror: 8 de cada 10 obreros hisopado eran positivos. Se impusieron licencias y el aislamiento obligatorio para los obreros enfermos. Sin embargo, la patronal forzó a todo un sector de trabajadores asintomáticos a seguir trabajando.
La mayor provocación patronal se produjo cuando ésta quiso imponer despidos ilegales sobre cuatro obreros, los más activistas, que luego de haber cumplido con el aislamiento obligatorio, no pudieron volver a ingresar a la planta.
Luego de denunciar públicamente las maniobras, los obreros se instalaron en un acampe en las puertas del Frigorífico, exigiendo su reincorporación. Al tercer día, el acampe se transformó en un paro total de actividades. Los obreros exigen la reincorporación de los cuatro compañeros, la renuncia del delegado gremial, el reconocimiento de un delegado cada cien trabajadores, un aumento salarial del 20%, un médico en la planta y el cese de todas las persecuciones y malos trataos por parte de la patronal.
La acción decidida de los obreros del frigorífico ha demostrado que se pueden quebrar las negativas de la patronal. Para que la lucha sea victoriosa, es necesario, además, ganar la intervención de todo el pueblo de Pichanal y del departamento de Orán, que viene dando batallas contra el covid-19 y la desidia del gobierno de Sáenz y las patronales criminales como Tabacal. Pongamos en pie asambleas en lugares de trabajo y los barrios de solidaridad y apoyo a la lucha de los obreros del frigorífico y que elaboren sus propios reclamos. Impulsemos la coordinación de las luchas que están en curso para imponer una victoria obrera frente a la bancarrota de todo el régimen político que sostiene a las patronales, poniendo en juega la vida de los trabajadores.