La crisis del transporte en Rosario

Escribe Juan Cruz Mondino

El Frente Progresista y las empresas preparan un tarifazo.

Tiempo de lectura: 3 minutos

La crisis del transporte en la ciudad de Rosario ha tocado el máximo punto de tensión durante las últimas dos semanas, luego de que los bloques que forman parte del Concejo municipal votaran la “emergencia” en la materia.

Luego de 87 días con el servicio de colectivos paralizado debido a los paros por el pago de salarios adeudados, todos los espacios politicos -tanto socialistas como radicales, macristas, peronistas y hasta la centro-izquierda de Ciudad Futura- se aprestaron a votar el llamado del intendente Pablo Javkin (Frente Progresista) para realizar una reestructuración del servicio que renueva los super-poderes que la anterior intendenta Fein (del PS) usó con discrecionalidad para aumentar sistemáticamente la tarifa de colectivos durante su gestión.

Una emergencia a medida de las empresas

El paro que se levantó el pasado domingo 22 fue en reclamo por el 50% del salario adeudado de octubre y el incumplimiento del pago de las dos cuotas de 4.000 pesos destinadas a los trabajadores esenciales, decretado por el ejecutivo nacional. Los choferes del transporte interurbano sólo recibieron 10 mil pesos de los salarios adeudados, por lo cual continua la medida de fuerza continúa en buena parte de la provincia.

El giro de fondos del estado nacional al municipio desactivó temporalmente la huelga, pero el incumplimiento del cronograma de pagos ha sido la regla y no la excepción, más cuando estamos frente a un municipio quebrado que depende del toma y daca de fondos con la provincia y la nación.

Las empresas el Cacique y Rosario Bus formarán, junto a UTA Rosario, los representantes de la comisión de transporte, la provincia y la Nación, la comisión que definirá los pasos a seguir en tanto a la ejecución de la “emergencia”. El régimen mixto público-privado que controla el transporte en Rosario esta en franca decadencia. La política de subsidios multimillonarios a las privadas ha resultado un fracaso rotundo. Las empresas reclaman que por la baja cantidad de pasajeros ocasionada por la pandemia, la prestación del servicio es “inviable” sin una mayor inyección de dinero y un aumento del boleto. Pretenden, en pocas palabras, trasladar el peso de las “pérdidas” a los usuarios, sin verificar adónde fueron los subsidios ya que no se reflejan ni en los salarios de los choferes ni en la mejora del servicio. Precisamente, los concejales del Frente de Todos -los cuales, por cierto, aprobaron la “emergencia”- salieron demagógicamente a rechazar el posible aumento invocando un aumento de los subsidios por parte de Nación que morigeraría la necesidad de aumentar el boleto, lo cual significa perpetuar este régimen de desfalco.

Tarifazo en puerta

Los estudios de costos desarrollados por las empresas han arrojado que el boleto deberia estar alrededor de los 100 pesos, mientras que los estudios del Ente de Movilidad lo ubican 73,81 pesos para cubrir “los costos operativos”. Hoy en día, Rosario ostenta una de las tarifas de transporte más caras del país, con un precio de $32,50.

La semana pasada, y por segunda vez, la UTA Rosario convoco una movilización de miles de choferes por las calles de la ciudad. Se comprueba la enorme disposición a la lucha de los colectiveros frente a la política de desidia de las empresas y el municipio. La realización de asambleas de base y plenarios de delegados tiene que ser un contrapeso al ruinoso acuerdo paritario al que han arribado las empresas, el gobierno nacional y la UTA para los chóferes.

Los libros contables de las empresas deben ser abiertos para corroborar cual fue la verdadera ruta de los subsidios. Estas empresas privadas son las responsables de tener en vilo constantemente a miles de trabajadores rosarinos que viajan en transporte público. El servicio debe ser estatizado bajo control de trabajadores y usuarios. Con esta perspectiva de fondo, la tendencia a la coordinación de las luchas se debe profundizar. Unificar los reclamos de los docentes, estatales, profesionales de la salud, choferes y trabajadores precarios es una tarea fundamental para el movimiento obrero de la región.

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